Puede que alguna vez te haya pasado o simplemente lo hayas pensado. ¿Qué ocurre si por error acabamos poniendo diésel por gasolina en el tanque de nuestro vehículo ? Aunque depende de algunos factores, la respuesta corta es que nada bueno puede salir de ahí.
Ahora quizás es más complicado que ocurra, pero hace unos años la anchura del diámetro del depósito de combustible era similar en todos los modelos. Además y para empeorar la situación de los más despistados, la boquilla de las mangueras diésel y gasolina eran parecidas.
La clave en esta situación reside en la combustión. Los vehículos de gasolina tienen motores que funcionan con una combinación de combustible líquido y aire que se mezcla dentro del cohe y se dirige a un bloque de cilindros. Es aquí donde la mezcla de combustible y aire es comprimida por los pistones.
En este punto, una chispa se utiliza para encender la sustancia en una pequeña combustión contenida. El gas que se produce como resultado empuja hacia atrás contra los pistones forzándolos hacia abajo y generando la energía necesaria para mantener el coche en marcha a medida que vamos conduciendo.
Ocurre que estos motores no pueden quemar diésel por una razón muy importante. A diferencia de la gasolina, el diésel no se mezcla fácilmente con el aire a menos que se cumplan ciertas condiciones. Mientras que la gasolina puede evaporarse a temperatura ambiente, el diésel debe ser expuesto al calor intenso para poder mantenerse activo. Pensemos que los motores diésel funcionan rociando el combustible en un cilindro que ya está lleno de aire comprimido a alta temperatura, lo que hace que el diésel mismo se queme espontáneamente.
Por tanto, los motores de gasolina no pueden proporcionar al diésel la temperatura que necesita para quemar, situación que produce que este sea incapaz de evaporarse lo suficientemente y finalmente se vea incapaz de encenderse cuando se suelta la chispa. Dicho de otra forma, si tu coche es de gasolina el diésel es inútil.
En el caso de haber introducido diésel el vehículo se parará cuando termine la última gota de gasolina, aunque lo peor no es eso. Debido a la incapacidad del vehículo de gasolina para procesar el combustible, el diésel tiene que ser removido manualmente en un proceso que no suele ser barato.
Además de que te remolquen el coche tendrás que contratar a un mecánico. Dependiendo de la cantidad de líquido diésel vertido en el tanque es posible que el profesional tenga que drenar todo el sistema de combustible, tubos e inyectores por los que haya podido circular. Es decir, que tocará pagar más por el error.
En el caso de que tu vehículo sea antiguo y tenga algún tipo de carburador, el problema puede ser aún más grave, ya que este podría estar dañado.
Como decíamos al principio, hoy es un error o fallo humano menos frecuente debido a que las gasolineras y estaciones de servicio han modificado las boquillas de las bombas diésel para que sean más anchas a la hora de encajarlas en tanques de gasolina.
Fuente: http://es.gizmodo.com
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