viernes, 22 de mayo de 2015

ASÍ SERÁ UN DÍA CUALQUIERA EN EL FUTURO


El futuro ya ha llegado y mañana ya es hoy, según los expertos en tecnología. En 10 o 15 años, los grandes cambios que revolucionarán nuestra vida lo harán de una manera mucho más cercana y cotidiana gracias a internet de las cosas, un concepto ya familiar que nos sigue remitiendo a la domótica pero detrás del cual se esconden maravillas que solo hemos visto en el cine de ciencia ficción. ¿Cómo será un día en tu vida dentro de 10 años?




Tus gafas y lentillas estarán conectadas a internet, llevarás ropa que cambiará y se hará más ligera o aislante según la estación del año y serás una versión mejorada de ti mismo. En los restaurantes cenarás carne cultivada y un microchip nos avisará si nos pasamos con las copas. Y Puede que frente a ti se sienten invitados que están a miles de kilómetros gracias a la telepresencia. Estos aún impensables detalles se convertirán en cotidianos a la vuelta de 10 o 15 años por que el futuro que ya se está planificando y se comienza a explotar está a la vuelta de la esquina.



Hay que recordar. Hace otros 20 años veinte años, el hogar domótico y las calefacciones que se encendían por teléfono o las persianas que se bajaban sin estar en casa llegaron para quedarse. La tecnología sigue echando el resto por hacernos la vida más cómoda, práctica y sencilla o acercarnos a realidades distantes mientras intentamos enjugar sus defectos para conseguir una realidadtecnológica rica y, sin embargo, no descuidar y engrandecer el factor humano. En ese frente, internet de las cosas se vislumbra como la oportunidad de ganar desde ya el futuro.
Y es que el tiempo ya es vértigo. En los últimos 100.000 años la naturaleza humana apenas ha cambiado, pero a partir de ahora, cuando los nanobots entren en el interior del cuerpo, la humanidad dará un salto impensable. Dicen que biología y tecnología acabarán absolutamente mezcladas en la naturaleza. Tanto que empezará por la propia genética. Y, aunque éticamente haya fronteras que conviene no derribar, puede que en 2100 sea posible que una persona diseñe a su bebé en función de un catálogo de genes que hayan sido aprobados por el gobierno.
Eso está lejos, pero más cerca y pensando en cada uno de nosotros, ¿cómo será un viernes de abril cualquiera en tu vida dentro de un decenio? Atrás quedan los frigoríficos inteligentes que te avisan para hacer la compra.

1.- Una vida controlada desde la muñeca: Los smartwatch ya están aquí. Desde hace dos o tres años, de hecho, son uno delos artículos tecnológicos más deseados. Pero pongámonos en tu piel y proyectemos hacia el futuro ese decenio.... Suena el despertador de tu reloj y tu muñeca vibra al compás que marca el dichoso artilugio. Lo primero que haces, tras lavarte la cara, es mirar la agenda del día, tus citas y reuniones y las tareas por concluir y entregar. Además debes hacer la compra y llamar al seguro de la casa. Te sientas en las taza del váter y andas el primer e-mail. Y es largo. Lo espera tu jefe. Un programa de dictado y reconocimiento de voz te ayuda a 'redactarlo'

La ducha vuelve a salir a 21 grados. Tu temperatura ideal. Tras lavarte los dientes consultas como está tu nivel de glucosa en sangre. Una app de tu reloj te da los detalles básicos sobre tu estado físico, te dice lo que deberías desayunar y si te toca hacer deporte. Piensas que lo de correr lo dejarás para mañana, pero pasas de tostada y solo comes fruta y un café.

Desde el reloj llamas al ascensor, enciendes la climatización de tu coche y abres la puerta delantera derecha. No quieres perder tiempo. 


2.- Cuando llegas al vehículo, te quitas la chaqueta. Y empieza tu jornada. ¿En el coche? Sí. Normalmente teletrabajas, pero un viernes como este, tienes reuniones que exigen tu presencia física en las mismas. Y es que hay clientes para los cuales un apretón de manos sigue teniendo una gran carga simbólica. Como el coche tiene autoconducción -milagros del GPS y el balizamiento- sacas tu ordenador y comienzas con el chorreo matutino de e-mail.

¿Durante el trayecto? Aprovechas para repasar la reunión de las 11:00, leer las últimas noticias sobre la paz entre israelíes y palestinos y su estado conjunto y, por ultimo, programas el ordenador de a bordo para que el vehículo recoja las compras que tu mujer hizo a través del sistema 'click and collet'. ¡Y todo gracias al frigorífico! Después se dirigirá al trabajo y allí te esperará en tu plaza de garaje de siempre a la temperatura ideal. 


3.- Una agradable voz te da los buenos días. Es 'Silvia', la robot recepcionista de la empresa. Igual que se encarga de transferir llamadas, paquetería y archivar documentos de manera inteligente en el servidor, es capaz de controlar la temperatura de las dependencias, llevar todo lo relacionado con la cafetería y preparar la decena de dossiers que debe repartir cada mañana.

No tienes nada en contra de la tecnología y la novedades que tenía guardado el futuro para tu vida, pero aún recuerdas a la verdadera Silvia. Se había convertido en una amiga.


4.- La primera tarea urgente que salta en un tu smartwatch no estaba prevista. Uno de los comerciales de la empresa, un ingeniero que acaba de empezar, necesita tu ayuda con un cliente. Tiene que realizar algunas sustituciones de piezas en un equipo instalado el año pasado. Está capacitado para hacerlo, pero le pediste que dependiendo de las tareas que surgieran llamara para recibir asesoramiento del responsable técnico.

Llamas a este último y el comercial, con el asesoramiento del anterior y en tu presencia, realiza el trabajo para el cliente. Todo a través de unas gafas inteligentes de última generación.

No es un milagro. Pero lo parece. El sistema permite que vosotros dos, que ni siquiera estáis juntos y cada uno en su ordenador, recibáis las imágenes de su operación en tiempo real. Así se reduce el riesgo de error. Y además esas gafas ofrecen parámetros y lecturas técnicas a los tres. Cada paso ha sido monitorizado. El cliente está contento, la pieza reparada y el contrato a salvo. ¡Bien hecho!


5.- A la hora de comer parece que seguirás trabajando. Tienes una reunión con el 'country leader' de tu empresa. Tu jefe directo. Son periódicas y deben ser rápidas y productivas. Él padece del corazón pero es un carnívoro fervoroso. Desde que en 2013 se hizo la primera hamburguesa artificial, los productos de los que nos nutriremos se hacen en el laboratorio. Pero aunque investigan en poder degustar piezas sacadas de animales extintos, él tiene que conformarse con una carne controlada para enfermos coronarios.

Y ojo, que utiliza cubiertos inteligentes que detectan la cantidad y los componentes de la comida que estemos ingiriendo, él no se fía. Aunque bajará el listón en estas fechas, en caso de sobrepasar las calorías recomendadas según su estado físico, estos ingenios le avisan. Tú pediste ensalada. La última generación de transgénicos que hace posible cualquier producto en cualquier latitud y momento del año de manera sana y 'natural'.


6.- Tu jefe es un buen profesional pero lleva un último año abusando de los licores digestivos. Supones que todo es debido a las tensiones a las que le somete su cargo y responsabilidades. O las obligaciones familiares, que de eso tú también sabes un rato. Cuando se acerca la vuelta a la oficina, os levantáis de la mesa y ya ha pagado con su smartphone, todo muy cómodo. Pero de repente comienza a sonar en el aparato la novena sinfonía de Beethoven, bajito y discretamente. Pero sí. NO hay confusión posible en eso. Es Beethoven.

Rápidamente te das cuenta que el sonido es culpa de su chaleco. te explica que la prenda lleva un microchips chivato instalado. Es un artilugio que manda lecturas a su teléfono y a su seguro médico -sospechas que al reloj inteligente de su mujer también-. Mide sus constantes vitales y, entre otros niveles, la cantidad de alcohol en sangre. Y sí, parece que se ha pasado... Otra vez. Con el aviso, él bromea y dice que menos mal que no pidió cava. 


7.- De vuelta a la calle la realidad os vuelve a devorar. Tus obligaciones te llaman. Un mensaje del súper te advierte de que ya tienes tu compra cargada en el coche. El frigorífico mandó la información a tu mujer, y ella al súpercomo te dijo, tras revisarlo todo. Compra resuelta. Mientras paseáis, inmersos como vais ambos en una conversación banal sobre la última serie de televisión a la carta, no os dais cuenta. Ya no lo valoráis. ¡Vuestra ciudad ha cambiado tanto en los últimos 20 años!
Vivís en una ciudad inteligente y energéticamente eficiente. Se nota en cada detalle. Incluso la luz de los anuncios en pantallas flexibles y orgánicas se encienden a vuestro paso. No hay ruidos ni estruendos de ruidosos motores de explosión. La realidad solo se parece a lo conociste un día: Semáforos y coches inteligentes, residuos telecontrolados, sensores... Las urbe dispone de tecnologías para gestionar automáticamente problemas, incluso antes de que se produzcan y en tiempo real. Todos los servicios públicos monitorizados en tiempo real. ¿Atascos? El pasado era muy duro.


8.- A última hora y tras salir de la oficina vas a pasar un momento a visitar a tu madre a la residencia asistida en la que vive. Tiene Alzheimer, pero parece que el avance ya se ha frenado. No está perfectamente y tiene lagunas, claro, pero hace prácticamente vida normal. ¡Y físicamente está fuerte! Cuando llegas a su entorno habitual la encuentras c hablando con su enfermera de 24 horas, un androide llamado Sara.
Su 'amiga' y cuidadora pertenece a la línea más avanzada de robot que desarrolla la compañía Kokoro Co. Ltd. Sus 'aparatos', muy reales y que hace años no podían andar, ahora se mueven de una manera muy natural y, por supuesto, controlan el bienestar de tu madre mediante el tacto y multitud de sensores, además de las órdenes y pautas médicas. A veces crees que podrías enamorarte de ella y piensas en Isaac Asimov, aquel viejo escritor y soñador.


Fuente: www.que.es

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