Esto implica rociar aerosoles desde aviones (lo que en los círculos conspirativos se han denominado “chemtrails”) en un intento por reflejar la luz del sol con el fin de prevenir el aumento de las temperaturas superficiales del mar.
“Nuestro trabajo pone de relieve el tipo de escenarios climáticos que ahora debemos tener en cuenta si queremos proteger los arrecifes de coral”, afirma el autor principal el estudio, el Dr. Lester Kwiatkowski de la Carnegie Institution for Science.
Dr. Lester Kwiatkowski
Los científicos afirman que el uso de estos “chemtrails” puede evitar que la temperatura del mar se eleve entre uno y dos grados de temperatura. Si las temperaturas suben, los arrecifes de coral se vuelven blancos. El aumento de la temperatura altera la relación simbiótica entre el coral y las algas, provocando que el coral pierda su color y la capacidad de comer las algas, un proceso que a la larga puede matar los corales.
Según los científicos, la geoingeniería del clima podría ser la única forma de limitar los daños. El estudio examinó las diferencias entre un esquema de geoingeniería SRM hipotético y el plan de reducción de CO2 discutido por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). El equipo concluyó que los arrecifes de coral tienen una mejor oportunidad de supervivencia con la geoingeniería.
Curiosamente, este estudio se publica justo cuando los medios oficiales atacan las denuncias sobre la “conspiración de los chemtrails”, calificándolas de paranoia sin sentido.
Pues bien, un grupo de científicos habla públicamente de rociar la atmósfera con aerosoles químicos para conseguir exactamente lo mismo que denuncian estas “campañas conspirativas sobre los chemtrails”…curioso, ¿no?
Y es que discutir que se están aplicando y se han aplicado en el pasado técnicas de geoingeniería, es ser un completo ignorante.
El gobierno de Estados Unidos ya tiene un reconocido historial de modificación del clima.
En un documento de 1996 titulado “El tiempo atmosférico como un multiplicador de fuerza: poseer el Clima en 2025″, la Fuerza Aérea de Estados Unidos examinó una serie de propuestas para el uso del tiempo atmosférico como arma.
De hecho, algunas de estas técnicas ya se implementaron durante la guerra de Vietnam, cuando el gobierno estadounidense aplicó programas de modificación del clima encubiertos bajo la conocida como “Operación Popeye”.
Wikipedia: La Operación Popeye fue un programa de modificación del clima altamente clasificado en el sudeste asiático durante 1967-1972.
La operación de siembra de nubes durante la guerra de Vietnam se extendió desde el 20 de marzo 1967 hasta el 5 de julio 1972, en un intento por alargar la temporada de monzones, específicamente sobre las áreas de la Ciudad de Ho Chi Minh.
La operación se utilizó para inducir la lluvia y extender la temporada de monzón asiático oriental en apoyo de los esfuerzos del gobierno de Estados Unidos relacionados con la guerra en el sudeste asiático.
Además, en 2012 se reveló que en la década de 1950, el ejército estadounidense también roció productos químicos tóxicos sobre su propia población, concretamente en los cielos de San Louis, sin informar de ello a la población.
Por lo tanto, ya hay precedentes…y estamos hablando solo de los precedentes conocidos oficialmente.
A principios de este año, un comité internacional de científicos dio a conocer un informe que indica que el uso de las técnicas de geoingeniería para combatir los efectos del cambio climático no es una alternativa viable para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
El informe de la comisión pidió más investigación y una mayor comprensión de las diversas técnicas de geoingeniería, incluyendo los esquemas de eliminación de dióxido de carbono y la implementación de las técnicas de Manipulación de Radiación Solar (SRM), es decir, las que piden con “urgencia” los científicos que presuntamente quieren salvar los arrecifes del coral.
Los científicos descubrieron que las técnicas SRM son propensas a presentar “riesgos conocidos y otros posibles problemas desconocidos de carácter ambiental, social y político, entre ellos la posibilidad de ser desplegadas de forma unilateral”, lo que podría provocar graves conflictos diplomáticos entre naciones.
A principios de este año, al hablar en una reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia en San José, California, el profesor Alan Robock realizó una advertencia sobre la geoingeniería.
Robock discutió la posibilidad de que la CIA ya esté utilizando la manipulación climática como arma de guerra. Robock ha realizado investigaciones para el panel intergubernamental sobre cambio climático (IPCC) en el pasado.
Alan Robock
El profesor declaró que había recibido la llamada de dos hombres que afirmaban ser de la CIA, y que le preguntaron “si era o no posible que gobiernos hostiles utilizaran la geoingeniería o técnicas de manipulación masiva de las condiciones meteorológicas, en contra de los Estados Unidos”, lo que Robock interpretó como una consulta inversa.
Según afirmó Robock, lo que realmente querían saber con esa consulta era si, según su criterio como experto, los EEUU podrían utilizar dichas técnicas para atacar a países enemigos sin ser detectados.
Robock señaló que, “La CIA fue una importante fuente de financiamiento para el informe de las Academias Nacionales, lo que me hace sospechar de que tienen el control (sobre las técnicas de geoingeniería)”.
El informe de la Academia Nacional de Ciencias del que habla Robock, examinó los efectos y la posibilidad de aplicar técnicas de geoingeniería para combatir el cambio climático. El informe también fue financiado por la NASA, el Departamento de Energía de Estados Unidos, y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).
Como vemos, lo que durante años ha sido calificado de “teoría conspirativa”, como eran los chemtrails, ahora empieza a convertirse en algo oficial.
Lo más grave es que tratan de vendernos la expansión de productos químicos en el cielo como algo “necesario e indispensable para salvar el planeta”.
Y esto demuestra también que lo que un día son “teorías conspirativas”, muchas veces, con el paso del tiempo, acaban siendo “verdades oficiales”, aunque eso no quiere decir que debamos creernos cualquier teoría conspirativa, obviamente…
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