viernes, 10 de julio de 2015

LA PESADILLA DE VIVIR EN LA MANSIÓN PLAYBOY

La pesadilla de vivir en la mansión Playboy
























Holly Madison destapa el lado oscuro de ser una playmate 


“Todo el mundo cree que la famosa valla metálica tiene el objetivo de mantener a la gente fuera. Pero yo empecé a sentir que estaba construida para retenerme dentro” 


Holly Madison creció fascinada por el glamour que desprendía el universo Playboy. Pero cuando finalmente logró formar parte de ese mundo descubrió que podía ser una pesadilla. 





Así lo explica en Down the Rabbit Hole: Curious Adventures and Cautionary Tales of a Former Playboy Bunny, un libro en el que relata su tormentoso paso por la Mansión Playboy y su complicada relación con Hugh Hefner, fundador de la revista. 

El libro acaba de convertirse en un best-seller instantáneo en Estados Unidos y, ahora, Madison ha revelado algunos de los detalles que incluye en una extensa entrevista con Buzzfeed. 

playboy 

Cuenta Madison que conoció a Hefner en el año 2000, cuando era una estudiante universitaria de 20 años que trabajaba como camarera en Hooters. Uno de los clientes del bar le invitó a la mansión, y pronto se convirtió en una habitual de las fiestas que allí se celebraban todos los domingos. 

Un año más tarde, y ante la amenaza de tener que abandonar Los Angeles por sus problemas económicos, decidió intentar convertirse en una de las novias de Hefner. Le habían asegurado que nunca se acostaban con él, y ello suponía tener un hogar bonito y gratuito. 

Pero fue una mala idea.
 

holly madison 


Pronto descubrió que el sexo con Hefner era una de las condiciones para poder vivir ahí. Siempre ocurría los miércoles y los viernes, después de salir de fiesta por los clubes más exclusivos de Hollywood. De regreso a casa, las chicas se ponían pijamas de franela, fumaban marihuana, veían pornografía y recreaban escenas de sexo lésbico mientras Hefner se masturbaba. 

Entre otros detalles escabrosos, Madison también revela que la primera noche que salieron juntos, Hefner le ofreció un Quaalude mientras le decía que “en los 70 solían llamar a estas pastillas 'abre muslos'”.
 

down the rabbit hole 

Pero Madison ha preferido evitar que el libro gire alrededor del sexo. De hecho, el testimonio de esa primera vez es la única referencia a ello. “Hablo de como me hizo sentir esa situación. No me gustó formar parte de esa cosa grupal, y no me hizo sentir bien sobre mí misma. Pero no quería hacer sensacionalismo con el sexo, porque, para mi, no fue la cuestión más importante. Solo fue una de las cosas que me hizo sentir mal”, dice a Buzzfeed. 

En el libro, Madison describe a Hefner como un “controlador megalómano” que obligaba a las chicas a estar en casa a las 9 de la noche y les prohibía relacionarse con los empleados de la mansión. 

Los abusos emocionales de Hefner hicieron que Madison cayera en una depresión y desarrollara un tartamudeo, lo que le llevó a encerrarse todavía más en sí misma. Una actitud que, según dice, el resto de habitantes de la mansión confundían con altivez. “Me llamaban zorra estirada, pero, en realidad, eran los efectos de la depresión”, dice.
 

mansion playboy 

Menos de un año después de entrar a vivir en la Mansión, Madison llegó a plantearse el suicidio. “Quizá fuera por la marihuana y el alcohol, pero ahogarme a mí misma parecía la manera más lógica de escapar la ridícula vida que llevaba”. 

Intentó buscar ayuda, pero no era fácil porque ello implicaba admitir sus propios errores: “mudarse a la mansión es una decisión atrevida, y admitir que estás deprimida es como admitir que has tomado una decisión estúpida. No estaba preparada para ello”, dice. 

Su participación en el reality Girls Next Door, centrado en las relaciones de Hefner con ella y sus otras novias, mejoró su situación. Pudo viajar, posó para la revista y ganó dinero por su participación en el programa. Pero tras cinco temporadas, y cuando por exigencias del guión iba a convertirse en la única novia de Hefner, decidió que había llegado el momento de marcharse. 

Tras romper con Hefner en 2008, protagonizó su propio reality, Holly’s World, que muestra su reinvención de conejita a estrella de un espectáculo de burlesque en Las Vegas, un trabajo que, según escribe, le ha reportado millones de dolares.
 

La pesadilla de vivir en la mansión Playboy 

Cada vez que se le ha preguntado a Hefner sobre su versión de los hechos, él ha acusado a Madison de “re-escribir la historia con el objetivo de mantenerse en el punto de mira”. Ella, sin embargo, no tiene ninguna intención de desdecirse. 

“A Hef le encanta rodearse de gente que le dice que 'sí' a todo. Y realmente tiene muchos amigos a los que trata muy bien. Existe una cierta cultura en la que todo el mundo habla de él como si fuera el hombre más majo del mundo. Esa era la fachada y la personalidad de la que me enamoré durante mucho tiempo. Y te da un poco de miedo decir ciertas cosas porque te hacen sentir como si estuvieras loca”, dice. 

Madison también considera que su libro es un acto de feminismo.
 

playboy 

“Me llamo a mí misma una feminista renacida. No puedo llamarme a mí misma feminista, la gente me atacaría por ello, en plan '¡Cómo puedes ser una feminista si viviste con Hugh Hefner!' Pero siento que llega un punto en la vida de todas las mujeres en el que tienes que volverte feminista. Puedes hacerte la tonta todo el tiempo que quieras. Pero no va a perdurar y no vas a sentirte realizada”, concluye. 

No es la primera vez que una ex-conejita destapa el lado oscuro de la Mansión Playboy. Antiguas playmates como Jill Ann Spaulding, Kendra Wilkinson o Izabella St. James también han escrito libros de memorias en los que revelan detalles similares al relato de Madison. 

Desde que abriera sus puertas en los años 70, la Mansión Playboy de Los Ángeles sido un mito de la cultura popular. Ahora, sin embargo, su aura de templo de la diversión libertina empieza a verse engullida su por sus propias sombras.
 

holly madison 


¿La casa del terror?



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