“La comparación es una ladrona de felicidad”, dijo el expresidente de los Estados Unidos, Theodore Roosevelt. El hombre dejó de existir hace más 70 años, pero sus palabras nunca habían tenido tanta vigencia.
La Teoría de la Comparación Social
En la década de 1950, el sociólogo Leon Festinger desarrolló la teoría de la comparación social para ayudar a explicar los procesos psicológicos responsables por la ridícula respuesta de, constantemente, compararnos unos con otros.
En esta teoría se propuso que los individuos poseen un deseo nato de compararse con sus pares en áreas que consideran personalmente importantes, con el fin de evaluar que tan bien les está yendo en la vida. Y esta tendencia no ha hecho más que acrecentarse con el paso del tiempo, en parte gracias a las redes sociales.
Facebook es un ladrón de la alegría.
Las mencionadas comparaciones sociales pueden transmitir información importante como, por ejemplo, si estamos alcanzando metas profesionales según lo esperado, o si estamos quedándonos atrás y requerimos un poco más de esfuerzo. O si estamos engordando o adelgazando. Casándonos o quedándonos a vestir santos.
Cada uno cuida de su vida y Facebook cuida de todo el mundo.
Es evidente que al compararnos frecuentemente con nuestros amigos, podamos sentirnos mal con nosotros mismos.
Al regresar a ver a los medios sociales, muchas veces somos inundados por un flujo constante de datos y fotos sobre los miembros de nuestra familia, amigos y conocidos. Pueden surgir momentos en que esto resulta demasiado, e incluso sería mejor no saber los detalles que las personas insisten en comunicar.
Por ejemplo, una adolescente decidió no ir a su baile de graduación por qué no tenía un acompañante. Nadie la invitó. Pero, al día siguiente, comienzan a aparecer varias fotos de las personas que sí asistieron a la fiesta. ¿Y qué sucede? Es lógico que nuestra adolescente se sienta mal.
¿Perdió tu equipo? Las personas del otro equipo (los archirrivales del tuyo) comenzarán a publicar un montón de chistes que te dejarán aún más decepcionado con la derrota.
¿Salió la lista de los aceptados en la universidad? Seguramente alguien pasó, y podemos apostar a que otra persona se quedó fuera. Por eso es que existe el número limitado de lugares. Si estuvieras, por razones del destino, en el grupo de los que no pasó, ver a otras personas celebrando su admisión en Facebook te hará sentir mucho más miserable.
Deja de ser un espectador de la vida ajena.
Investigadores de las universidades de Houston y Palo Alto, ambas en los Estados Unidos, llevaron a cabo dos estudios empleando una muestra de más de 300 estudiantes estadounidenses universitarios (98 hombres y 236 mujeres), que principalmente se encontraban en torno a los 20 años de edad. Un estudio se llevó a cabo en el transcurso de un solo día y el otro a lo largo de dos semanas.
Los participantes tuvieron que informar su uso diario del Facebook, las comparaciones sociales que establecen a través de la red, y los síntomas depresivos diarios que sentían al hacerlo. De forma general, los científicos concluyeron que las personas (sin distinción de género) que pasaban más tiempo en Facebook reportaban síntomas depresivos más elevados debido a esas terribles comparaciones sociales.
Facebook de la depresión.
Aunque muchos estudios anteriores ya habían mostrado la relación entre el uso del Facebook y los síntomas depresivos, este estudio demostró que la causa subyacente o el motivo por el cual las personas se sienten tristes después de estar mucho tiempo en Facebook puede ser este deseo de compararse con los demás.
Desafortunadamente, hacemos esto de forma automática. Es un comportamiento que nunca podemos prever o evitar, pues nunca sabemos qué tipo de publicaciones irán a parar a nuestro muro de noticias.
Muchas veces, las personas se presentan con un estilo de vida forzadamente positivo en Facebook – es decir, filtran los aspectos malos de sus vidas y destacan aquello que es bueno. Entonces, si estamos comparándonos con “lo mejor” de la vida de los otros, podemos llegar a sentir que nuestra vida es menos interesante o glamorosa en comparación con la de nuestros amigos.
Si tuviéramos en mente que nos estamos comparando con una versión cuidadosamente trabajada y positivamente distorsionada de nuestros contactos en Facebook, quizá tengamos una visión distinta.
Tu vida no es tan mala como parece.
Facebook y otros sitios de redes sociales, como Twitter o Instagram, no poseen una naturaleza buena o mala. Y no se trata de los villanos de la película.
Los sitios fueron creados para cumplir un propósito particular, el de entretenernos y conectarnos con nuestros amigos – lo que en esencia es algo muy positivo. Lo que te hace sentir mal y triste es el uso que le das a estos canales de comunicación.
Por eso, si te das cuenta que cada vez te sientes más triste después de ver las extravagantes fotos de las maravillosas vacaciones de tus amigos, anuncios de noviazgo o de relaciones perfectas, fotos de bebés lindos que no lloran de madrugada ni ensucian los pañales, o mensajes sobre el ascenso más reciente de alguien – quizá sea hora de abandonar Facebook e ir a leer un libro.
Fuente: Abandonar Facebook para ser feliz
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