Una cantidad inadecuada de cloro puede ser perjudicial para los dientes, y en especial para el esmalte dental, por lo que ello puede traer consecuencias como manchas marrones o caries.
Llega el verano, el buen tiempo, y con ello el calor, y lo único que nos pide el cuerpo con estas temperaturas es darnos un buen baño en agua fresquita. Las playas y piscinas son los lugares que se suelen elegir para ese baño. Pues bien, hay que saber que el agua de las piscinas, por el cloro que contienen, puede ser perjudicial para los dientes.
El pH de las piscinas se mantiene gracias al cloro, que en ocasiones es inadecuado y puede producir efectos dañinos en la piel, ojos, pelo e incluso dientes. Cuando nos bañamos podemos notar el picor de los ojos o el pelo áspero, todo ello se debe al cloro que la piscina contiene. De lo que no nos damos cuenta es de que los dientes también sufren, más a largo plazo, pero igualmente sufren.
El cloro puede producir manchas marrones, caries o incluso debilitar el esmalte dental, que resulta ser la única protección que tienen los dientes de cara al exterior. Cuidar el esmalte es fundamental para evitar que los dientes sufran daños, por ello hay que cuidar nuestra higiene bucal al volver de la piscina.
Los nadadores profesionales son los que realmente pueden sufrir efectos secundarios de este tipo ya que pasan muchas horas semanales en una piscina. Para los bañistas ocasionales no es tan alarmante, pero aun así tiene que cuidar su higiene bucal.
Fuente: www.que.es
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