lunes, 13 de febrero de 2017

TDAH: EL TRASTORNO FANTASMA


tdah
“Cronométrame … a los 4 minutos me paráis o me tiráis tomates.” Ésta era una de las técnicas que a menudo usaba para explicar en clase. Sabía que no podía retener la atención de 35 adolescentes durante mucho más tiempo. Yo tenía que resumir mucho los conceptos, ellos tenían que controlar su ansia por mirar (a hurtadillas) su cuenta de SnapChat, Twitter, o Vine (no usaban Facebook, “es para padres” me decían).
¿Cómo pueden los profesores competir con Katy Perry, Taylor Swift o Selena Gómez? No pueden. Y si no puedes con el enemigo únete a él. Por eso, a menudo, les pedía que sacaran sus móviles para escuchar música mientras hacían sus trabajos y así reducir su ansiedad social con un “twitter break” (funcionaba, en serio). Era un profesor guay, pero es que no tenía otro remedio.
El problema de la atención se trasladaba a la sala de profesores donde a veces tomaba parte en algo que detestaba: las reuniones con la psicóloga para evaluar los casos de TDAH. (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad)

Aquí es donde oía frases como: “…no está respondiendo bien, tenemos que cambiarle la medicación” o “… habrá que aumentar la dosis.” Tenía que morderme la lengua para no hacer preguntas de sentido común (creo) como:
  • ¿Tiene problemas en casa?
  • ¿Hace suficiente deporte?
  • ¿Cómo es su dieta?
Pero, “¿es que nadie ha oído hablar de la epigenética?” pensaba. Nuestro medio ambiente (incluido el interno) afecta la expresión de nuestros genes. Esto, a su vez, modifica tanto la fisiología como el comportamiento de las personas.
Yo conocía a estos chicos y sabía que sus circunstancias no eran las mejores. Algunos se dormían a las tantas jugando a la consola porque sus padres tenían turnos de noche y no los controlaban, otros sólo conocían la comida “basura”, y casi todos se encontraban desinteresados en aprender ciertas asignaturas (aburridas). Quería levantarte en aquellas reuniones y gritar: “¿Cómo van a prestar atención? ¡Yo tampoco lo haría!”

TDAH: un trastorno en aumento

En la actualidad, el porcentaje de niños y adolescentes con un diagnóstico de TDAH continúa aumentando.2 ¿Esto es así porque nuestros métodos de diagnóstico están mejorando? ¿O porque cada año más jóvenes viven un estilo de vida más antinatural (epigenética) y sufren un sistema educativo más asfixiante?
El ejemplo de Gillian Lynne, que explica Sir Ken Robinson en su TED talk, es muy esclarecedor. No todos podemos aguantar el estar tantas horas en una silla escuchando lecciones (especialmente los jóvenes del s. XXI). Desde luego nuestros antepasados, de quienes hemos heredado nuestra genética, no lo hacían. Eso, sumado a otros factores como problemas personales o de salud, hacen que muchos niños y adolescentes muestren el popular TDAH.

Educación, no medicación

No hace falta imaginarse conspiraciones; a veces las respuestas son más sencillas de lo que creemos. La realidad es que para médicos y terapeutas resulta más fácil y rápido tratar los síntomas (el comportamiento) con fármacos en lugar de investigar y cambiar las causas reales de los trastornos psicológicos. En ocasiones esto es necesario, pero no siempre es lo mejor.
Pienso que ayudar a un joven a mejorar su atención a medio y largo plazo no es cuestión de dar con la combinación/dosis “adecuada” de nada, sino de optimizar su salud y mejorar su medio ambiente.
Recordemos que el TDAH es un trastorno, es decir, un conjunto de síntomas cuya causa ¡no se conoce realmente! Por lo tanto, si no estamos seguros de que la causa sea un problema cerebral o de neurotransmisores (receptores de dopamina…etc.), ¿no deberíamos, para empezar, usar todos los medios a nuestro alcance que no tengan efectos secundarios?
Pero no es que yo, un freaky de la salud, sea el único que se hace estas preguntas y habla del tema con esta perspectiva. Desde el Instituto Nacional de Salud Mental de EE.UU. (NIMH), hasta diversas asociaciones de psiquiatría del Reino Unido han alzado la voz recientemente para acabar con el DMS-5 y la forma en que tratamos trastornos como el TDAH. Algunas de sus conclusiones son:
  • 1. Los diagnósticos psiquiátricos no son válidos
  • 2. El uso de los diagnósticos psiquiátricos aumenta la estigmatización (¡no más etiquetas!)
  • 3. La utilización de diagnósticos psiquiátricos no ayuda a la decisión sobre el tratamiento a elegir
  • 4. El pronóstico a largo plazo de los problemas de salud mental ha empeorado
La polémica está servida, pero es que no es para menos. Recetar fármacos como metilfenidato y atomoxetina no es dar caramelos en la puerta de un colegio. Se trata de drogas poderosas, que tienen efectos secundarios y, sin duda, pueden resultar adictivos.
medicacion tdah

Eres lo que comes

La comida no es sólo energía, también es información. Las distintas moléculas que componen el alimento activan y desactivan nuestros genes influenciando desde nuestra recuperación física y deseo sexual, hasta nuestro estado de ánimo y capacidad de concentración. La correlación entre una dieta pobre y procesada con la hiperactividad está bien establecida:
Se sabe además que existen otros factores que también causan los clásicos síntomas de TDAH, entre ellos:
  • Problemas hormonales y digestivos
  • Alergias alimentarias
  • Toxicidad ambiental o de metales pesados…etc.
Teniendo en cuenta toda esta información, lo más lógico sería empezar a usar mejor el tenedor ydejar las pastillas como el último recurso.
Una dieta de comida natural que tenga en cuenta posibles reacciones y alergias alimentarias (gluten, caseína…etc.) es un buen primer paso para mejorar los problemas de atención. Ya sabemos que un aparato digestivo inflamado contribuye al desequilibrio hormonal y de neurotransmisores (no en vano el estómago es también llamado “el segundo cerebro”).
Pero un protocolo completo para ayudar a un niño o adolescente a controlar sus síntomas de hiperactividad debería ir más allá de la dieta e incluir también el descanso, el ejercicio, el control del estrés y la suplementación (para posibles deficiencias). Todos estos factores trabajan de forma sinérgica para mejorar la salud y, sobre todo, son seguros a largo plazo.
Si es que ya lo decían los romanos: men sana in corpore sano.
alimentacion tdah

Conclusión

Hay motivos suficientes para cambiar nuestro enfoque sobre el TDAH y hacer algo radical: empezar la casa por los cimientos, no por el tejado.
Por un lado, la educación debe cambiar y adaptarse a las necesidades del s. XXI usando tecnología y entendiendo que más (tiempo en las aulas) no es mejor. Por otro lado, debemos entender que los fármacos pueden ayudar en algunos casos pero no deberían ser la primera estrategia a seguir, sino la última, ya que una terapia holística y natural puede ser más eficaz y, además, más segura y saludable.
Imagínate un día en el que haya un nutricionista en cada escuela que colabore con el psicólogo, el profesor de gimnasia y el de tecnología para alimentar mejor las mentes y los cuerpos de los estudiantes. Un día en el que las escuelas no enseñen sólo a usar el hemisferio izquierdo, sino también el derecho (movimiento, música, creatividad,…etc.); un día en el que la constante ansiedad que crea la competitividad escolar se sustituya por la ilusión por el aprendizaje en un ambiente más cooperativo. 
Estoy seguro de que ese día habrá más motivación y atención en las escuelas, y muchas menos reuniones por problemas de TDAH.

Fuente: http://psicocode.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario