jueves, 6 de abril de 2017

¿CÓMO ALIVIAR EL DOLOR POR LA DECEPCIÓN?


Todos hemos confiado alguna vez en alguien que ha terminado haciéndonos daño. Tras este episodio, seguramente hemos dicho que nunca más “volveríamos a caer” en el mismo juego. No sólo estamos hablando de decepciones amorosas, sino de todo tipo. 

Sea cual sea el caso, lo normal es que la decepción profunda nos deje también una herida profunda que va a tardar en cicatrizar. Un daño que a menudo tiene que ver con la confianza, una de las cosas más difíciles de restaurar.
 





Protegernos de una decepción, el efecto paraguas 

Después de una decepción, habitualmente cerramos las puertas a nuevas experiencias por miedo a volver a sufrir. Es por ello que muchas personas prefieren o eligen no encariñarse con alguien pensando que así minimizan el riesgo de ser lastimados de nuevo. 

Los psicólogos llaman a esta elección el “efecto paraguas”. Puede ocurrir cuando damos lo mejor de nosotros mismos a nuestra pareja y nos engaña con otra persona, cuando somos completamente honestos con un amigo y nos clava un puñal por la espalda o cuando sufrimos el abandono de nuestros padres o familiares. Desgraciadamente, aunque no sea ninguna de estas tres situaciones, seguro que experimentaste esa sensación.
 



Un refrán popular dice “el que se quema con leche, ve una vaca y llora” y algo similar se puede aplicar a este efecto paraguas. Haciendo una comparación, la leche sería una decepción y la vaca, una persona. Esto quiere decir que por más que esa vaca en el campo no haya sido la productora de la leche que nos quemó, igualmente nuestra quemadura nos hará sufrir y recordar ese hecho tan doloroso. 

Pero dejando de lado los dichos populares, que sirven bastante para retratar una idea, es bueno comprender qué es ese “efecto paraguas”. En el momento en el que nos relacionamos con alguien, las expectativas se van formando y aumentando. Éstas hacen que comencemos a hacer predicciones sobre el comportamiento, los pensamientos y los sentimientos de esa persona en el futuro. 

De todo lo que esperamos una parte se puede basar en lo que ya conocemos porque lo hemos compartido, otra parte se puede basar en lo que nos han dicho sobre la otra persona y otra parte se puede basar, simplemente en nuestra idealización o nuestros deseos. El hecho de que mezclemos nuestros deseos con la realidad.
 

Cuando las expectativas son muy altas o cuando la persona no cumple con sus “obligaciones implícitas”,entonces, nos sentimos desilusionados, frustrados, tristes y hasta enfadados. Esto es totalmente normal.Sin embargo, hay que tratar de que esas expectativas no nos lastimen o bien adaptarnos a lo que la realidad nos está ofreciendo esa persona

Pero no siempre la decepción se debe a nuestra idea de pareja, amigo o compañero “perfecto”, sino que la decepción también ocurre cuando la otra persona se porta muy mal con nosotros y hace cosas que nos hacen sufrir. En ese momento aparecen otros sentimientos como el rencor y la rabia, además de los ya indicados (frustración, tristeza, desilusión y enfado).
 

¿Y qué ocurre después? 


Aunque no llueva, nos colocamos un paraguas, para evitar mojarnos. Esto quiere decir que cuando aparece una nueva persona en nuestra vida, tenemos miedo de sufrir y no nos abrimos lo suficiente como para dejarla ingresar. 

Algunas personas podrán decir que más que un paraguas, se pusieron una armadura como la que usaban los caballeros en la Edad Media. Todo depende de cuánto hayamos sufrido y cuánto nos esté costando superar esa situación. 



Otra de las consecuencias de cerrar con cinco llaves y candados las puertas y las ventanas de nuestra casa (corazón) es que las personas que nos rodean se empezarán a alejar de nosotros. Pensaremos que nos abandonaron o que todos son malos, sin embargo, es nuestra propia barrera la que retira a varios kilómetros de distancia a los seres que realmente nos importan y que se preocupan por nosotros. 

Nadie dice que sea sencillo sobreponerse a una decepción, especialmente cuando es amorosa, pero es preciso empezar a quitarse el paraguas cuando no hay tormenta en el cielo, para poder así disfrutar de la brisa y del sol del mediodía.



El contenido del post no es de mi autoría, y/o, es un recopilación de distintas fuentes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario