Pocas personas ignoran la responsabilidad de cepillarse los dientes. Pero resulta que no es suficiente simplemente hacerlo por la mañana y por la noche para tener una sonrisa perfecta.
8. Presionamos el cepillo demasiado fuerte
Cuando presionamos el cepillo demasiado fuerte, sus cerdas se doblan y eliminan mal la placa dental. Además, esto puede dañar las encías.
7. No prestamos atención a la alimentación
Todos sabemos que los dulces y la caries están relacionados, pero pocas personas advierten que, para una buena salud dental, necesitamos consumir regularmente alimentos que contienen calcio, fósforo y flúor. Estos son algunos de ellos:
Alimentos que contienen calcio:
- lácteos
- cáscara de verduras y frutas
- pescado
- legumbres
- pescado
- cereal
- frutos secos
- lentejas
Recibimos flúor del agua, por lo tanto, si vives en una región donde el agua contiene poco flúor, consume alimentos fluorados como la leche o la sal, por ejemplo.
6. No usamos productos adicionales de cuidado bucal
El cepillo dental, independientemente de su calidad y dureza, no puede eliminar toda la placa dental. Por lo tanto, antes de cepillarte los dientes, necesitas limpiar el espacio entre los dientes con el hilo dental. Para neutralizar el efecto de las bacterias que permanecen en los lugares que no alcanzan ni el hilo, ni el cepillo, limpia tu boca con el enjuague. También puedes conseguir un irrigador dental: una ducha para los dientes y las muelas que puedes usar cada día después del cepillado. El flujo de agua, usando diferentes tipos de puntas, limpia el espacio entre los dientes y masajea las muelas.
5. No cuidamos las encías
Si las encías son débiles y el flujo de sangre en esta área es insuficiente, puede aparecer la periodontitis: las encías empiezan a sangrar, se inflaman, se vuelven flojas, destapan el cuello de los dientes y estos se aflojan poco a poco y se caen.
Para fortalecer las encías y mejorar el suministro sanguíneo, masajéalas con un cepillo o con movimientos circulares de los dedos. Consume alimentos sólidos, masticándolos cuidadosamente. También puedes enjuagar la boca por la noche con infusiones de corteza de roble, salvia o una solución de sal. Si las encías son propensas a sangrar, visita a un médico para que te recete productos especializados para fortalecer las encías.
4. No eliminamos la placa dental
La placa dental es una formación irregular en los dientes que consiste de sales minerales y basura alimentaria. Es de color amarillento café y no se quita con el cepillo. Estos depósitos se pueden formar tanto encima de la encía como debajo de ella. La placa es un lugar perfecto para la reproducción de bacterias. También debilita los tejidos que sostienen a los dientes dentro de las encías. Esto puede provocar periodontitis y la pérdida de dientes. Sólo un dentista puede eliminar la placa dental. Realiza una limpieza profesional al menos una vez al año. Tu médico te dirá la frecuencia más exacta.
3. Creemos que ya es tarde para usar brackets
Muchas personas piensan que sólo se pueden enderezar los dientes a la edad adolescente. Pero no es así. Tal vez el proceso tome más tiempo, pero los dientes regulares no sólo se ven bonitos, sino que también ayudan a mantener la salud bucal durante más tiempo, ya que las piezas dentarias demasiado pegadas pueden hacer que no notes la caries a tiempo.
Para las personas que no quieren usar brackets por cuestiones estéticas, existen brackets invisibles que se instalan desde el lado interior de los dientes. No dudes: mejor ve a una consulta con tu dentista.
2. Nos acostumbramos a masticar con un solo lado
Masticar con el mismo lado de la mandíbula provoca la sobrecarga de los dientes: empiezan a desgastarse y dañarse. Y los dientes del lado que no empleas se debilitan y no tienen la limpieza mecánica suficiente. Además, se altera el funcionamiento de las articulaciones de la mandíbula, lo que puede provocar sensaciones desagradables y hasta problemas de audición.
Si tienes tu lado "favorito", intenta aprender a masticar con ambos lados. No olvides consumir alimentos sólidos: por ejemplo, frutas y verduras, para fortalecer tus dientes.
1. No les enseñamos a nuestros hijos a cuidar de sus dientes
Algunos padres creen que no tiene sentido cuidar los dientes de leche porque son temporales. Pero debes enseñarle a tu hijo a cuidar su salud bucal desde pequeño: sus dientes de leche caerán, pero la costumbre permanecerá. Hay que cepillarse los dientes durante al menos 3 minutos con los movimientos que van desde arriba hacia abajo. El esmalte de los primeros molares de los niños no es tan fuerte como en los adultos y los surcos en las muelas son más sinuosos y más profundos, por lo tanto las partículas del alimento no se limpian tan facilmente con el cepillo. Enséñale a tu hijo a prestar especial atención a la limpieza de las muelas y, de ser posible, sella las fisuras (es un procedimiento para rellenar las ranuras con una solución especial que, al endurecer, protege los dientes de la caries y se desgasta con el tiempo).
Bono: Cómo usar un cepillo dental viejo
Los doctores recomiendan cambiar el cepillo una vez cada 3 o 4 meses. Sin embargo, los cepillos viejos pueden tener un destino más interesante que un bote de basura.
Puedes usar un cepillo viejo para:
- exfoliar y masajear los dientes
- limpiar las uñas
- peinar y pintar las cejas
- limpiar elotes y patatas
- limpiar zapatos, teclados, comisuras entre las baldosas del baño y otros lugares difíciles de acceder.
Para que usar el cepillo te sea más cómodo, puedes calentar su mango con el fuego de un encendedor y doblarlo en el ángulo que necesites.
Fuente: 8 Errores de cuidado dental que todos cometemos
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