La IA y la tecnología intentan solventar la obsolescencia programada de nuestros cuerpos. Superar la muerte es el último gran reto de nuestra especie, y cada vez estamos más cerca de conseguirlo.
Ya en 2005, José Saramago planteaba el conflicto moral y geográfico del ser humano a la hora de no afrontar la muerte, pero, ¿es realmente posible vencer el mayor temor de nuestra especie?
Yuval Noah Harari, uno de los historiadores más importantes de nuestra era, reconoció que el último reto de la humanidad es alcanzar la inmortalidad: “El hombre querrá superar la muerte y la vejez y así conseguir acercarse a las deidades”. Y en este escenario, asegura que ya existen empresas, como Google, que investigan la posibilidad de prolongar la vida, algo que generará grandes cambios, en términos sociales y económicos.
El envejecimiento es un proceso universal de pérdida de vitalidad y aumento de vulnerabilidad. A lo largo del siglo XXI conoceremos todos los cambios que se producen en un ser humano entre los 30 y los 70 años. Sin embargo, ni aunque los investigadores detallaran todos los cambios a nivel molecular, encontraríamos, necesariamente, una cura para el envejecimiento.
Raymond Kurzweil, inventor, escritor y científico estadounidense, cree que los avances tecnológicos harán que a lo largo del siglo XXI se culmine el descubrimiento de los medios para revertir los procesos de envejecimiento, la cura de cualquier enfermedad, y de lesiones irreparables en la actualidad.
En “La conquista científica de la muerte. Ensayo sobre expectativas de vida infinita” se describe el envejecimiento como una enfermedad terminal que se transmite sexualmente y que puede definirse como el número de cambios que se producen en el cuerpo con el paso del tiempo y que acarrea molestias dolores e incluso la muerte.
En el libro se afronta la idea de que los transplantes de órganos y la cirugía no serán la solución para curar la vejez. Por tanto, la respuesta no residirá en patologías individuales relacionadas con la edad, sino en hallar minúsculas estructuras capaces de dar órdenes a nuestro cuerpo para que rejuvenezca, algo que se intenta conseguir a través de la clonación y la manipulación del ADN.
La nanotecnología
Imagine pequeños robots en su cuerpo que se desplacen de un lugar a otro, reparando células dañadas y presentando informes sobre el estado vital. Los nanorobots permiten la monitorización, reparación de tejidos, control de la evolución de las enfermedades, defensa y mejora de los sistema biológicos humanos, diagnóstico, tratamiento y prevención, alivio del dolor, prevención de la salud, administración de medicamentos a las células, etc.
De hecho, un equipo internacional de investigadores de la Universidad Estatal de Arizona, junto con el Centro Nacional de Nanociencia y Tecnología de la Academia China de Ciencias, ha programado nanorobots para buscar y destruir tumores recortando su suministro sanguíneo.
Sin embargo, biólogos de la Universidad de Arizona aseguran haber demostrado matemáticamente que vencer al envejecimiento es imposible, de acuerdo con un artículo publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.
Del cerebro humano a la nube
Stephen Hawking afirmó en este sentido que teóricamente es posible copiar el cerebro humano a un ordenador para permitirle seguir funcionando después de la muerte. Un formato rudimentario de esa idea es el invento portugués Eter9, una red social que permite al usuario seguir generando contenido incluso después de su muerte. Se ofrece la inmortalidad digital gracias a un software capaz de replicar la personalidad de las personas y de seguir compartiendo sus pensamientos.
El proyecto de Dmitry Itskov, conocido como el proyecto “Avatar”, investiga la creación de un cerebro artificial en el que la conciencia individual puede ser transferida a una identidad cibernética. El primer paso, implantar un cerebro humano en el cuerpo de un androide; el siguiente, lograr vaciar, por medio de nanotecnología, los pensamientos de una persona en un cerebro artificial.
El formato beta de esta misma idea es Bina-48, un robot creado con este propósito en 2010, que consiste en un torso con forma humana capaz de absorber las memorias y sentimientos de una persona para reaccionar ante los estímulos. Martine Rothblatt, empresaria millonaria, fue la madre de esta inteligencia artificial y asegura que la vida tiene un propósito; la muerte es opcional; Dios es tecnológico; el amor es esencial. Aproximadamente, más de 47.000 personas han introducido información en la web para crear su propio clon mental.
link: https://www.youtube.com/watch?v=4bqZp9TPYVk&feature=youtu.be
La reprogramación celular, una técnica descubierta en 2006, consiste en una combinación de cuatro genes (OSKM) que consiguen que una célula normal se convierta en un célula madre capaz de dividirse y mutar su naturaleza. Así pues, el estudio de las mutaciones de las células cancerígenas podría darnos las claves de cómo frenar no sólo los tumores, sino también el envejecimiento del cuerpo.
Un estudio, publicado en Cell Metabolism, revista centrada en la fisiología molecular y los desequilibrios que pueden conducir a la enfermedad, explica que un ayuno intermitente puede tanto prolongar la esperanza de vida como promover la salud en un ser vivo. Utilizando los principios de la biología básica sobre el envejecimiento, una célula reduce su habilidad de procesar energía con el paso del tiempo. Se entiende que el ayuno también está íntimamente relacionado con algunos parámetros bioquímicos, con la inflamación y el perfil lipídico, así como con la salud cardiovascular y la diabetes.
Como era de esperar, Elon Musk también ha tomado cartas en el asunto con Neuralink, un proyecto que se propone implantar sensores en nuestro cerebro de manera tal que nos permitan interactuar con las computadoras. Su fundador reconoció que, con el tiempo, veremos una convergencia entre inteligencia biológica y digital. Cerebro y máquinas unidas a través de sensores implantados en nuestro cuerpo.
Fuente: Alcanzar la inmortalidad a través de la IA y la tecnología
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