Una serie de claves que podrían alertarlo de actividad paranormal en su casa, y consejos para no equivocar el camino y no complicarse con esas presencias.
Determinar la diferencia entre la actividad poltergeist y actividad paranormal puede ser difícil. La actividad paranormal es el resultado de la energía espiritual, la actividad poltergeist -conocida por el término PKER –psicokinesis espontánea recurrente– es el resultado de la energía psíquica generada inconscientemente por una persona.
Pero ¿cómo se sabe que puede haber actividad poltergeist en su casa? A continuación os presentamos los 7 signos más comunes de actividad poltergeist.
Queremos dejar claro, que si experimentas, o crees que estás experimentando una o más de las actividades enumeradas a continuación, no significa que sea actividad poltergeist.
Siempre hay que buscar explicaciones lógicas para llegar a la conclusión de que es actividad poltergeist, porque la verdadera actividad poltergeist,aunque es un fenómeno bien documentado con muchos cientos de casos reales, es relativamente raro que ocurra.
Un investigador profesional podría ser capaz de ayudarte a determinar la causa de lo que estás experimentando.
Una vez dicho esto, aquí hay 7 signos para reconocer la actividad poltergeist, con sus respectivos ejemplos:
1. Desaparecen objetos
Dejas las llaves o tu teléfono móvil en el mismo lugar de siempre. Te das la vuelta y un minuto más tarde descubres que han desaparecido. Aunque las búsquedas sean infructuosas, no se encuentran, desaparecen misteriosamente.
Más tarde (incluso días más tarde) los objetos vuelven a aparecer en el mismo lugar de siempre, o incluso en lugares ridículos, en lo alto de una estantería, en una caja de zapatos, en el armario… o en algún otro lugar donde nunca pondrías las cosas.
2. Objetos que levitan o o son alzados
Estás sentado viendo la televisión, totalmente absorto en una película dramática, cuando de repente el bol de palomitas que has estado comiendo hace un rato, flota en el aire un par de metros, luego cae al suelo.
O por ejemplo, estás teniendo una fuerte discusión con tu hija adolescente, debido a la discusión sale corriendo de la habitación, los libros salen disparados al suelo desde la estantería, como si reaccionaran a la ira de la joven.
3. Los aromas y los fuertes olores
Nadie en tu casa fuma, pero en ocasiones el olor característico del cigarrillo o el humo del cigarro puedes detectarlo en el cuarto de baño. El olor de flores llena la habitación donde estás. Pero atención, por que todo tipo de olores pueden entrar en tu casa desde el exterior, incluso desde un vehículo en marcha, por lo que este tipo de olores podrían no significar necesariamente actividad poltergeist. Siempre hay que buscar la explicación lógica.
Tales aromas y olores también pueden ser un signo de actividad paranormal ya que podrían estar asociados con un espíritu o con energía residual.
4. Interferencias eléctricas
Juan está teniendo un momento difícil en el colegio, y a veces cuando entra en el salón con esa mueca en la cara, la luz y las lámparas del techo parpadean. O por ejemplo, son las 3 de la mañana, duermes plácidamente, pero sobresaltas de la cama al ser sorprendido, por la música que suena directamente del equipo del salón a todo volumen.
5. Cosas que funcionan sin pilas
Ese reloj antiguo del salón no ha funcionado en años, pero es una reliquia familiar y te gusta. De repente, comienza a sonar y la segunda aguja reanuda su movimiento circular, a pesar de que el reloj no se ha usado en diez años.
Son las tantas de la madrugada y los niños pequeños están profundamente dormidos en la cama cuando de repente el pequeño tren de tu hijo comienza a traquetear por el suelo de la sala de estar.
Crees que es extraño, pero bajas para verificarlo y así apagar el juguete. Unos minutos más tarde, misteriosamente, el pequeño tren se pone en marcha de nuevo.
Piensas que algo debe estar mal en el maldito juguete, abres el compartimiento de la batería para retirar las pilas … ¡pero no hay pilas!
6. Golpes pasos y otros ruidos
Estás en la habitación, tratando de buscar unas monedas en la cartera, pero te resulta difícil concentrarse cuando están en la otra habitación, golpeando la pared, por alguna razón que desconoces.
Vas a ver que pasa, pero luego recuerdas que no hay nadie en casa, solo estás tu. Compruebas que no hay nadie en casa … ¿Entonces.. de donde viene esos golpes? 7.
7. Agresiones físicas
Con doce años, Alicia no soporta a forma que tienen sus padres de discutir, los gritos constantes la están volviendo loca. Se sienta en el suelo, en un rincón, llorando con las manos en la cara, hasta que nota un dolor repentino en la parte trasera del cuello que la hace moverse de donde esta.
Cuando comprueba en un espejo de la habitación, encuentra rasguños que le recorren toda la espalda. Varios ataques físicos como estos, han sido documentados en casos como La bruja de Bell y el poltergeist Amherst, pero son extremadamente raros y ocurren sólo en los casos más graves.
El caso Enfield
Peggy Harper y sus hijos, fueron protagonistas de un típico caso de Poltergeist
Verano de 1977 en Enfield, barrio periférico del norte de Londres. Anochece y Peggy Harper acuesta a dos de sus cuatro hijos. El clima es templado y todo parece presagiar otra larga y tranquila noche estival.
Pero algo sucederá esa noche, algo que será el comienzo de una larga y terrorífica temporada de sucesos paranormales que, al día de hoy, todavía siguen sin tener explicación.
La señora Harper es una divorciada de 40 años que vive con sus cuatro hijos en una bonita casa adosada del popular barrio obrero de Enfield. En mitad de la citada noche, los gritos de sus hijas Janet y Pete la despiertan y, alarmada, sube hasta su habitación.
Todo está en calma, pero sus hijas, entre sollozos, le dicen que la su cama ha comenzado a agitarse violentamente. Peggy cree que todo ha sido una pesadilla de alguna de las niñas, las tranquiliza hasta que se vuelven a dormir y ella hace lo mismo.
Al día siguiente, las niñas vuelven a gritar y, en esta ocasión, le relatan a su madre como tras unos fuertes ruidos, una silla que hay en un rincón de la habitación ha comenzado a moverse sola. Peggy sigue sin ver nada extraño en la habitación y, para tranquilizar a las niñas, se lleva la silla a su cuarto, pero cuando apaga la luz y se dispone a salir del dormitorio de las niñas ella misma escucha unos fuertes ruidos procedentes del suelo de la habitación.
Enciende de nuevo la luz y observa que todo está en orden; las niñas están en su cama y todos los muebles en su sitio. Vuelve a apagar la luz y los ruidos y unos fuertes golpes comienzan de nuevo a sonar… al encender de nuevo la luz contempla asombrada como un enorme baúl que hay contra una pared lateral se ha movido un par de metros… las niñas continúan en su cama y, Peggy, comienza a sospechar que lo ocurrido no es cosa de la imaginación de las niñas.
Vuelve a poner el baúl en su sitio y, tan apenas se ha girado, el baúl se vuelve a arrastrar solo hasta la posición anterior. Esta vez con la luz encendida y ante sus narices...
El miedo se apodera al instante de la señora Harper que sin pensarlo dos veces, saca a sus hijas de la habitación y acude en busca de auxilio a los vecinos de las casa próximas. Un grupo de vecinos registran la casa y el jardín en busca de algún posible intruso que estuviese causando los ruidos que Peggy les ha relatado completamente horrorizada, pero no encuentran a nadie.
En cambio, cuando están tranquilizando a Peggy, todos escuchan los golpes que se suceden peggy harper y sus hijos. fueron protagonistas de un típico caso de poltergeist. el psiquiatra maurice grosse toma a una de las niñas poseídas por la entidad. las niñas flotaban en el aire, hechos comprobados por la prensa y la policía londinense. en cortos intervalos y que provienen del interior de la casa.
Acto seguido llaman a la policía que, en un acta de servicio sorprendente, atestiguarían en declaración escrita como una silla se movía inexplicablemente por la casa y como se escuchaban los golpes de procedencia desconocida.
Los sucesos llegan a la prensa y el diario Daily Mirror envía a un equipo de experimentados reporteros para investigar el caso. Allí, el equipo del diario pudo contemplar los sucesos inexplicables.
Una pieza de lego salió disparada y golpeó en la frente del fotógrafo Graham Morris cuando intentaba tomar una instantánea.
El reportero George Fallows, viendo que la cosa no era una broma, puso en contacto a Peggy con Maurice Grosse, miembro de la SPR (sociedad para la investigación Psíquica). Tras una semana sufriendo todo tipo de poltergeist inexplicables, el 5 de septiembre llega a la casa Grosse y los sucesos se pausan durante los siguientes tres días hasta que, al comenzar la noche del día 8 se reanudan los raaps y los golpes procedentes de la habitación de Janet.
El investigador junto a los periodistas subieron las escaleras y al abrir la puerta de la habitación se encontraron a Janet dormida en su cama y, a su lado, una silla levitando en el aire a más de medio metro de altura.
Al instante la silla bajó hasta su lugar y no se volvió a mover hasta una hora más tarde, cuando se volvió a repetir el mismo capítulo. Esta vez el fotógrafo Morris capturó el acontecimiento con su cámara.
En ese mismo momento, Grosse y sus acompañantes pudieron ver como las puertas de los armarios se abrieron solas y como un juguete cruzó la estancia de un lado a otro suspendido en el aire. Grosse también notó una brisa fría recorriendo todo su cuerpo. Dos días más tarde, el caso Enfield era portada del Daily y todos los medios se hicieron eco de la noticia.
Incluso ese mismo día, Grosse y la señora Harper participaron en un programa de televisión. En una ocasión, Janet aseguró que la cortina cercana a su cama se retorció varias veces en espiral para luego enrollarse en su cuello intentando estrangularla, todo esto, ante la presencia de su madre y tras, según contó Janet, sentir una fuerza invisible que la había sacado de la cama y la había arrojado hacia las cortinas.
Otro de los fenómenos que solía ocurrir era el cambio en la voz de la pequeña Janet, que contaba con 11 años cuando ocurrieron los sucesos. De su garganta salía a veces una voz áspera y masculina que decía que pertenecía a varias entidades y que solía hablar en lenguaje soez y obsceno.
Cuando esto sucedía, la pequeña Janet entraba en una especie de trance. Una de las voces aseguraba pertenecer a un hombre que había muerto en esa casa. Grosse llegó a comunicarse en varias sesiones con los supuestos entes inteligentes que estaban atormentando a la familia.
A las preguntas de Grosse, ellos contestaban con golpes y raps. Un golpe un si, tres golpes un no. A la entidad que aseguraba haber muerto en la casa se le preguntó durante cuantos años había vivido allí, a lo que sonaron 53 golpes.
Psiquiatras y doctores locales estudiaron a Janet, que parecía ser el centro de la fenomenología e incluso se le llegaron a realizar estudios laringográficos para descartar que las voces que salían de su garganta no habían sido fabricadas conscientemente por ella misma.
Janet pasó seis semanas en Maudsley Hospital en Londres Sur, donde experimentó pruebas precisas para detectar cualquier anomalía tanto física como mental, pero no se encontró nada y durante ese tiempo la actividad poltergeist de la casa cesó completamente. Más tarde volvieron a reanudarse, aunque de un modo más esporádico y menos violento.
Grosse pronto se unió a la investigación con el escritor Lyon Playfair y los dos pasaron los siguientes dos años estudiando el caso, hasta que finalmente los sucesos cesaron por completo.
Fuente: ¿Se puede detectar a los fantasmas?
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