viernes, 10 de abril de 2020

ESPERO QUE ESTÉS BIEN


Seas del país que seas, deseo que estés bien. Espero que te cuides, que permanezcas en casa, que mires el mundo desde la ventana entendiendo que es así como protegemos la vida. Te queremos a salvo porque eres importante para nosotros.


Espero que estés bien, en casa, cuidándote y cuidando a los tuyos desde la lejanía. Espero que en los días que están por venir no pase el sufrimiento por tu hogar. Ojalá se alce a tu alrededor una esfera de protección e inmunidad, una de paredes muy gruesas, como los muros de las iglesias románicas de la Edad Media, protectoras ante los embistes de las guerras y cruzadas; también de epidemias.
Porque aunque nos cueste creerlo, estamos en guerra. Este término nos sigue produciendo una extraña sensación de irrealidad, al igual que cada cifra, que como un marcador, parece no detenerse nunca anunciándonos el número de infectados y de pérdidas humanas. Señalaba Haruki Murakami en uno de sus libros que todos estamos obligados a pasar por tormentas. 
También anuncia que, pasadas las nubes, quizás no sepamos muy bien cómo o por qué hemos logrado sobrevivir, incluso podemos llegar a dudar de que esa tormenta realmente existiera.
Sean cuales sean nuestras dudas, parece que después de eso ya no seremos los mismos. Tal vez aprendamos cosas buenas que nos permitan reiniciarnos de otro modo, con otras pautas, valores y pensamientos más solidarios, más humanos.
Sin embargo, no es momento de pensar en el mañana. Nuestra mirada debe situarse en el momento presente para asumir una responsabilidad conjunta. Es tiempo de recogimiento y de obligada valentía.
Porque no importa que nadie nos hubiera preparado para esto; la vida parece haberse detenido, nuestros planes han sufrido parálisis en un enorme mar de incertidumbre. Sin embargo, estamos obligados a gestionar la frustración y a entender que, para que la vida continúe, debemos hacer, de nuestro hogar, nuestro mundo.

Mujer animada dibujando corazón pensando que espero que estés bien

Seas de donde seas, espero que estés bien

Seas de donde seas, espero que estés bien. No importa que tu hogar esté en Escocia, en Sudáfrica, Argentina o Nueva Zelanda, entiende la realidad y hazlo, quédate en casa.
Ve más allá de las decisiones gubernamentales de tu país y actúa con responsabilidad. Porque en efecto, en gran parte de los casos quienes están obligados a tomar medidas lo hacen con lentitud o, peor aún, son escépticos.
No atiendas a quien te diga que lo que debe prevalecer es la libertad de movimiento del individuo y la fortaleza de la economía. La teoría de la inmunidad de grupo o de rebaño no sirve, no ayuda y es letal en estos mismos momentos.
Así que si en tu país sigue prevaleciendo el «keep calm» y haz vida normal, busca en el diccionario la definición de pandemia. Consulta las noticias, la información de la OMS e infórmate sobre lo que ocurre en Italia o España.
Quédate en casa por ti y por aquellos que amas.

Cuídate, solo con eso ya estás haciendo mucho

Cuídate, toma medidas de protección, sal de casa solo cuando sea estrictamente necesario. Y más importante aún, atiende a los tuyos, a los que están lejos, a los que son más vulnerables ante esta enfermedad.
Si hemos de agradecer una ventaja ahora mismo en medio de este oscuro contexto es disponer de medios tecnológicos para seguir estando cerca a pesar de la distancia.
Ahora es más fácil que nunca seguir alimentando el afecto, nutriendo a quienes queremos desde nuestros hogares para mantenernos a salvo y frenar la curva de infecciones.
Haz uso del móvil, de las videollamadas y crea puentes donde fluya la comunicación y las emociones positivas. Así que no lo dudes, siéntete orgulloso de ti mismo solo por eso, por estar en tu hogar, cuidándote y cuidando. En estos momentos, los actos más simples son los más grandes y decisivos.

Mano con corazón simbolizando que espero que estés bien

Te necesitamos, eres importante

Espero que estés bien, sea cual sea tu situación, te deseamos calma, fortaleza y esperanza. Porque en este pequeño planeta de color azul suspendido en el cosmos, como decía Carl Sagan, todos somos valiosos, ocupamos un lugar y somos imprescindibles.
Sin embargo, algo que estamos descubriendo tristemente con la pandemia del coronavirus es que la vida puede ser tan frágil como la niebla del amanecer.
Te necesitamos. Sea cual sea tu nacionalidad, tu religión, tus valores, tus pensamientos y tu trabajo, eres decisivo e importante. Lo eres para nosotros y lo eres para los tuyos, para aquellos que amas y que te aman.
En estos momentos, lo que más vale es la solidaridad y la responsabilidad de quien entiende que debe protegerse para proteger. Entiende por tanto, que los demás son tan importantes como tú.
No son días para el individualismo que mostrábamos hace solo unos días. Es momento de ser comunidad, de responsabilizarnos para proteger la vida.

Sé que tienes miedo, todos lo tenemos, pero esto pasará

Todos tenemos miedo. Ante cualquier situación inesperada y ante un enemigo desconocido, es perfectamente normal experimentar temor. Ahora bien, no permitamos que esta emoción nos secuestre; de lo contrario, derivaremos en conductas que no ayudan y que incrementan aún más la angustia.
Ante el futuro incierto, descendamos nuestra mirada al presente, poniendo bajo control lo único que podemos dominar: nuestras decisiones, nuestro comportamiento. Hay que tener calma y vivir el momento con la mayor de las responsabilidades, sabiendo dar ayuda y también recibirla de otros si la necesitamos.
Ahora solo importa mantenernos a salvo, ser como los gatos: mirar el mundo desde la ventana, arrebujarnos entre las mantas y mirar el mundo con intuitiva confianza. Para concluir, espero que estés bien, deseo que salgamos de esto unidos y que sigas haciéndolo bien: quedándote en casa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario