Todos nacemos, crecemos y morimos, es una constante ley para cualquier ser vivo. Hay, como es lógico, muchas maneras de morir; atroces unas, más tranquilas otras.
Una de las peores formas, sin dudas, es morir a manos de otro ser humano. Ahora le presentamos un compendio de algunos de los más terribles asesinatos de la historia. Siga leyendo.
Colombia no es solo tierra de buen café y paraíso de fabricación de algunas drogas. Es, además, la cuna del que es considerado uno de los mayores asesinos en serie de la historia: Luis Alfredo Garavito, conocido como La Bestia.
Garavito cazaba niños, era su preferencia; les ofrecía dinero o golosinas, los conducía a sitios solitarios y los mataba luego de violarlos.
Más lejos, en la lejana y extinta Unión Soviética, un ex maestro secuestraba mujeres jóvenes —incluso niñas—, y sentía una excitación creciente mientras las apuñalaba. Se trataba del famoso y aterrador Andréi Chikatilo, conocido en los anales del crimen como el Carnicero de Rostov, ya se imaginará porqué.
Chikatilo vivía una vida doble. En casa se comportaba normal —trabajaba, era padre de dos hijos—; pero era una bestia carnicera. Fue capturado, tras doce años de crímenes.
Pero las víctimas usuales de los más terribles asesinos no son siempre mujeres o niños. John Wayne Gacy, Jr. —conocido también como El Payaso Asesino— tenía preferencia por los hombres adultos.
El Payaso violó y mató 33 hombres en un período de seis años (1972-1978), impulsado por lo que su defensa definió como «asfixia erótica».
Las explicaciones en torno al comportamiento asesino del Payaso —un aparentemente inofensivo ciudadano de Chicago— están referidas casi todas a una relación caótica con su padre adicto al alcohol y un aparente odio hacia a sí mismo, por su condición de homosexual.
John Wayne Gacy, Jr. era muy insistente, seducía a sus víctimas, muchas adolescentes, las tentaba con drogas, las conducía en su auto y acababa con ellas.
Y para finalizar hablaremos del temible Alexander Pichushkin de origen ruso, llamado de otro modo como el asesino del ajedrez o el asesino del martillo, ya se podrán imaginar porqué.
Sin misericordia alguna, Pichushkin apuntaba en los cuadrados de su ajedrez a cada una de sus victimas quienes eran muertas a martillazos en la cabeza. La policía lo capturó en el año 2006 cuando tenía marcados con monedas 61 casilleros de los 64 que consta en un tablero, pero la justicia solo le pudo imputar 49 crímenes. Pichushkin nunca ofreció resistencia y se dejó capturar, relatando todo a sangre fría desde el principio. Además alegó que su afán era batir el récord del asesino en serie más célebre en Rusia, su compatriota Andrei Chikatilo.
El 29 de octubre de 2007 Alexander Pichushkin fue sentenciado a cadena perpetua.
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