Nadie diría que hace tan solo unas décadas los ordenadores ocupaban habitaciones completas. El almacenamiento de datos era a partes iguales escaso y tremendamente caro. Ahora no sólo es al contrario, sino que puedes ampliar la capacidad de tus dispositivos mediante tarjetas de memoria.
Por supuesto hay muchos modelos para distintos formatos, capacidades y usos. Te explicamos los principales para que tengas bien claro cuál es, de qué marca y de qué tipo es el que necesitas.
Los principales estándares actuales
Desde un tiempos inmemoriales, los gigantes de la electrónica han intentado mantenerse ahí arriba propulsando estándares en de todo tipo. Unos con más suerte, otros con menos. Con las tarjetas de memoria no iba a ser diferente. De hecho, ¿quién no las llama ya simplemente tarjetas SD? Sí, son las más comunes, pero no las únicas, y las hay de distintos tipos.
Lo más importante es tener claro qué formato de tarjeta usa tu dispositivo. Esto lo puedes ver en la caja, en las especificaciones o hasta mirando la propia tarjeta si ya tienes alguna.
Secure Digital, el rey
Las tarjetas SD (Secure Digital) y sus derivadas son las más extendidas en la actualidad. Hay dos tamaños en uso: el completo (que se ven como SD, SDHC y SDXC) y el formato micro (microSD, microSDHC, microSDXC).
En principio, tendremos las de formato completo para las cámaras de foto y vídeo, portátiles y sobremesas. Las microSD se quedan para dispositivos móviles como teléfonos móviles, tablets y actioncams compatibles.
Hay que tener en cuenta que no todos los dispositivos funcionan con todas las tarjetas. Es habitual que (en general los más antiguos o de gamas más bajas) estén limitados a 32GB. En ese caso, hay que escoger únicamente tarjetas SDHC, ya sean en formato micro o completo.
Memory Stick, el intento de Sony
Aunque últimamente menos, Sony ha estado unos años intentando abrirle un hueco a su estándar particular. Memory Stick, en todas sus variantes, ha sido compatible con los dispositivos del fabricante nipón y nunca ha terminado de despuntar.
También en formato reducido micro, los últimos dispositivos de la marca que no se han pasado directamente a las tarjetas SD son compatibles con ambos estándares, o microSD y Memory Stick micro (como su Action Cam). Cuando el dispositivo lo permita, lo mejor es que te hagas con una SD, que puedes aprovechar también en el resto de marcas.
Compact Flash y XQD, el alto rendimiento en fotografía
Pero hay vida más allá de las SD, y está en los entornos más profesionales. Las cámaras más potentes de los grandes fabricantes ofrecen ranuras Compact Flash. Son tarjetas mucho más grandes que las habituales, pero que también alcanzan rendimientos más altos en general y son más caras.
Éstas se están empezando a sustituir por el nuevo estándar XQD de Sony, que lleva con nosotros apenas tres años. Algo más pequeñas, del tamaño de una tarjeta SD completa, son también más robustas (esto es, resistentes y fiables). Estas tarjetas las puedes encontrar ya en algunas de las cámaras más profesionales.
En qué fijarte
Pero claro, no se trata de encontrar una tarjeta compatible con tu dispositivo y ya está: tienes que buscar una con la que le puedas sacar el mayor partido posible. ¿Qué puntos tienes que tener en cuenta?
Capacidad
Fácil. Los famosos gigas. Cuanto mayor sea la capacidad, más ficheros cabrán en la tarjeta. Más cantidad de fotos si buscas capturar el momento y más tiempo de vídeo si lo que quieres es grabar.
Por lo general, y teniendo cámaras en el mercado que rondan los 15-20 megapixels, ten en cuenta que con unos 16GB tendrás para unas 3.000 fotografías. En general esto da de sobra para una semana de viaje si no se te va de las manos. Ésta también sigue siendo la capacidad base de un teléfono móvil, por lo que es un buen punto de referencia.
Velocidad de escritura
Pero no todas las tarjetas son iguales tecnológicamente. El precio de unas a otras de la misma capacidad oscila tremendamente. Y es que tarjetas con mayores velocidades de escritura suelen ser más caras.
En cámaras de fotos, necesitas una tarjeta que sea capaz de grabar la información al ritmo que la cámara la produce. En cámaras reflex o con captura en formato RAW (esto es, sin compresión) cada imagen pesa bastante y no es lo mejor tener que esperar entre foto y foto porque todavía se esté guardando la anterior.
En el vídeo es similar: ten en cuenta la tasa de datos que genera tu cámara funcionando a la mayor calidad que vayas a utilizar. Esta cifra varía y puede ir desde los 60 Mbps (7.5 MB/s) de la GoPro Hero4 Black a los 220 Mbps (27.5 MB/s) de unas pocas. ¡Ojo que si te quedas corto no podrás grabar!
En definitiva: este dato varía con el dispositivo que tengas y no siempre más es mejor (aunque se recomienda no quedarse a ras con las cuentas: si necesitas 30MB/s mejor ir a por una de 45MB/s). Si ya has sobrepasado con creces las necesidades de tu equipo, no merece la pena, no ganarás nada en rendimiento.
En teléfonos móviles y tablets también hay beneficios. Cuanto más rápida sea tu memoria externa, más rápido se abrirán los contenidos almacenados en ella, y más cortas serán las transferencias.
Formato
Con el avance de las micro SD, se puede incluso considerar tener tarjetas pequeñas compatibles entre distintos equipos. Ya no son tan caras las tarjetas microSD decentes, y hay adaptadores para hacerlas funcionar en ranuras distintas o incluso en adaptadores a USB.
Así, puedes utilizar las tarjetas de tu teléfono en la cámara o en el ordenador, para mover fácilmente archivos de un sitio a otro.
Marca
Otro punto importante suele ser la marca a elegir. A menudo, fabricantes menos reconocidos suelen ser menos ‘precisos’ en datos como las velocidades de transferencia, que se hacen críticas a medida que crece la exigencia y puede ser menor a la marcada. Referentes aquí suelen ser Sandisk, Lexar, Trascend o Sony.
Fuente: www.mediatrends.es
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