Alguna vez os habéis parado a pensar ¿cuánto tiempo dedicamos de nuestra vida a descansar y en concreto a dormir?
Es sabido que de media pasamos un tercio de nuestras vidas durmiendo… ¡Un tercio!
Durante el periodo de descanso es cuando reponemos fuerzas, recuperamos la energía que necesitamos para afrontar nuestro día a día, para poder seguir al día siguiente con las tareas y responsabilidades de cada uno, además si ya ha quedado claro la importancia de la práctica de ejercicio, para poder realizarla debemos descansar bien.
Dormir bien significa mayor calidad de vida y los trastornos del sueño repercuten en nuestra conducta y nuestro estado emocional.
Qué bien y a gusto nos sentimos cuando al despertarnos decimos: ¡qué bien he dormido hoy!
Dormir bien o tener un sueño reparador va a tener una influencia directa en nuestro bienestar físico y mental.
Pero la noche que descansamos mal, amanecemos agotados, a veces con los ojos enrojecidos, con “mal cuerpo” y empezamos el día con pocas ganas…
¿Qué sucede en nuestro organismo cuando dormimos?
Durante la noche se produce la secreción de hormonas que reparan el desgaste que han sufrido nuestros órganos durante el día, dichas hormonas nos ayudarán a mantener el bienestar a lo largo del día y se convierten en aliadas de nuestra salud y también de nuestra belleza, para estar más guapos/as ¡debemos dormir y descansar bien!
Además, mientras dormimos, al estar tumbados, el organismo descansa más. Esta posición horizontal facilita que las articulaciones soporten menos peso y que nuestros músculos se liberen de la tensión, se relajen, se regeneren. Durante el sueño nuestro organismo segrega la hormona del crecimiento importante en la regeneración del musculo.
Un buen descanso ayuda a que nuestro sistema inmunitario se fortalezca y nuestro sistema circulatorio también se beneficie, la presión sanguínea baja, por tanto el corazón necesita menos esfuerzo para bombear la sangre a todo nuestro organismo.
Por todo ello resulta fundamental aprender pequeñas costumbres y a veces trucos en nuestro día a día que nos van a facilitar la tarea de conciliar el sueño y poder descansar bien.
Todos nos hemos hecho alguna vez varias preguntas sobre lo que nos conviene hacer o evitar para descansar correctamente.
Es una pregunta que nos hacemos en el taller de paciente activo: “cuidando activamente mi salud”.
¿QUÉ PODEMOS HACER NOSOTROS O CUÁLES SON LAS MANERAS DE CONSEGUIR UN SUEÑO REPARADOR?
¿Me ducho a la mañana o a la noche?
Los que saben de esto dicen que es recomendable tomar un baño al atardecer, esta actividad va a favorecer la conciliación del sueño, porque el agua caliente ayuda a elevar la temperatura corporal contrarrestando la reducción que se produce cuando dormimos, pero el error se comete cuando la ducha se produce justo antes de meternos a la cama, se debería realizar dos horas antes de acostarnos, porque si no, tiene efecto contrario y nos despierta, nos activa.
¿A qué hora del día hago ejercicio para dormir bien?
Como con el baño o ducha, cuando hacemos ejercicio nuestro cuerpo aumenta de temperatura, por eso se debería realizar dos o tres horas antes de acostarse.
¿Qué ceno?
No es recomendable una cena copiosa, pero aparte del qué, también tiene importancia el ¿cuándo?
Deberían pasar tres horas entre la cena y el momento de acostarnos.
Y ¿lo de tomar un vaso de leche antes de acostarse?
Tomar leche caliente o una infusión aumenta la temperatura corporal y es positivo para ese momento del día, salvo personas con problemas gástricos o que tomen diuréticos, pue vamos a ingerir líquidos que van a dar ganas de orinar y levantarte a la noche. Si se toman diuréticos se puede consultar al médico si se pueden tomar a la mañana, así evitamos el levantarnos durante la noche para ir al baño.
¿A qué hora me acuesto?
Es conveniente adoptar una hora fija para irnos a la cama. Los seres humanos estamos programados para dormir por la noche, debemos intentar una periodicidad biológica diaria, acostarnos y levantarnos siempre que se pueda a la misma hora.
No tomar excitantes ni alimentos que puedan interferir en el sueño como café o chocolate.
Utilizar tapones si tienes un sueño ligero
Siesta: ¿enemiga o amiga?
Si descansamos suficiente por la noche quizás no sea necesaria la siesta, sin embargo una siesta de no más de 30 minutos es reparadora según los expertos y nos inyecta energía para afrontar la tarde, pero… no más de 30 minutos eh!!!
No ir a la cama a estudiar o a leer.
Quizás un poco de lectura te ayude a dormir, pero a veces te desvela si te despistas y lees más de 10 minutos.
El dormitorio oscuro y en silencio, la cama cómoda y la temperatura confortable ni frio ni calor.
La melatonina es la hormona del sueño y su secreción está ligada a la oscuridad, los niveles diurnos son muy débiles y alcanzan su máximo antes del adormecimiento. Es la oscuridad quien estimula su secreción. Es la encargada de la regulación de nuestros ritmos biológicos.
Consultar al médico acerca de los medicamentos que tomamos (si es el caso) para informarnos si interfieren en el sueño.
Pero, ¿Qué hago si nada de lo anterior funciona?
Si a pesar de seguir las indicaciones, a veces se nos hace cuesta arriba dejar de lado nuestras preocupaciones diurnas y nos cuesta dormirnos.
Entonces conviene levantarse de la cama e ir a otra habitación para realizar una tarea que no nos active demasiado y luego volver a la cama (leer un poco, dar un paseo por la casa).
Si aun así no nos dormimos podríamos aprender técnicas de relajación (en otra entrega podemos hablar de ellas) que serán otra forma de ayudarnos a dormir y descansar mejor.
Pero, si el problema persiste debemos acudir al médico para consultar y solicitar ayuda.
Fuente: https://osakidetzarenosasuneskola.com
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