sábado, 18 de febrero de 2017

LA NECESIDAD DE DESCONECTAR NUESTRO CEREBRO


Cotidianamente las personas utilizan el término “desconectar” para referirse a la necesidad de eliminar el estrés, es decir, aquel anhelo de poder olvidarse de las ansiedades y preocupaciones derivadas de las tareas y responsabilidades diarias. A raíz de este deseo, solemos realizar diferentes actividades para paliar el estrés, que pueden ir desde tomarse unas pequeñas vacaciones, hasta cosas menores como escuchar música, salir a correr o tomar un baño caliente.

¿Cómo funciona la desconexión automática?

Más allá de la elección consciente y deliberada sobre qué acción realizar o qué camino seguir con el objetivo de reducir nuestro estrés, la verdad es que nuestro cerebro posee un mecanismo de “desconexión automática”, que se inicia cuando se superan ciertos niveles de agotamiento. Esto quiere decir que, si bien nosotros no nos “desconectamos” conscientemente, nuestro cerebro sí lo hace. Incluso puede tomarse unas vacaciones si “considera” que es necesario para nuestra salud…
Este mecanismo trabaja de forma peculiar. Por ejemplo, ¿te has sentido alguna vez embotado, lo que impidió que te concentraras en tu trabajo, a pesar de tus esfuerzos? Ese es un ejemplo claro de la desconexión automática de nuestro cerebro, ya que, al impedir una correcta concentración, nos vemos obligados a recurrir a alguna tarea cuyo consumo de recursos cognitivos sea menor.

Las investigaciones científicas

En la Universidad de Wisconsin, diversos investigadores descubrieron que existen ciertas células nerviosas que suelen desconectarse durante breves lapsos de tiempo, durante el transcurso de actividades que no necesitan de su acción. A esto se lo llama “sueño focalizado”, ya que estas neuronas entran en un estado muy parecido al del sueño habitual. En otras palabras, el cerebro puede “dormirse por partes”.
El profesor Andrew F. Leuchter, de la Universidad de California, ha descubierto que las personas depresivas presentan serios inconvenientes al momento de querer “desconectar su cerebro”. El estudio de Leuchter inició con el reclutamiento de 121 voluntarios con diferentes diagnósticos de depresión,para evaluar la sincronización de sus ondas cerebrales con diversas áreas del cerebro.
Entre las áreas cerebrales que se encuentran en reposo, estas personas presentan una mayor interconexión y actividad. Pero, lejos de ser algo favorable, este hecho revela que sus cerebros no se “desconectan” automáticamente, ya que no se reconocen los estados de saturación.
En conclusión, las personas con cuadros de depresión se encuentran en un círculo vicioso de pensamientos del cual les cuesta mucho trabajo salir. Esto se debe a que las personas deprimidas no son capaces de controlar el intercambio cognitivo entre algunas de sus áreas del cerebro, por lo que no les es posible desconectar aquellas que no se encuentran en actividad. Es decir que esta enorme interacción demostrada por las personas deprimidas no representa una ventaja, pues es precisamente esta misma la que les impide lograr una adecuada desconexión.

Apostando al cambio

No todo está perdido: salir de este círculo de pensamientos recurrentes es posible. Hoy en día, existen numerosas técnicas ideadas para combatir la depresión y, aunque sus resultados pueden no mostrarse en el acto, sin lugar a dudas son útiles para entrenar y re-educar al cerebro. Al igual que todos los cambios de la vida, este debe ser gradual, involucrando tiempo, dedicación y, lo más importante, un sincero interés de mejorar la calidad de vida.

Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com

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