No es que al leer estas reglas ganes tú, sino que ninguno perderá el respeto del otro.
Siempre hay un problema tras cada solución, de alguna u otra manera ustedes dan dos pasos hacia delante y luego tres para atrás. Es un círculo vicioso que nunca termina; son como dos líneas paralelas que jamás se cruzan; como oídos sordos de almas testarudas que se aman profundamente pero que también se lastiman. Si no pelean, no se sienten a gusto: algo falta, algo no está en su lugar.
Todas las parejas tienen discusiones, pero no todas discuten de una manera justa e inteligente. No es que al leer estas reglas "ganes" tú, sino que ninguno perderá el respeto del otro.
Sé honesto
Querer ganar una discusión no te da derecho a usar todo tipo de trampas para lograrlo. Levantar falsos sobre cosas que no te constan, exacerbar cualidades propias que no son del todo reales u ocultar información sobre tus errores son maneras de caer en la deshonestidad. Nada constructivo y verdadero puede alzarse sobre la mentira, por lo que será mejor que digas las cosas tal y como son: ni más ni menos.
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No te exaltes
Si te sientes molesto, frustrado, iracundo u ofuscado es mejor no discutir. Ante una emoción fuerte, la capacidad de razonar va perdiendo fuerza. La adrenalina corre por el torrente sanguíneo y apenas se pueden articular palabras coherentes y ciertas. Decir malas palabras o hacerlo de manera violenta no tiene lugar en una discusión entre dos personas que se aman.
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Ni víctimas ni victimarios
Ni el otro es la persona más mala del mundo ni tú eres un ser incorruptible que no ha cometido un error en su vida. Elimina las palabras “siempre” y “nunca” porque, por más que quieras verlo así, no son reales. Si vas a reprochar alguna actitud, hazlo de manera puntual, por ejemplo: “el día tal, que hiciste tal cosa”, no un “es que siempre haces lo mismo”.
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Da concesiones
Eres un ser humano y en cuanto tal, te equivocas. Cuando discutes con quien amas debes saber que tú también puedes estar dejando pasar aspectos importantes que el otro sí ve. Debes ser receptivo y escuchar qué es lo que piensa tu pareja. Hazle sentir que estás tomando en cuenta su punto y que no estás en una postura inapelable cerrada a buscar una solución.
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Escucha
Si tú estás completamente convencido en que tienes la razón, pero el otro está rotundamente negado a escuchar, escucha tú. De manera calmada, comienza a hacer preguntas al otro; eso hará que se sienta escuchado y poco a poco se irá calmando.
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Quizá lo más importante es que te cuestiones por qué quieres "ganar". Más aun, ¿qué vas a ganar?... ¿Reconocimiento?, ¿respeto?, ¿amor?, ¿sabiduría? Si lo piensas bien, verás que no conseguirás nada de eso. Sólo acrecentarás tu orgullo frente a tu pareja, quien tendrá que aceptar que “tienes razón”. Pero querer tener siempre la razón es un síntoma de personas inestables emocionalmente e inseguras. Por eso, es importante que distingas bien qué es lo que te mueve a discutir; ¿se trata de un un problema real o sólo es tu insaciable sed por ser reconocido, temido o “respetado”.
Fuente: 5 reglas que debes conocer para ganar una discusión con tu pareja
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