Navidad, día de Reyes, cumpleaños ... todas ellas son épocas propicias para que, o bien los padres regalen un primer móvil a sus hijos, o bien sean estos los que lo pidan. Surgirán entonces las preguntas más habituales en estos casos: ¿Cuál es la edad recomendada para regalar un primer móvil a un niño/a? ¿Cómo debo gestionar su uso? ¿Qué móvil compro a un niño? Hemos hablado con expertos para conocer diferentes puntos de vista a la hora de afrontar este momento que tarde o temprano llega.
Cuál es la mejor edad para el primer teléfono móvil de un niño
Según el último estudio del INE sobre "Equipamiento y uso de tecnologías de información y comunicación en los hogares en España", correspondiente al año 2016, en España sigue creciendo el número de niños que tienen su primer teléfono móvil a edad temprana.
En 2016, uno de cada cuatro niños de 10 años tenía un teléfono móvil. La diferencia respecto al año anterior apenas es de 1 punto, más o menos la media de crecimiento de este dato desde 2011. Cuando cumplen 11 años el porcentaje sube casi a la mitad, pero es a partir de los 12 años cuando tres de cada cuatro niños tienen teléfono móvil.
A partir de los 12 años, el porcentaje de niños con teléfono móvil en España es ya del 75%
Esa edad coincide con el paso del colegio a un instituto de educación secundaria. Es lo que dicen las cifras y lo habitual, pero ni las estadísticas ni la presión social deben decidir por los padres sobre cuándo es el mejor momento para que un menor tenga acceso a un teléfono móvil propio.
María Zabala es experta en Alfabetización y Ciudadanía digitales, colabora habitualmente con el sector público, empresas, familias, centros educativos y estudiantes para fomentar un uso positivo, creativo, responsable y seguro de la tecnología y es autora de iWomanish, publicación sobre cultura digital para padres y educadores.
María coincide con el resto de expertos consultados por Xataka: que un niño tenga un teléfono móvil a los 9 o a los 13 años no depende tanto de la edad como sus necesidades y por supuesto circunstancias. Y eso quienes mejor lo conocen son los padres.
"No es lo mismo el primer hijo que el tercero y no es lo mismo un niño introvertido o con pocos amigos que un niño con muchos amigos o mucha curiosidad o un niño con muchas aficiones no tecnológicas que un niño cuya única afición es consumir videos"
Que no sea ni el niño ni la presión social los que decidan cuándo llega el móvil. ¿Está ya preparado? Es la pregunta que hay que contestar
¿Es mejor a los 9 o a los 13 años? Si un niño tiene claro cómo comportarse, hábitos saludables, se relaciona con normalidad .... ¿por qué ponerle una edad concreta para tener teléfono móvil?
"Es más, el tema no es el dispositivo sino lo que se haga con él. Un smartphone con datos que puede conectarse a Internet en cualquier parte o un smartphone en el que el perfil de usuario del niño le permite hacer cualquier descarga sí que debería esperar a que el niño en cuestión esté preparado para usarlo después de haber usado otros dispositivos. Sin embargo, un móvil que sólo se conecta a Internet vía wi-fi o que no puede hacer descargas sin la autorización de los adultos puede resultar una vía de autonomía digital progresiva en positivo"
Luchar contra el "todos mis amigos ya tienen un teléfono"
Si no ha sido a la edad de 9-10 años, es bastante probable que con el paso a la educación secundaria, la entrada en la adolescencia y una vida social más intensa e independiente, los niños/as argumenten que todos sus compañeros de clase o amigos ya tienen su teléfono móvil. Primero de todo, calma y, como apunta María Zabala, comprobarlo.
"Cuando nuestro hijo empieza a recordarnos que es ‘el único que no tiene móvil’ de su clase, lo primero que podemos hacer es contrastarlo con algún otro padre. En segundo lugar, igual que hacemos con otras cosas (cuándo les dejamos ir solos a comprar pan o irse de viaje en grupo pero sin ti o mandarle a un campamento…), es importante no dejarse llevar por prejuicios o presiones y hacer lo que uno considere: esperar o permitir"
Rebeca Díez, Doctora en Comunicación con la tesis “Los valores educativos y las competencias en los videojuegos de la TDT infantil española” es profesora en el Campus de Gandia (Universitat Politècnica de València) y codirectora del Congreso de redes sociales #Comunica2 junto con Marga Cabrera, también profesora de la misma universidad y fundadora del Observatorio de Nuevos Medios en España. Ambas firman el capítulo "Padres analógicos frente a huérfanos digitales" del libro "Los Nativos digitales no existen". En su caso, que los niños empiecen a usar el teléfono cuanto antes es positivo si el motivo es ser una herramienta tecnológica, pero recalcan que "la edad dependerá de la familia y la decisión de los padres", no de los niños.
"Se ha adelantado la edad a la que los niños tienen un móvil que suele ser entre los 11 y 13 años. ¿Correcto? Si el móvil se utiliza para estar en contacto con su grupo de amigos y para estar localizable, siempre que los padres así lo consideren, es buena edad"
Otra situación compleja de gestionar es cuando los padres están divorciados o no llegan a un acuerdo común sobre dar o no un teléfono a su hijo/a. O ambas situaciones a la vez. Con los claros matices de que cada familia es un mundo y cada niño diferente, lo que prima es la conversación en busca de un acuerdo que deberá aceptar el menor.
"Si los padres no están de acuerdo e igual que sucede en otros ámbitos, habrá que buscar el consenso. Y si los padres están divorciados, si eso significa que no puede haber acuerdo en que uno dé móvil y el otro no lo apruebe, suelo recomendar que los padres acuerden con el niño una especie de ‘contrato de uso’ que aclare cómo va a usarse el dispositivo. Debería poder hablarse sobre el tema, pensando en el niño, pero como la vida es como es, que quede claro cuáles son las normas de cada progenitor"
¿Para qué quiere un niño un teléfono móvil?
Si seguimos analizando los datos del INE en España, si bien hasta los 11-12 años no hay un porcentaje alto de niños que tienen teléfono móvil, no ocurre lo mismo con el acceso a un PC (desde los 10 años lo usan el 88%) ni tampoco a Internet (91% a partir de los 11 años).
En buena parte de los casos, más del 50%, el primer teléfono móvil de un niño proviene de un regalo, casi siempre del lado de los padres que sienten que con el teléfono móvil en manos de sus hijos, ganan en seguridad y control sobre ellos, sabiendo en todo momento dónde están y qué hacen.
Habitualmente las ventajas asociadas a que un menor tenga un teléfono móvil se quedan del lado de tenerlo localizado, que pueda llamar a sus padres y esté “socializado” con sus amigos. Pero no es lo único ni tampoco lo más importante.
Si el primer smartphone de un niño/a llega sin cumpleaños, recompensa por buenas notas o similares, ya estaremos dando un primer paso para que haga un uso correcto del mismo
Sin embargo, un teléfono móvil, hoy en día, tiene en su capacidad de comunicación casi lo de menos. La conectividad a Internet es necesaria y muy útil para muchas facetas de su vida, y los padres y adultos no deben dejarles de lado por un falso afán de protección. Como en otras facetas de la vida, lo que corresponde a los padres es una labor de educación en ese mundo digital.
Y esa labor parental no arranca con la aceptación de la entrega de un primer smartphone. Es de mucho antes.
Si atendemos a los expertos consultados, la decisión sobre dar o no un teléfono móvil a un niño (y el tipo de teléfono) va a depender bastante más del uso que se vaya a hacer de él que de la edad.
"Los niños no piden un móvil porque lo ‘necesiten’ para ser felices o sentirse integrados en su grupo. Puede que piensen que sí, pero un niño con muchos amigos o muy popular no necesitará tener móvil para que lo inviten a planes. Los niños piden un smartphone para llevar el mundo en el bolsillo y tener libertad, pero casi todo lo que hacen con ese móvil podrían hacerlo también con una Tablet (salvo sacarla de casa con igual comodidad). Desde luego, un niño de 9 años con smartphone y datos móviles es un niño con demasiada autonomía"
Aunque dependerá de cada familia, compartir el teléfono de los padres suele ser un primer paso en la autonomía de los niños con ese dispositivo. Con ese equipo, que puede incluir un perfil concreto para los hijos (sin posibilidad de descargar aplicaciones, por ejemplo), los menores pueden crear perfiles de Instagram que gestionarán desde ese teléfono o grupos de Whastapp entre amigos que usan en ese teléfono de los padres.
"Lo que desde luego es buena idea es hablar con los niños sobre para qué quieren un perfil social o una app, qué esperan obtener de ese uso…"
En esa conversación previa con los niños, incluso antes de tener su dispositivo propio, podremos sentar las bases de su comportamiento con el teléfono móvil, conocer sus necesidades (que en muchos casos pueden satisfacer con un tablet o un ordenador, para ver vídeos, escuchar música o o incluso participar en redes sociales) y educarlo en un uso responsable y en positivo de la tecnología.
Cómo gestionar el uso del primer móvil de un niño
Si bien a la hora de acertar con el momento de que un hijo/a tenga el primer teléfono móvil, cada padre/madre debe tener la última palabra y no hay trucos mágicos para saberlo, los expertos coinciden en una máxima: poner reglas de uso y dejar claro que el teléfono no es suyo. Incluso si hubiese llegado como regalo, buena parte del uso que harán de él requerirá de Internet. "E Internet cuesta un dinero que pagan los padres. Así que, de alguna forma, su móvil y su Internet son de sus padres"
Además de reglas y contratos, en los primeros pasos de un niño con un teléfono móvil o la tecnología en genera, hay que hablar y escuchar mucho. Ponernos en su lugar
Lo primero a realizar será acordar con los niños unas condiciones de usoque pueden incluir momentos de desconexión, sitios donde puede usarse o no el teléfono móvil, así como razones por las que los adultos pueden revisar o no el dispositivo. Esas reglas y normas de uso pueden establecerse de forma escrita o hablada, pero para María Zabala, hay dos máximas que deben conocer tanto padres como menores.
"Todos deben asumir que, ante un mal uso, pasan dos cosas: el niño está aprendiendo y debe equivocarse para hacerlo; y las consecuencias avisadas deben respetarse y no pasarse por alto"
Por la red hay numerosos tipos de contratos, muchos de ellos basados en el famoso acuerdo de Janell Burley Hofmann con su hija de 12 años cuando le entregó su primer teléfono móvil. En él quedan recogidas normas de uso, horarios, tiempos y normas de comunicación, que, como me cuentan Rebeca y Marga, son "igual que las que establecemos sobre educación y el saber estar tanto en clase, como en la familia o ante personas desconocidas; la red es el mundo real extrapolado a miles de personas. Si los niños tienen claras esas normas, deberían seguirlas en su mundo online"
El tipo, cantidad y modo de cumplir esas normas de uso quedan del lado de cada familia. No es lo mismo una en que se ha realizado un acompañamiento desde los 6 años en el uso en positivo de la tecnología que en otra donde la entrega del primer teléfono es el primer contacto del menor con Internet, por ejemplo. A partir de esa edad esa labor será más difícil básicamente porque el menor se ve totalmente autónomo, incluso con más conocimientos que los propios padres.
María Zabala tiene su propia adaptación del contrato para iKids, como los denomina ella. En él podemos encontrar los aspectos fundamentales que deseamos no tanto en el uso del dispositivo como en el aprendizaje que deseamos que tengan los menores con el teléfono móvil. De forma general podrían ser:
- Límites y normas sobre tiempo de pantalla y desconexión.
- Peligros de relacionarse online con desconocidos.
- Necesidad de pensar dos veces antes de compartir mensajes o fotos o videos.
- Importancia de dejarse guiar para aprender.
- Protagonismo de su individualidad, su vida offline y sus aficiones.
Rebeca Díez y Marga Cabrera recomiendan buscar en los aspectos negativos que queremos evitar a la hora de establecer reglas de uso del smartphone.
"Hay aspectos negativos a tener en cuenta y son normas que se establecen en casa día a día como no utilizar el móvil cuando se está en familia, por ejemplo, durante la comida, no dejar el móvil durante las horas de estudio ni tampoco que se cargue en el dormitorio del niño durante la noche. Al igual que nos sentamos con nuestros hijos para ver la tele desde pequeños, debemos ver qué dicen, a quién, cómo, qué foto de perfil han decidido poner y advertirles de que no deben hablar de su vida privada ni indicar dónde viven o a qué colegio van; son datos que no interesan realmente a nadie y que pueden generar problemas. Si los padres estamos en redes, no nos verán como analfabetos tecnológicos y, si no estamos, se verán en un terreno por explorar libremente sin ningún tipo de recomendación"
La importancia de crear cuentas específicas en los móviles para niños
Otro pilar fundamental para María Zabala a la hora de gestionar el primer teléfono es no ofrecer el terminal tal cual sino crear una cuenta como menor y poder limitar las descargas o uso del mismo, necesitando el permiso de los padres para determinadas tareas, lo que facilitará el poder ir graduando su autonomía digital. "Si a los 12 años no les dejamos hacer solos muchas cosas, en esto también podemos participar". Con esta decisión, de las más importantes según María Zabala, los padres podrán intervenir de las decisiones que vayan tomando los niños con sus móviles.
Si un niño crece en una casa en la que la tecnología se incluye en el resto de la educación que reciben (normas, diálogo, hábitos, ejemplo…) será más fácil que hagan un uso consciente de su móvil
"Son muchos los padres que instalan apps de control parental en el móvil de sus hijos para revisar tiempo de conexión o apps más utilizadas, y esto es positivo sobre todo si utilizamos la información para dialogar con ellos. La relación que los padres establecemos con nuestros hijos en términos del uso de su Smartphone suele tener que ver con advertencias sobre peligros o con mensajes de ‘estás siempre pegado al móvil’, así que podemos intentar encontrar otras conversaciones que tengan que ver con sus opciones para participar de la tecnología de formas creativas y ‘diferentes’ a lo típico"
Esa labor parental en positivo es clave. Conviene insistirles en que no limite su mundo a su teléfono móvil, "que entienda que puede hacer muchas más cosas con su tiempo, incluso digitales pero sin smartphone de por medio".
Si esos primeros pasos con el teléfono móvil se realizan de forma conjunta y temprana, hay beneficios. Lo más directo es que, en esas conversaciones y gestiones, los adultos van a aprender y saber más de lo que les gusta e interesa. De hecho, si no lo gestionan los padres, los niños adquieren una libertad enorme que nadie les está indicando cómo afrontar y en la que es probable que choquen con situaciones que no les beneficien.
"Ellos aceptarán con más facilidad que intervengamos en algunas decisiones si estrenan móvil con 13 que si lo hacen con 17"
Muchos de los problemas que los menores experimentan cuando viven el mundo digital tienen que ver con conductas y no con aspectos puramente tecnológicos
¿Y si los padres no saben cómo enfrentarse a esos temas técnicos de creación de cuentas, limitar usos o gestionar el propio teléfono del menor? Es inevitable pensar que la tecnología ha complicado la educación.
"Es todo mucho más difícil porque antes creíamos tener controlado qué veían o qué leían los menores. Ahora, necesitamos más dedicación y más tiempo, pero sobre todo aprender, aprender con ellos para sacar partido a las redes y a las apps por lo mucho que nos pueden aportar y, al mismo tiempo, advertir y conocer los peligros que son muchos y, en ocasiones, muy poco controlables"
Qué móvil comprar a un adolescente: recomendaciones y mejores modelos
Todos los expertos consultados coinciden en lo que un primer teléfono móvil debe tener si vamos a regalarlo a un niño/a: que sea básico, sencillo de manejar, no muy caro y sobre todo que entiendan que el propietario es el padre, madre o ambos, que son quienes han pagado por él y lo dotan del plan de datos si así se ha acordado.
"Los niños preadolescentes necesitan un smartphone sencillo, que les permita comunicarse vía teléfono y con capacidad para las apps más utilizadas, WhatsApp e Instagram. Lo lógico es empezar con un teléfono básico y económico"
El primer teléfono de un niño/a debe ser capaz de ejecutar las aplicaciones más usadas a su edad o realizar y recibir llamadas. No hay características técnicas más deseables que otras, pero como enfatiza María Zabala, "como el móvil no debe ser entendido como un juguete, mejor evitar que parezca un juguete".
Es habitual que ese primer teléfono sea un terminal de segunda mano, ya usado por los padres o un hermano mayor y con el que durante dos o tres años puedan funcionar. Algunas estrategias para gestionar esos primeros años pueden desembocar en la compra o paso a un modelo superior como recompensa por el buen uso del anterior.
En la elección del primer teléfono móvil hay que evitar caprichos o que den por sentado que pueden aspirar al mismo móvil que un adulto o al móvil que no puedes tener ni tú
Pero mucho cuidado con las prestaciones o tecnologías que incluya el modelo que decidamos prestarles en cada momento, especialmente el primero. Que los padres sepan cómo enfrentarse a los temas técnicos relacionados con el nuevo teléfono móvil es importante.
Rebeca y Marga apuntan a esas capacidades tecnológicas como base importante en la gestión del uso del primer teléfono móvil de un hijo.
"El móvil es como cuando llegó la televisión. Los padres podemos decidir qué ven nuestros hijos porque conocemos el contenido de determinada película o serie. Lo mismo pasa con el móvil. Si nosotros desconocemos cómo utilizarlo o en qué redes están nuestros hijos y por qué, no podremos acompañarles en este aprendizaje"
Si el teléfono que dejemos a los menores admite la identificación por huella, restringir uso de aplicaciones o creación de diferentes perfiles, y los padres no entienden de qué manera se gestionan y funcionan esas características, no van a poder educar en un buen uso por ejemplo de las contraseñas o protección de los datos personales. "Ellos podrán crearse otro perfil sin que lo sepamos o nos demos cuenta"
María Zabala, que ya vive esta situación como madre, insiste en la necesidad de tener esos conocimientos técnicos, pero no abrumarse ni por no conocerlos todos ni por tener que aprender.
"Los padres no siempre sabemos cómo afrontar las situaciones que van surgiendo mientras nuestros hijos crecen; no es algo que pase sólo con la tecnología. Cuando queremos mediar de manera tecnológica en los primeros dispositivos de nuestros hijos, es importante en primer lugar tomárnoslo con calma, no podemos saber de todo"
Para conseguir ese aprendizaje hay numerosas webs en las que informarse. La propia tienda de móviles puede ser un pilar o servirnos de asesoramiento, y no hay que olvidar que tanto Apple como Google tienen paso detallados para configurar la cuenta desde la que los hijos gestionen sus móviles.
En relación a qué sistema operativo escoger para el primer teléfono de un niño, las dos opciones del mercado, iOS y Android, son válidas pero con importantes matices y diferencias entre ellas. En Android contamos con la posibilidad de crear diferentes perfiles de usuario y gestionar la configuración de forma más o menos amplia dependiendo del fabricante. Pero hay un ecosistema de aplicaciones inmenso y numeras maneras de establecer un control parental.
Si optamos por iOS, hay una buena gestión de la familia (aunque cada uno con su dispositivo), control más estricto de las aplicaciones y seguridad del dispositivo, aunque hay que conocer que no admite diferentes perfiles en un mismo dispositivo, además de que estos son de precio más alto que equivalentes en Android.
En iOS existe la opción de restricciones, un modo que permite a los padres gestionar el completo uso del teléfono, desde los datos a la cámara o incluso el volumen del sonido
Respecto a las opciones de configuración y control parental, son muy completas y organizadas, y podemos recurrir a esta opción a falta de diferentes perfiles en un mismo dispositivo. Si vamos a dejarle nuestro iPhone a un niño o configurar para su uso un modelo viejo (o incluso nuevo si así queremos), existe la opción de Restricciones, que incluye prácticamente todo lo que necesitamos para gestionar ese teléfono, desde localización a restricción de aplicaciones, uso de la cámara, la tienda de aplicaciones o contenido no apto para la edad que marquemos. Incluso podemos limitar el volumen de audio del dispositivo.
Más posibilidades de modelos y características diferentes admite abrazar a Android para el primer teléfono de un menor. Dentro de la gama de entrada, que es la que recomendamos atendiendo a las directrices de los expertos consultados, hay decenas de modelos con diferentes tamaños de pantalla, acabados y configuraciones.
Fuente: www.xataka.com
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