La meningitis es una enfermedad relacionada con la inflamación de las membranas del cerebro y de la médula espinal. La etiología de esta enfermedad puede ser distinta, pero los síntomas de varios tipos, en líneas generales, son similares.
Se estima que los niños son más propensos a sufrirla.
Fiebre repentina
Uno de los síntomas de la meningitis es la fiebre, que comienza de repente. El niño sufre temblores y se quejará de que siente frío de forma permanente.
En el paciente, la temperatura subirá rápidamente, siendo muy difícil bajarla. Pero dado que este síntoma es muy común en muchas enfermedades, es necesario prestar atención también a otros cambios en el estado del niño.
Dolor de cabeza agudo
El dolor de cabeza al sufrir una meningitis es, a menudo, no solo fuerte, sino casi insoportable. Además, muchas veces el dolor afecta también al cuello del paciente, pero debido a que la cabeza "estalla", es un síntoma que el paciente puede no detectar.
En los recién nacidos, un síntoma característico es también la aparición de una protuberancia en la fontanela.
Visión doble
Un paciente con meningitis sufre grandes dificultades para enfocar la visión, por lo que la imagen que observan sus ojos aparece doblada.
Dolor en la barriga, náuseas y vómitos
La meningitis hace al paciente perder el apetito. Esto, en parte, responde a unas constantes náuseas, que pueden venir acompañadas de dolor abdominal y vómitos.
Fotosensibilidad
Otra señal de que la afección es meningitis es la fotofobia (elevada sensibilidad a la luz), por la cual a los niños comienzan a llorarles los ojos, aumentando las náuseas y el dolor de cabeza.
Rigidez de nuca
Un niño enfermo con meningitis presenta una posición corporal fácilmente reconocible: está acostado sobre su lado con la cabeza echada hacia atrás y con las piernas flexionadas. Los intentos de estirar el cuello, a menudo, fracasan.
Incapacidad a la hora de estirar las piernas
Incluso si se consigue inclinar la cabeza del niño hacia el tórax, enseguida se flexionan las piernas desde las rodillas. Es imposible que se estiren en esta postura. Este fenómeno se llama el signo de Brudzinski.
Durante una meningitis, junto a este síntoma, también aparece el signo de Kernig: no es posible estirar la rodilla cuando la pierna se eleva intentando formar casi un ángulo recto.
Las erupciones cutáneas no empalidecen
Con la meningitis es también posible sufrir erupciones en la piel. Distinguirlas de una erupción no relacionada con la meningitis solo requiere de una prueba sencilla.
Toma un vaso de vidrio transparente, aplícalo sobre la erupción y presiona de tal manera que la piel debajo del vaso empalidezca. Si la erupción también empalidece, no hay meningitis. Pero si la erupción conserva su color, hay que estar en alerta.
¿Qué hacer?
La meningitis es una enfermedad peligrosa, por lo que, al detectar sus síntomas, se debe avisar a una ambulancia inmediatamente. Hasta la llegada del médico, se debe proporcionar al paciente un ambiente de paz, tranquilidad y silencio, atenuando al máximo las luces de la habitación.
Una vez que llegue el profesional, hay que contarle todos los síntomas detectados. No se recomienda bajo ningún modo, si se sospecha de que un hijo sufre meningitis, que los padres rechacen el ingreso hospitalario. El mejor lugar para tratarlo de forma eficaz, luchar contra la meningitis con éxito y con total seguridad es el hospital.
Fuente: 8 Síntomas de la meningitis que los padres no deberían pasar por alto
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