“Tres son los grandes problemas del hombre: la naturaleza de complicar todo innecesariamente, creando nuevos problemas, el absurdo afán de asumir problemas ajenos, y la estupidez de evitar los problemas reales”
Como nos dice Hernampérez nos complicamos la vida innecesariamente.
¿Por qué buscamos problemas donde realmente no los hay? ¿por qué además cargamos muchas veces con los problemas de los demás? y encima, ¿por qué cuando realmente aparece un problema nos asustamos e intentamos evitarlo?.
Dentro de cada uno de nosotros llevamos una mochila en la que pesan los recuerdos, las experiencias, la educación que hemos recibido… y muchas veces a la larga, nos perjudican y nos crean prejuicios y problemas, donde realmente no los hay.
Pero además, lo más curioso de todo es que cuando llega un problema de verdad, tendemos a evitarlo, huimos de él, sentimos miedo.
“No hago más que darle vueltas a lo mismo…”, “¿Qué pensarán los demás cuando vean que no he querido…?”, “Me siento solo, me siento tan solo y no hago más que pensar esto una y otra vez”, “Tengo que mantener la línea, ¡no me voy a comer este trozo de pastel de chocolate!”.
¿No te sientes identificado con algunas de estas frases? Pues estas y otras muchas inundan nuestra cabeza sin darnos cuenta.
Poco a poco los pensamientos no nos dejan vivir, están dando vueltas y más vueltas en nuestra cabeza, martilleando… Empezamos a entrar en una espiral en la que vivimos más para nuestra mente, que para nuestra vida real.
Pero todo puede cambiar si queremos… Pues podemos entrenar poco a poco nuestra mente, igual que entrenamos nuestros músculos.
¡Ya es hora de dejar de complicarnos la vida por tonterias!
¿Quieres dejar de complicarte la vida? Pues si te lo propones, poco a poco puedes cambiar. Eso sí, todo requiere un esfuerzo.
Aquí te dejamos unos consejos para ello:
1. Dale la importancia justa a las cosas
Preocúpate cuando realmente sea necesario.
Deja de darle importancia a cosas que realmente no la tienen como ¡ya he perdido el autobús!, y la frase que siempre añadimos detrás ¡Qué mala suerte tengo!
No te preocupes más de lo necesario; más que nada porque los problemas y las dificultades no suelen solucionarse porque pensemos más en ellos…
2. Perdónate y perdona a los demás
Muchas veces nos sentimos culpables de alguna cosa que hemos podido hacer mal con alguien y no dejamos de fustigarnos por ello o por el contrario, no perdonamos el fallo que han podido cometer los demás.
No perdonar nos estanca y no nos permite avanzar, pero perdonar nos libera.
Perdona, perdónate y pasa página.
3. Desconecta de las preocupaciones
Empieza ya a aprender que cuando acaba el trabajo, acaba.
Si vuelves de un hospital de visitar a un familiar querido, si un amigo te ha estado contando un problema etc. cuando vuelvas a casa no sigas “rumiando” en lo mismo.
Necesitas relajar tu mente y liberarla del estrés y las preocupaciones diarias.
4. Aclara tus diferencias con los demás
Si tienes problemas con alguien, si has tenido un malentendido y no dejas de darle vueltas a la cabeza, lo mejor es que hables con esa persona.
Aclara tus diferencias, te habrás quitado un peso de encima. También es importante que aceptes a los demás tal y como son y que elijas como amigos las personas que te hacen sentir bien.
Recuerda que no somos nadie para imponer nuestra visión a los demás y mucho menos para exigirles que sean de una determinada manera.
5. Adopta frases de cabecera
Empieza a pensar frases del tipo “la caridad bien entendida empieza por uno mismo”, “no puedo estar siempre preocupado por cosas que no merecen la pena”, “la vida son dos días y yo los paso pensando, no puedo seguir así”.
Busca las que más se encuentren en sintonía contigo y repítelas en tu interior con frecuencia.
6. Reconoce tus errores sin martirizarte y ríete de ti mismo
Todos nos equivocamos, ¡no pasa nada!, tú también. Aprende de tus errores y continúa el camino.
Cada fallo puede ser un aprendizaje
Recuerda que la vida es un juego y así hay que tomarla. Unas veces se gana y otras se pierde. Pero tan divertido es ganar como muchas otras veces perder… a veces incluso, apendremos y nos fortalecemos más.
Fuente: http://lamenteesmaravillosa.com
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