El nombre oficial de estas piezas es “terceros molares“. Se cree que recibieron este apodo porque no aparecen hasta que el individuo es adulto, entre los 17 y 25 años, llegando a salir incluso más tarde. Se suponía que a esta edad la persona ya era madura y tenía capacidad suficiente como para “juzgar” las cosas debidamente. De ahí este nombre.
La idea de estas piezas dentales como muestra de la llegada a la “madurez”, del alcance de la “sabiduría” existe en los idiomas italiano, catalán, griego, portugués, francés, inglés, latín, chino, persa, hebreo, alemán, árabe y neerlandés.
Curiosamente, en turco se le conoce como 20 yaş dişi, es decir, “el diente de los 20 años“, por la edad que se tiene cuando salen. Por otra parte, en coreano se los denomina “sa-rang-nee” (사랑니), “diente del amor“. Seguramente porque con la juventud y la edad adulta también llega el primer verdadero amor.
También es muy original el nombre que recibe en japonés “oyashariazu” (親知らず), que significa “desconocido para los padres”, ya que estos supuestamente nunca llegan a saber de él porque el hijo adulto ya está independizado.
¿Para qué sirven?
Actualmente, por desgracia, no nos sirven para nada en absoluto. En general se cree que los primeros homínidos las necesitaban para poder masticar algunos tejidos vegetales. Estos individuos tenían una mayor longitud de mandíbula y suficiente espacio para encabir las muelas del juicio, las cuales eran básicas a la hora de masticar el follaje y poder digerirlo bien más tarde. La dieta del ser humano fue cambiando y con ella la medida de las mandíbulas, no obstante las muelas del juicio siguieron apareciendo.
¿Las tendremos siempre?
Algunos expertos aseguran que, con el paso del tiempo y la evolución del ser humano, las “muelas del juicio” terminaran desapareciendo para siempre.
¿Las tiene todo el mundo?
Aproximadamente el 35% de la población tiene la suerte de nacer sin muelas del juicio. ¿Y eso por qué? Los investigadores no se ponen de acuerdo en si se trata de una consecuencia cultural o evolutiva.
Está claro que la humanidad ha dejado de necesitar estos dientes para sobrevivir, sin embargo, también existen investigaciones que indican que podría haber alguna relación en la forma cómo las distintas culturas usan sus mandíbulas y el hecho de tener o no muelas del juicio. Prueba de esto es que en algunas zonas del Este Asia es típico encontrar muchos individuos sin estas piezas, seguramente porque sus ancestros ya consumían una dieta más blanda y no necesitaron de estos dientes.
Muelas del juicio y ¿células madre?
Unos investigadores de la Unversidad japonesa de Gifu están creando un almacén o banco de iPS (células madre pluripotentes inducidas), un tipo de célula que tiene la capacidad de transformarse en cualquier otra clase de tejido. ¿De dónde se obtienen? De la pulpa dental de las muelas del juicio extraídas.
Un descubrimiento que valió el Nobel de Medicina a Shinya Yamanaka en 2012 por el desarrollo del método que permite crear esta variante de células reprogramando las que ya son maduras.
¿A cuánta gente le extirpan las muelas del juicio?
La Asociación de Cirujanos Orales y Maxilofaciales estima que al 85% de la población necesitan que estas muelas sean extirpadas, ya sea por infecciones, por su desplazamiento de las otras piezas dentales o por la dificultad que representa acceder a ellas para limpiarlas.
¿Por qué nos causan tanto dolor?
Al erupcionar, las muelas del juicio lo hacen de forma oblicua y no vertical, como la mayoría de dientes. Es por eso que lo que notamos primero es una fuerte presión en el segundo molar, ya que empujan de tal manera que el poco espacio de la mandíbula se hace evidente. Además irrita la mucosa que envuelve a la muela, haciendo que esta también duela.
El contenido del post no es de mi autoría, y/o, es un recopilación de distintas fuentes.
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