¿A que tú también has sentido que el tiempo pasa más rápido a medida que creces? Recuerdo que cuando tenía 12 años, la perspectiva de cumplir 15 me parecía irreal, pero una vez que los cumplí, el tiempo pareció lanzarse por un tobogán. Hay una explicación para esa sensación, y aquí en te hablaremos de ella.
Todo parece indicar que es nuestra percepción la que cambia; obviamente, el tiempo sigue transcurriendo como siempre, pero nuestras habilidades para evaluarlo se alteran a medida que cumplimos más años.
Pensemos en un niño de 5 años, y pidámosle que cuente los días para Navidad (pongamos que es 15 de diciembre); a partir de esa fecha, los escasos 10 días que faltan le parecerán una eternidad, ¿a que sí? Quienes tenemos niños sabemos que esos días serán una tortura, y que no pasarán diez minutos sin que digan de nuevo, “¡todavía faltan diez días!”. Porque para él un año es el 20% de su vida completa, su percepción es notoriamente distinta a la de un adulto de, por ejemplo, 35 años.
Albert Einstein dijo acerca de nuestra percepción del tiempo, que una hora al lado de una chica bonita pasaba mucho más rápido que el mismo lapso en la silla de un dentista. El tiempo es relativo, y cómo lo experimentamos depende de cuánta edad tengamos al percibirlo.
Si pensamos en la duración de una vida promedio –digamos 80 años–, podremos entender el punto. Mientras más joven eres más cosas nuevas vives, más experiencia estás acumulando, y al envejecer –y hacer siempre las mismas cosas–, los días tienden a ser iguales, por lo que no hay “hitos” que te detengan y marquen el tiempo.
Existe un pequeño experimento, que puedes hacer tú también: pídele a una persona joven y a otra no tanto que calculen, sin contar, cuándo ha pasado un minuto. Los jóvenes tienden a calcular con mayor precisión el tiempo, y los mayores sentirán que el tiempo pasa más rápido.
Hasta aproximadamente los 18 años, el tiempo es más lento, y después de los 30, la sensación será de que cada año de la vida es igualmente breve. La razón aparente es que percibimos nuestros primeros años mucho más largos que los que vienen después porque medimos el tiempo proporcionalmente a la duración de nuestra vida.
Hay cierta evidencia de que tendemos a recordar los sucesos de nuestra vida entre los 15 y los 25 más vívidamente porque en esa etapa es cuando experimentamos más cosas nuevas. La emoción asociada puede intensificar la sensación de lentitud (“fue eterno mientras duró”, y fue una semana).
Si pensamos matemáticamente, la percepción humana del tiempo es logarítmica y no lineal (al comienzo será como una línea estirada, para comprimirse al final, tal como se muestra en el gráfico). Pero la percepción no es la única razón por la que sentimos que el tiempo pasa más rápido.
La atención es otro factor importante: no ponemos nuestra atención a cada detalle del día (vivir “el aquí y el ahora”, por ejemplo), y la rutina hace que el cerebro sienta como iguales los acontecimientos diarios.
Otra posible razón tiene que ver con la biología; es cierto que nuestro sentido del tiempo se ve influido por el “reloj interno”, los ritmos circadianos que funcionan con la luz y su ausencia. Pero investigaciones de hace algunas décadas han demostrado que la temperatura corporal influye en nuestra percepción temporal. No es un secreto que durante la infancia, el ser humano tiene una temperatura corporal más alta que al convertirse en adulto, y tal vez no sea una coincidencia que cuando somos pequeños el tiempo pasa más lentamente. Si tienes fiebre, una hora puede parecerte una eternidad.
Lo mismo sucede si estás deprimido o te sientes rechazado: el tiempo parece detenerse. Algo que podemos hacer para frenar esta rapidez es salir de la rutina, hacer cosas distintas, crear nuevos recuerdos, y tratar en lo posible de vivir el momento. La edad trae consigo menos experiencias nuevas y más automatismos, más costumbres, y por eso el tiempo pasa más rápido.
Hay que sacudirse y enfrentar el día como si fuese el último de nuestras vidas. Si vives (y no sólo piensas en vivir), podrás percibir el tiempo de un modo totalmente distinto.
Fuente: https://supercurioso.com
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