viernes, 23 de marzo de 2018

MÚSICA EN STREAMING: ESTAS SON LAS CALIDADES DE LOS SERVICIOS MÁS CONOCIDOS SEGÚN CÓMO (Y DESDE DÓNDE) LOS USES

El mundo del streaming vive, aún hoy, una permanente batalla entre aquellos que abanderan y defienden las calidades analógicas, el curso de un vinilo surcado por la aguja, frente a lo eminentemente digital.
Sí, en serio, en pleno 2018. Pero, antes de alimentar este fuego con más gasolina, nos surgen dos preguntas: ¿a qué calidad emiten los distintos servicios? Y dos: ¿son suficientes? Vamos a resolverlas ahora mismo.


¿Qué son los kbps?

Antes de empezar a lanzar cifras, una pausa breve: para hablar de calidades digitales nos vemos obligados a hablar de bits. Los kbps, o kbit/s, son una contracción de kilobits por segundo, una medida que más o menos arroja luz sobre la calidad de lo que estamos escuchando. Aunque no siempre.
Esta tasa de bits (bitrate) define la cantidad de datos transmitidos en una secuencia de audio. 64 kbps significa que el sonido ha sido codificado a 64.000 bits por segundo. Hasta ahí bien —en realidad no, porque esa es una calidad horrorosa—. Por lo tanto, cuanto más alta sea esta tasa se entiende que estamos ante un formato menos “comprimido”.
Primer inciso: la conversión y exportación digital —es decir, la transformación de sonidos analógicos en paquetes de datos codificados— nace mucho antes del MP3. Y muchísimo antes del streamingCuando la música es grabada en el estudio ya se está aplicando una reducción, en frecuencias, en profundidad. Todo es una lectura, una interpretación.
Después se comprimirá y se comercializará en copias digitales. Ese máster se habrá transformado en datos más o menos fidedignos de la fuente original. Esas copias después serán transformadas en otros formatos: de WAV o AIFF a FLAC o MP3. Por último, esos datos serán recibidos y reinterpretados por una serie de chips (hardware) y programas (software) que reproduzcan aquella muestra ya una vez recodificada.
Segundo inciso —y con esto prometemos dejar la parte teórica—: no es lo mismo tasa de bits constante (CBR) que la tasa de bits variable (VBR). La primera marca un corte de paso y la música es codificada por un algoritmo que nunca modifica esta tasa. La segunda, más propia del podcasting y radio, fluctúa a tenor de algunas variables. Cada segmento de audio cuenta con intervalos no constantes y la calidad puede ser mayor o idéntica al anterior sin sacrificar el tamaño del archivo.
Dicho esto, lector y oído experto, a ver qué distingues: http://mp3ornot.com/

La calidad es una sensación

Está claro que lo que percibimos como alta calidad puede ser un simple archivo comprimido en AAC a 128 kbps pero reproducido a través de un sistema que ‘coloree’ lo suficiente la escena estéreo como para que nuestros oídos queden prendados. Y engañados.
¿Qué hacen las distintas plataformas de streaming para realzar esa supuesta sensación de calidad sin tener que recurrir a grandes archivos a 24 bits y frecuencias que devoren nuestro ancho de banda? Usar algoritmos de compresión la mar de listos. Y todo depende de dónde te conectes (móvil, ordenador) o del tipo de servicio que estés consumiendo (gratis o pago).

La gran estrategia de Spotify

Spotify no esconde sus cifras, aunque su rendimiento puede llegar a resultar confuso. La calidad estándar desde la app de escritorio es de 160 kbit/s, pero no estamos ante un contenedor MP3, sino un códec open-source que la comunidad ha ido perfeccionando hasta el paroxismo: Ogg Vorbis.
Si somos suscriptores, podemos elevar la calidad premium desde la app de escritorio hasta 320 kbit/s. Pero también debemos contar con su oferta desde la web. Su aplicación web dispara la tasa de bits a 128 kbit/s en formato AAC (Advanced Audio Coding) si no somos premium y 256 kbit/s si contamos con suscripción.
Pero aún hay más. Desde la app en iPhone, iPad, teléfono o tableta Android, las calidades se comprimen para reducir el uso de datos. Las distintas calidades, todas en formato Ogg Vorbis, son bastante escasas:
  • Normal: unos 96 kbit/s.
  • Alto: aproximadamente 160 kbit/s.
  • Extremo: el equivalente a 320 kbit/s.
  • Automático: se ajusta dinámicamente en base a nuestra conexión de red.
Por último, si usamos Chromecast o modelos similares de streaming: la calidad es idéntica a la de la app web: 128 kbit/s en formato AAC para los amigos de lo gratis y 256 kbit/s para usuarios premium. ¿Y cuál es mejor, AAC o Vorbis? Depende de a quién preguntes. Ambos son formas de VBR, es decir, cuentan con tasas de bits variables, y los modelos de compresión han sido bastante perfeccionados desde la generación Napster.

El desmadre de YouTube

YouTube, por su parte, cuenta con un modelo de calidades dinámicas basado en un análisis de rendimiento del propio buffering. Todas ellas parten de una máxima: las capacidades de nuestra conexión a Internet, ya estemos en la (limitada) versión portátil o desde el escritorio.
Para cambiar esta configuración en portátil, ya sea tablet o smartphone, tan solo debemos tocar los tres puntos verticales, dar un tic sobre Calidad y ver aquellas compatibles para seleccionar la más alta —entre 144p, 240p, 360p, 480p—. También debemos mantener activa la opción Preguntar cada vez, de modo que cada vez que la app se conecte nos pregunte el tipo de calidad que preferimos.
En cualquier caso, el vídeo HD queda condicionado a las conexiones WiFi y, tanto en la versión nativa de la app como en la versión web, YouTube codifica el audio a distintas calidades usando siempre el formato AAC. No obstante, la clave reside, como es obvio, en la fuente emisora.

Un vistazo al patio general

SERVICIOCALIDAD
SPOTIFY FREEOGG VORBIS a 128 kbit/s
SPOTIFY PREMIUMOGG VORBIS a 320 kbit/s
APPLE MUSICAAC a 256 kbps
GOOGLE PLAY MUSICMP3 a 320 kbps
DEEZER PREMIUMMP3 a 320 kbps
TIDALAAC a 320 kbps
YOUTUBE APPAAC a 128 kbps
SOUNDCLOUDMP3 a 128 kbps
BANDCAMPMP3 a 128 kbps
¿Y qué ofrecen otros servicios de streaming? La realidad nos arroja unos datos bastante agresivos: ni Spotify es el que peor calidad proporciona en sus modalidades gratuitas ni es difícil superar sus estándares de calidad ‘extrema’: Apple Music apuesta por AAC a 256 kbps, resultando en un rendimiento superior al MP3 VBR 320 kbps.
La modalidad de acceso completo a Google Play Music retransmite MP3 a 320 kbps. Deezer, en cambio, opta por MP3 en sus modalidades más bajas y 320 kbps en formato FLAC a resolución 1411 kbps en la versión HQ, la misma calidad que está ofreciendo Tidal en su modo Sin compresión —su formato comprimido es un contenedor AAC a 320 kbps y 24-bit MQA—, la modalidad de suscripción más cara.
Por su lado, SoundCloud o Bandcamp apuestan por 128 kbps tanto en sus versiones web como en sus apps móviles, incluso vía streamcast, excepto si haces login desde la cuenta y estás conectado por WiFi. Entonces se emitirán a MP3-V0 con un promedio de 250 kbits por segundo.
Sí, el streaming es muy práctico y está muy guay. Sin embargo, a tenor de los límites de calidad, es innegable que el soporte físico deja en evidencia a estos bitrates.


Fuente: https://espaciotuenti.xataka.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario