El mundo de los móviles no es lo que era. Los grandes fabricantes tradicionales no paran de perder terreno frente a los fabricantes chinos, que liderados por Huawei le están robando la cartera a los Samsung, Apple, LG o Sony -estas dos últimas menos relevantes, desde luego- de toda la vida.
Los últimos resultados fiscales de estas empresas lo demuestran: Samsung no logra que sus S10 triunfen, Apple y sus iPhone ya no son lo que eran, y mientras Huawei crece a lo bestia a pesar de la crisis por la guerra comercial.
La conquista silenciosa de China
Samsung y Apple eran claras referentes en el mercado hasta no hace mucho, pero la evolución del segmento de los smartphones ha hecho que cambien las tornas: los fabricantes chinos han ido ganando terreno, y empresas tradicionalmente protagonistas han ido perdiéndolo.
Si hacemos memoria, podemos ver cómo en el primer trimestre de 2016 Samsung y Apple tenían entre ambas un 39,2% del mercado móvil. Mientras, Huawei, OPPO y Vivo (Xiaomi no aparecía en esa foto aún) sumaban un 18,7% según datos de IDC.
En el primer trimestre de 2019, tres años después, la cosa ha cambiado de forma sensible. Samsung y Apple suman un 34,8% de cuota, pero Huawei, Xiaomi, Vivo y OPPO suman un arrollador 42,6% de cuota conjunta.
Estos fabricantes chinos dominan por tanto el mercado, y lo han logrado robándole la cartera en parte a Samsung y Apple y en parte a las "pequeñas grandes" como LG o Sony, cuya relevancia se ha reducido a mínimos históricos.
Samsung y Apple no logran recuperar
Apple, que por ejemplo llegó a tener una cuota de mercado del 19,6% en el último trimestre de 2017, pasaba a tener tan solo el 11,8% en el primer trimestre de 2019. En los datos fiscales presentados ayer la empresa de Cupertino reconocía unas pérdidas del 12% en ventas en cuanto a los iPhone.
Ya habían perdido un 17% en el primer trimestre del año respecto al mismo periodo del año anterior: la desaceleración de esa parte de negocio de Apple es un hecho, y ahora la firma ha dado un giro notable para impulsar sus servicios.
Samsung, por su parte, no levanta cabeza con sus gamas altas. Le salvan un poco la papeleta los Galaxy A, pero los Galaxy S10 en sus diferentes variantes no han logrado capturar el interés del público, y esta firma indicó que en este trimestre se había experimentado una "debilidad en ventas" en el S10 y una "demanda estancada para productos premium".
LG lleva tiempo también con una división de móviles de capa caída: su negocio se contrajo un 21,3% en el segundo trimestre de 2019 y sigue dando pérdidas. Los responsables de la empresa surcoreana culparon también a esa falta de demanda a la que aludía Samsung, pero también a la "agresiva estrategia de precios de las marcas chinas".
Mientras tanto Sony presentaba también resultados decepcionantes con ventas de tan solo 900.000 terminales en el segundo trimestre. Han tenido que revisar sus estimaciones para todo el año y ahora prevén vender 4 millones de terminales para el año fiscal 2019 (del 1 de abril de 2019 al 31 de marzo de 2020) en lugar de los 5 que habían proyectado. Hace cinco años vendieron 8 veces más: 40 millones de teléfonos.
¿Por qué gastar 1.000 euros cuando puedes gastar 400 en un móvil armado hasta los dientes?
Esos resultados contrastan con los de una Huawei imparable en ventas. La firma china ha crecido de forma notable, nada menos que un 24% en móviles, a pesar del bloqueo de los Estados Unidos y de una crisis comercial que desde luego afectó y afecta sin duda a sus ventas en todo el mundo.
En Xiaomi todavía no han dado cifras del último trimestre, pero en el trimestre pasado, el primero de 2019, demostraron estar en muy buena forma: vendieron 27,9 millones de móviles y crecieron un 16,2% en ingresos frente al primer trimestre de 2018.
OPPO y Vivo, algo menos populares en nuestro país, son verdaderos gigantes en China y según datos de IDC mantienen una lucha clara con Xiaomi para acabar desbancando a Apple, que de momento es el tercer fabricante en términos de unidades vendidas a nivel global.
Eso podría cambiar antes de que acabe el año a este ritmo, pero es que además la concentración del mercado en grandes marcas es cada vez mayor: el grupo 'Others' de IDC en el que se engloban al resto de fabricantes del mercado tenía un 30,9% de cuota de mercado a finales de 2017. Tras el primer trimestre de 2019 esa cuota ha bajado aun 22,7%.
Los datos del segundo trimestre de 2019 de consultoras como Gartner o IDC aún no han aparecido, pero todo apunta a que la tendencia continúa, y la noticia es llamativa porque valida los argumentos de LG o Samsung, aunque con un matiz.
El mercado de los teléfonos premium no se ha estancado: lo que se ha estancado, parece, es el interés de los usuarios por móviles de 1.000 euros, sobre todo cuando las marcas chinas ofrecen especificaciones hardware iguales o mejores por precios inferiores.
¿Por qué gastar 1.000 euros en un móvil cuando voy a tener uno igual de bueno de otra marca por 400? Es lo que parecen estar preguntándose millones de usuarios que renuncian a esos gamas altas de las marcas tradicionales para apostar por terminales de Huawei -a pesar del veto-, Xiaomi, OPPO, Vivo o OnePlus, por ejemplo, para acceder a prestaciones que como decimos no tienen nada que envidiar a las de los Samsung, Apple o LG del mercado.
De hecho la estrategia de Samsung con sus Galaxy A puede ser la salvación de una empresa que al menos está entendiendo que hay aún miles de millones de usuarios con ganas de acceder a smartphones económicos y más modestos.
El sistema operativo KaiOS está creciendo como la espuma en países en desarrollo, y quizás ahí haya una salida para esos fabricantes que tras su antigua posición de privilegio ahora deben adaptarse a una situación diferente.
Una en la que los fabricantes chinos parecen tener la sartén por el mango. Y con razón
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