Si por algo estuvo marcado el Mobile World Congress 2019 fue por la presentación de los móviles plegables de dos de las empresas más importantes del sector: Samsung y Huawei. La firma coreana dio a conocer su Samsung Galaxy Fold, así como sus Galaxy S10, mientras que la compañía china mostró su Huawei Mate X, reservándose los Huawei P30 para un evento que tendrá lugar en París a finales de mes.
Ambos son modelos comerciales, no conceptos, por lo que se entiende que los diseños están listos para la venta al público. Otras empresas, como TCL, fueron más tímidas y enseñaron algunos prototipos que preferían guardarse en el horno hasta dentro un tiempo. Xiaomi nos adelantó su diseño, pero no lo mostró en el evento, y también se filtró un OPPO plegable. En conclusión, parece que los smartphones plegables son el siguiente paso en la evolución del sector, un sector que lleva algún tiempo estancado y que pedía a gritos una innovación disruptiva. Pero hay dudas.
Siempre expuestos
La primera de las dudas que surge en torno a los móviles plegables tiene que ver con su pantalla y la resistencia a largo plazo. En el caso del Galaxy Fold tenemos dos paneles, uno de 4,6 pulgadas y uno más grande, de 7,3 pulgadas, que es el que se pliega hacia dentro. El Huawei Mate X, por su parte, monta una sola pantalla de ocho pulgadas que se pliega hacia fuera. Ambos diseños plantean problemas.
El primero de ellos tiene que ver con la capacidad de doblez a largo plazo. No tenemos cifras oficiales sobre cuál es la resistencia de estas pantallas, pero sí sabemos que el ciudadano europeo medio conserva su móvil durante 21,6 meses, tres meses más que hace cinco años, por lo que cabe esperar que, como poco, los móviles plegables mantengan la pantalla intacta, al menos, dos años.
El punto de pliegue de las pantallas plegables siempre está expuesto a tensión y es más propenso a sufrir percances
Ahí la bisagra, el mecanismo que permite esta torsión, jugará un papel fundamental, pero también lo hará el propio panel en sí. El punto de pliegue estará expuesto constantemente a una tensión mayor que las pantallas planas, lo que podría suponer una mayor propensión a roturas. Además, no sabemos si a largo plazo el panel perderá su capacidad de recuperación y elasticidad, lo que podría traducirse en móviles que no cierran bien, grietas, microabrasiones, marcas visibles y demás problemas.
Este es un punto importante. Los móviles, por más Gorilla Glass que lleven, pasan mucho tiempo expuestos, lo que se traduce en arañazos y, con más mala suerte, roturas. Seguramente te hayas fijado en que la pantalla de tu móvil sufre microabrasiones muy sutiles solo por llevarlo en el bolsillo sin protección. Una pantalla plana rota es "usable", ¿pero qué pasa con una pantalla plegable? La pantalla plegable, como decíamos antes, tiene más tensión, por lo que si hay pequeñas grietas en el doblez, plegarla puede suponer su rotura total.
Una pregunta que tampoco se ha respondido es qué pasa si pliegas el móvil hacia el lado que no es
A esto debemos sumarle que, en el caso del Huawei Mate X, si lo usas plegado, la pantalla siempre, siempre, siempre estará en contacto con una superficie. Por ejemplo, si lo pones encima de una mesa, lo pongas bocarriba o bocabajo, la pantalla estará en contacto con la mesa. En otras palabras, siempre está expuesta a arañazos. En el caso del Galaxy Fold, dado que la pantalla se pliega hacia dentro, siempre podrías usar la pantalla pequeña de 4,6 pulgadas para usar el móvil y dejarlo encima de la mesa apoyándolo en una trasera sin mayor inconveniente.
De romperse la pantalla, tocaría repararla. Dentro de un par de años, cuando los procesos de producción de estos paneles se mejoren y la tecnología se abarate, no debería suponer mayor problema, pero ahora mismo, el elevado precio de este tipo de móviles se debe, precisamente, a que fabricarlos es caro, por lo que repararlos también lo será. Para más inri, las pantallas OLED tampoco son baratas de reparar dada su baja disponibilidad.
¿Y qué pasa con las fundas y cristales templados?
Para solucionar estos problemas, en los móviles convencionales basta con poner una funda y un buen cristal templado. Así, en lugar de rayarse la pantalla se raya el cristal y la funda protege de golpes y posibles arañazos. En los móviles plegables, la cosa cambia bastante.
Por el momento, solo podemos hablar de dos diseños, y el único que es compatible con fundas, más o menos, es el de Samsung. Dado que el móvil coreano se pliega hacia dentro, se puede poner una funda que tape la trasera plana y deje un hueco para interactuar con la pantalla secundaria (Spigen mostró unos diseños hace poco). En el caso de Huawei, las fundas son harina de otro costal.
Corning está trabajando en cristales templados flexibles, pero esperan tenerlos listos para dentro de dos años
El Huawei Mate X se pliega hacia fuera y cuando se cierra lo hace encajando el borde izquierdo de la pantalla con el módulo de la parte derecha. Si pones una funda por dentro, es decir, por detrás de la pantalla, el móvil, directamente, no se cierra. A no ser que sea una funda muy fina, en cuyo caso sería más estética que protectora. Tampoco puedes ponerle una funda por fuera porque taparías la pantalla, simple y llanamente.
Los cristales templados son otro problema. Como ocurre con los paneles plegables, los cristales protectores tendrán que soportar muchos pliegues y despliegues, algo que, en palabras de John Bayne, director de Corning, "desafía las leyes de la física ya que necesitamos un radio de curvatura muy ajustado y a la vez se debe ir adelgazando cada vez más sin perder resistencia". En concreto, hablamos de un radio de curvatura de entre tres y cinco milímetros, algo complicado de conseguir. De hecho, esperan tenerlo listo en dos años, mientras que el Galaxy Fold y el Mate X tienen prevista su llegada para mediados de 2019.
Un largo camino por delante
En definitiva, a priori tenemos móviles plegables con una pantalla cara de fabricar, con mayor propensión a roturas, que no se puede proteger con cristales templados y a los que no les podemos poner fundas. Es decir, móviles que, al menos por ahora, parecen más expuestos que los convencionales.
A esto debemos añadirle que el hardware no va de la mano del software. Por ahora, salvo las funciones propietarias añadidas por el fabricante, las aplicaciones y el sistema operativo Android no están preparados para las pantallas plegables, por lo que la diferencia entre usar una app en un móvil plegable y un móvil convencional es que en el primero es más grande, pero poco más. Una opción podría ser que las apps usasen la interfaz de la versión para tablets.
El sistema operativo juega un papel fundamental en la experiencia de usuario, pero todavía no está adaptado a móviles plegables
Los móviles plegables son una tecnología interesante, una tecnología que en palabras de Peter Lee, General Manager de TCL, "devolverá el estilo de vida al diseño" de los smartphones dada la diversas posibilidades que ofrece de cara al factor forma, pero todavía tienen un largo camino por recorrer hasta llegar a ser mainstream.
Como ocurre con toda tecnología nueva, los primeros dispositivos suelen ser caros y pecar de algunos fallos que se corrigen aprendiendo de los errores. Es evidente que los móviles plegables que conocemos actualmente son una primera versión y que mejorarán con el paso del tiempo si la tecnología cuaja en el mercado. Sin embargo, hay varios aspectos a tener en cuenta, y la resistencia, sobre todo en este caso, no es uno menor.
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