martes, 17 de marzo de 2020

EN MEDIO DEL CAOS, CALMA


No es fácil vivir en medio del caos. No es sencillo mantener el equilibrio cuando llegan embestidas, cuando el viento se arremolina entre el cabello y nos susurra al oído mensajes de miedo con sabor a incertidumbre.
Estamos diseñados para anticiparnos, para responder emocional y cognitivamente de manera precipitada cuando el pánico nos asalta. Sin embargo, lo ideal en medio de estos escenarios es la calma.


Desde el campo de la psicología y la sociología, concluimos ya en que la palabra del año para este 2020 será sin lugar a dudas «miedo». Los acontecimientos presentes muestran ya todo ese caleidoscopio que se contiene en este término, y en el cual se integra desde el fantasma del comportamiento más irracional hasta esas reacciones más integradoras. Esas que asumen el temor, pero optan por afrontarlo llevando a cabo conductas proactivas para dar solución a un problema.
Señalaba el psiquiatra Karl Augustus Menninger que los miedos pueden educarse y que es entonces cuando damos los pasos más firmes. Es fácil decirlo pero llevarlo a cabo es posiblemente el acto más complejo y traumático en el ser humano. Porque cuando el caos llama a la puerta y nos arrebata la calma, la mente se desboca y, lo que es aún más peligroso, contagia a otros hasta hacer del miedo un enemigo de dimensiones extraordinarias.
En estos contextos, debe germinar la calma. Esta dimensión también puede entrenarse porque, al fin y al cabo, el propio miedo, la ansiedad y los comportamientos irracionales son un virus más que podemos aprender a contener.

Mujer con la mente relajada

En medio del caos debemos aplicar un enfoque mental basado en la calma

Hemos llegado a un punto en que estamos enfermando (metafóricamente) de «malas noticias». La televisión, la radio, nuestras redes sociales… Los datos inquietantes, los hechos preocupantes y los mensajes negativos están ganando sobre los positivos.
Es más, por término medio, las noticias negativas siempre se comparten antes que las esperanzadoras. Lo hacemos sin aplicar siquiera el filtro de la prudencia, sin valorar a veces si esos hechos son ciertos o no.
Bien, es verdad que tenemos derecho a saber, que la información es poder y que hay que estar en contacto con la realidad inmediata. Pero hay momento en que las circunstancias y determinados hechos los interpretamos como abrumadores y se despierta de pronto, un sentimiento, el de la impotencia. No saber qué puede suceder mañana es sin duda lo que más nos asusta y limita. 
Somos criaturas habituadas a tener el control sobre su realidad inmediata (o al menos pensar que es así). Experimentar de pronto que estamos en medio del caos, que lo que ayer dábamos por seguro hoy es incierto o ya no está, nos duele y nos perturba.
¿Qué podemos hacer ante estas circunstancias?

La calma es una actitud y llega cuando aceptas que no puedes controlarlo todo

En un contexto de incertidumbre aumenta la ansiedad. A ello se le suma otro factor: nuestro entorno, la información que recibimos, las personas que nos rodean contagiándonos sus emociones, sus miedos… Nada eleva tanto la angustia como el no saber, como la propia incertidumbre.
Un ejemplo, es mucho peor no saber si vamos a perder el trabajo que tener ya la certeza de que lo hemos perdido. El cerebro actúa de forma diferente. Es necesario, por tanto, que logremos aprender a tolerar la incertidumbre.
Debemos asumir que, aunque no tengamos el control sobre ciertas cosas, sí tenemos el control sobre cómo elegimos reaccionar ante ellas. Esa es la clave.
  • Actuar con calma es la mejor actitud. Es el enfoque mental mediante el que podemos responder de manera más acertada, razonable y ajustada dando lo mejor de nosotros mismos.

Mente con mariposas simbolizando la ecpatía

Limpia la mente: elimina pensamientos catastróficos

En medio del caos, los pensamientos catastróficos no ayudan, nos hunden.En medio de las dificultades, de un escenario de dudas o problemas, la mente debe ser nuestra aliada y no esa adversaria que nos entorpece a cada paso.
Por tanto, es vital que seamos capaces de «limpiar» de nuestro enfoque cotidiano el pensamiento que entorpece, que alimenta el miedo y que en lugar de ayudarnos a dar con una solución, añade un problema más.
Seamos conscientes de ellos y eliminemos el diálogo interno negativo. La calma debe ser ese faro capaz de guiarnos en la oscuridad.

En medio del caos… ¿quién eliges ser?

Responder, en épocas difíciles, a la cuestión de quién deseamos ser puede ayudarnos en medio del caos. ¿El héroe o la víctima? ¿Quién sirvió de ayuda o empeoró aún más la situación? ¿Alguien de quien sentirte orgulloso o una figura que eligió el inmovilismo y el pánico?
Tú eliges, tú decides qué estela y qué impronta vas a dejar en esos días en los que estamos obligados a dar lo mejor de nosotros mismos.
En escenarios de crisis, la calma es esa compañera capaz de trazar caminos más serenos y acertados. Con ella de la mano, vemos las cosas con mayor nitidez para saber reaccionar, ser proactivos y responsables.
Es momento de activarla, es hora de que en un presente de cambios e incertidumbres, actuemos juntos con serenidad, inteligencia y aplomo.

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