lunes, 20 de julio de 2015

APPLE WATCH: ANÁLISIS TRAS UN MES DE USO




Concebir el Watch como un gadget es un error. Visto en perspectiva, hay pocas coincidencias con “smartwatches” de otras marcas competidoras. Pero al mismo tiempo compararlo con relojes tradicionales también es injusto, porque hace muchas otras cosas además de mostrar la hora, la fecha o funcionar como un cronómetro.

Es una plataforma en el mismo sentido que el iPhone lo es, un dispositivo que te ofrece nuevas posibilidades y soluciones, pero en este caso particular, ofrecido en un “contenedor” sumamente bonito, alejadísimo de la estética del “cacharro tecnológico”.
No cabe duda que, por fuera, el Watch es un producto de lujo, simplemente no hay compromisos en la elección de materiales y construcción, tanto en aluminio, acero como en oro, se eligió lo mejor de cada mundo y se construyó de la mejor forma posible.

He usado un Apple Watch durante un mes y durante ese tiempo se ha convertido en el dispositivo digital más cercano y más íntimo que he usado. Está siempre ahí, ofreciéndome pequeñas píldoras de información con un ligero movimiento del brazo, sin necesidad de sacar mi smartphone del bolsillo, el tablet o portátil de la mochila.
Esta es mi experiencia con lo que Apple cree que debería ser el futuro de la tecnología: que no se vea, que no se sienta como tal, que sea invisible, que sea íntima, que no se interponga, que no sea un obstáculo. Que solo esté ahí cuando te haga falta.



El Apple Watch es un reloj

El iPhone fue creado porque en Apple odiaban el estado de los smartphones de aquella época. El Watch fue concebido porque Apple ama los relojes, su proceso de creación y el ecosistema que se ha desarrollado a su alrededor. Un ecosistema que tiene cientos de años y con fanáticos que hacen que los fanboys sean unos principiantes.

Con un respeto inmenso, Apple ha creado un dispositivo que, sí, es un reloj. Es una obviedad pero sorprende como este hecho causa toda clase de conflictos tanto a quienes están muy cercanos a la tecnología como aquellos a los apasionados de los relojes.



Estos conflictos han llevado a un sinfín de reseñas por parte de publicaciones tecnológicas diciendo que “el dispositivo no hace lo suficiente”, “no es muy delgado”, “no es muy rápido”, “no tiene un navegador”. Del otro lado del espectro tenemos a publicaciones especializadas de relojes diciendo que es una aberración porque, entre otras cosas, “la batería dura un día”, o “es cuadrado”, o “tiene una pantalla”.

El Apple Watch es la combinación de moda, diseño y tecnología, y no tiene sentido entenderlo de una forma no integral.Lo que sucede es que lo nuevo suele incomodar a quienes están más cerca de los extremos, porque implica cambios e implica repensar ideales o valores totalmente asumidos. El Apple Watch, como un reloj, invita justamente a eso: a reevaluar qué es un reloj y qué debería hacer en una sociedad moderna que requiere cada vez más acceso a información, a tecnología y a interacción en diferentes planos.

Pero sigue siendo un reloj. Su forma cuadrada puede que no se apegue a lo tradicional, pero su construcción es sumamente fiel a los valores más conservadores de la relojería, empezando por la elección de materiales: el Apple Watch usa un acero inoxidable de altísima calidad. El Apple Watch Edition está construido en oro de 18 quilates que desprende un nivel de elegancia y de exclusividad que hace mucho no veía. El Apple Watch Sport es considerablemente más liviano pues está construido de aluminio anodizado superligero.

En los tres casos, tienes que verlo, tenerlo en tus manos para apreciar realmente la inmensa calidad del material y calidad de construcción. Mismo caso que con las correas, en todos los puntos de la escala de costos se mantiene un nivel de calidad bastante alto: la sport band es sumamente cómoda, la pulsera de eslabones permite cambiar el tamaño sin tener que ir a un relojero y la de piel holandesa se fabrica en la prestigiosa curtiduría ECCO.



Lo mismo sucede con la corona digital. Apple ha introducido un nuevo elemento de interacción con la interfaz gráfica que permite explorar listas o hacer zoom-in o zoom-out sin tocar la pantalla con tus dedos. Es extremadamente precisa, como un reloj suizo premium.

El Apple Watch es indudablemente un reloj porque es una forma en que expresas la moda que te gusta, que quieres vestir. Es una manera de expresar tus gustos, de expresar que te importa cómo te ves.



Una de las preguntas frecuentes de quienes ven mi Apple Watch suele ser: “¿Hace más cosas que el modelo Sport que es más barato?” Es una pregunta que suele venir de la creencia que es un dispositivo tecnológico pero realmente no lo es. El Watch o el Watch Edition sí que hacen una cosa mejor que el Watch Sport: se ven mucho mejores.

Esto último es muy simple y radicalmente importante, pero difícil de comprender para fanáticos de la tecnología.

El Apple Watch es una plataforma



¿Recuerdan cuando el iPhone fue lanzado? Parece mentira, pero fue hace ya ocho años. En aquel momento el smartphone no tenía App Store, no tenía manera de instalar aplicaciones de terceros, solamente se podían usar aquellas que venían preinstaladas por Apple. Tuvimos que esperar un año, al lanzamiento del iPhone 3G, para experimentar lo que hoy damos por hecho: un punto central para descargar / comprar apps, en un solo clic, sin tener que rebuscarlas por todo internet.

Ese ecosistema de apps creado por la aparición de la App Store ha tenido bastante tiempo para crecer, madurar y establecerse en lo que es hoy. Siete años, de hecho; siete años en los cuales Apple ha aprendido a crear lo que se considera la mejor plataforma de aplicaciones móviles. Siete años que han servido para que los desarrolladores tengan el suficiente tiempo para entender que una app en un teléfono no puede funcionar igual que en un PC o una Mac. Siete años para que Apple ofrezca las herramientas necesarias para hacer ese software cada vez más poderoso.

Pero inclusive antes de que las apps de terceros existan durante ese primer año de existencia del iPhone, Apple ofreció un camino con las web apps, que aparecían en la pantalla de inicio como un ícono más, pero simplemente cargaban una web.



El Apple Watch y su watchOS están justamente en ese momento: se pueden instalar apps, pero en realidad se ejecutan en el iPhone y aparecen de forma remota en el reloj. Es una solución inicial, temporal que funciona a medias. En el día a día normal uso las apps nativas de Apple un 90 a 95% del tiempo. Lo que queda se lo dedico a apps de terceros que tardan en cargar, que funcionan a medias y que todavía no encuentran el curso correcto para ser realmente útiles. Telegram, por cierto, es una excepción.

Así como el App Store del iPhone / iPad no se convirtió en lo que es hoy en un día, no podemos esperar que el ecosistema de aplicaciones para watchOS esté a la altura de lo que ya nos tienen acostumbrados. Hace falta recorrido, hace falta que tanto los desarrolladores como Apple entiendan cómo las personas usarán el Watch para ser productivos, cómo entregar pequeñas píldoras de información que puedan ser consumidas en pocos segundos, inventar nuevas interfaces gráficas que no se basen necesariamente en la interacción sino en la observación.

Apple tardó un año en lanzar la App Store y el SDK para desarrollo de apps nativas en iOS. En el caso del Watch, tardará unos seis meses para que llegue watchOS 2 el cual incluye soporte de apps nativas, por medio de la cual tendremos interacción muchísimo más eficiente, con funciones de mayor profundidad, mayor independencia del iPhone y sobre todo: mayor velocidad.

El Apple Watch es la definición de tecnología cercana e íntima



A inicios de 2015 escribía un artículo explicando las diferencias fundamentales entre Microsoft, Google y Apple. Apple tiene una aproximación a la tecnología que se basa en el intento de hacer que desaparezca. Es decir, debe ser una herramienta que te permita hacer más y mejores cosas, que te permita tener más y mejores experiencias, que te permite simplificar cosas para enfocarte en lo importante.

La industria, en general, ha adoptado la tendencia. Es cuestión de mirar cualquier modelo de smartphone actual: el aparato en sí mismo prácticamente desaparece detrás de una gran pantalla táctil que te muestra lo que realmente importa.

El Apple Watch es el siguiente paso en esa búsqueda por hacer a la tecnología lo más invisible y cercana posible, al punto de ser íntima. Es algo que está ahí siempre, capaz de darte información relevante en unos pocos segundos. Pero ahí es apenas donde empieza.



Cuando se presentó el iPhone original, Apple enfocó su uso en tres grandes categorías: teléfono, música, internet. Años más tarde, la evolución del smartphone lo ha convertido en probablemente la herramienta tecnológica de mayor utilidad de nuestros tiempos.

En la medida que estos dispositivos se popularicen, notaremos su impacto en la salud de la sociedad.En la presentación del Watch el enfoque también estuvo en tres grandes categorías de uso: reloj, comunicación, salud. Es esta última especialmente importante cuando pensamos en tecnología cercana e íntima. Realmente creo que este tipo de dispositivos, a medida que se popularicen, harán una diferencia grande en la sociedad. Realmente creo que tendremos más y mejores formas de anticipar posibles enfermedades, de detectar problemas en fase muy temprana y potencialmente salvar vidas.

En definitiva, he pasado un mes en donde cada vez me queda más claro que ningún otro aparato tecnológico ha sido capaz de acompañarme de forma tan cercana en mi vida cotidiana, dándome pequeños avisos en la muñeca cuando requiere mi atención, cuando llega una notificación, midiendo constantemente mi ritmo cardíaco, contando mis pasos, vigilando mi actividad diaria y permitiéndome obtener información con solo un pequeño movimiento de mi muñeca.


El Apple Watch es el futuro que me gusta



Lo más emocionante del Apple Watch está por venir. Pocas personas, inclusive dentro de Apple, fueron capaces de predecir en 2008 la inmensa importancia social, económica y tecnológica que la App Store iba a adquirir. El mismísimo Steve Jobs no lo llegó a ver del todo en su momento.

Siento que estamos en un momento similar con los wearables y no solo me refiero al Apple Watch. Creo que en los próximos cinco o diez años vienen cosas muy grandes con relación a dispositivos que borran la línea de lo que conocemos como tecnología, que se mezclan con otras disciplinas y otros campos.



También creo que esa nueva “revolución” llegará de la mano de aplicaciones y soluciones totalmente distintas a lo que hoy concebimos como útil o exitoso. Es normal, en 2008 creíamos que las apps móviles del futuro se parecerían a un software que instalas en tu portátil. Hoy inevitablemente hacemos la comparación de apps de iPhone y quisiéramos que funcionaran igual en el Watch, pero no será el caso. Creo El futuro más interesante del Watch serán las apps en segundo plano, que monitoricen y creen una base de datos.que gran parte de la magia estará en apps pasivas, es decir, software que está ahí, constantemente monitorizando y creando una gran base de datos para entendernos mejor a nosotros mismos o entender mejor situaciones, eventos o tareas rutinarias.

Un futuro en el cual un producto como el Watch mejore mi vida, se adapte al contexto actual para darme información relevante, para ofrecerme elementos de interacción cortos dependiendo de la situación en que me encuentre, que esté siempre ahí, en un ligero movimiento de brazo, pero que al mismo tiempo sea totalmente imperceptible es exactamente el futuro que me gusta y el futuro que quisiera que llegue lo antes posible.

Por último creo que los wearables contribuirán fuertemente a la adopción de funciones como Siri. La llegada de watchOS 2 aumenta considerablemente sus funciones y “profundidad” en términos de interacción con elementos del sistema operativo. Un dispositivo tan íntimo podría ser el arma perfecta para hacer que los usuarios se acerquen y exploren las posibilidades de una interfaz de usuario que no es gráfica y que sus límites están siempre expandiéndose. ¿Se imaginan como será Siri el día que entienda todo lo que le digas y haga todo lo que esté a su alcance hacer?


El Apple Watch tiene posibilidades increíbles, un futuro sumamente prometedor. En su presentación nos enseña cómo un producto puede estar entre dos grandes categorías, también nos enseña lo difícil que es para algunas personas adaptarse a ciertos cambios.

Como reloj, el Apple Watch es una belleza, es una gran forma de expresarnos. Como dispositivo tecnológico nos permite explorar interacciones nuevas que nunca creímos posibles.

Al ser un producto que se encuentra en la intersección de la tecnología y la moda, causa molestias. Desde el lado tecnológico podemos escuchar quejas de los precios, pero recordemos que esto cuesta más que un Apple Watch con la correa de eslabones.

Una de las mayores preocupaciones está en la autonomía. El Apple Watch de 42 milímetros es capaz de finalizar el día con entre un 20 y un 30% de batería. Antes de ir a dormir, simplemente dejo el reloj en la cómoda donde está el cargador que prácticamente se “pega” solo al ser magnético. No se me ocurriría dormir con un accesorio de ese peso en mi muñeca y desde que tengo memoria me quito el reloj antes de dormir. En este caso, el hábito continúa.

Dicho eso, la autonomía de un día puede llegar a ser un problema si sales de viaje, implica llevar un cargador extra, conectarlo y no olvidarlo. Si frecuentas hoteles puede llegar a ser problemático. Pero por lo demás no me ha resultado una experiencia negativa el dejarlo en su base cargándolo.

En definitiva, después de usar el Apple Watch durante un mes: su revolución aún no ha llegado, pero ya me cuesta imaginar mi día a día sin tenerlo en el brazo.



Fuente: http://hipertextual.com

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