Nos deprimen muchas cosas. Hay días en que nos sentimos indefensos ante determinadas situaciones sociales y políticas que nos impiden avanzar como personas. Nos deprimimos porque vemos que nuestro futuro no se ajusta a nuestras expectativas.
Ahora bien, estos estados de tristeza o antesala de la depresión no se deben sólo a factores externos: un desengaño amoroso, la pérdida del trabajo, de un familiar, el sentirnos solos o despreciados… En ocasiones, esta indefensión, esta melancolía que nos asfixia y atrapa también tiene orígenes internos.
Estudios como el llevado a cabo por la revista “Proceedings of the National Academy of Sciences” nos dan algunas pistas clínicas, emocionales y sociológicas que nos servirán de ayuda para comprender un poco más esos estados en los que a veces, caemos.
No obstante, como siempre ocurre en cualquier estudio o listado que intenta definir un aspecto más o menos específico, no debemos olvidar que este tipo de dimensiones no definen a todo el mundo. Un ejemplo de ello es la soledad. Hay quien no la soporta, quien no puede con ella, otros en cambio, disfrutan de este estado de libertad e introspección.
Por ello, es importante saber que el mundo tiene muchos matices para cada mirada, y cada corazón, cada mente sentirá sus tristezas de una forma y por un motivo en concreto.
1-Nuestro propio cerebro.
Tal y como te decíamos antes, no todos los estados de tristeza o posible depresión (recordemos que estar depresivo no es lo mismo que estar triste), no se debe sólo a causas externas. Tu cerebro es un mágico combinado de neurotransmisores que regulan tus emociones.
Si nuestro nivel de serotonina y norepinefrina, por ejemplo, son muy bajos, nuestra motivación cotidiana, ilusiones y ganas por actuar, movernos y luchar, decaerán en picado. Algo muy peligroso, y cuyo origen no siempre se conoce. De ahí, que en muchas ocasiones se deba recurrir a los fármacos.
2- La luz.
Es posible que seas un amante de la noche, de los días de lluvia, de la oscuridad… Ahora bien, el que a ti te guste no significa que a tu cerebro le agrade, y tampoco a tu organismo. Necesitamos el sol para sintetizar muchas vitaminas, y en especial, para obtener vitamina D. Niveles bajos de este componente se relaciona también con tristeza, con depresión.
¿Te imaginas lo que debe ser trabajar todo el día en una nave de luz artificial? ¿Acudir al trabajo cuando aún no ha amanecido e irnos ya al anochecer? Lo más probable es que a los pocos meses, nuestro estado de ánimo decaiga.
3. Tus hormonas.
A la hora de hablar de hormonas pensamos de inmediato en las mujeres, en sus cambios hormonales tan “famosos”. Hay que cambiar el enfoque y recordar que todos tenemos hormonas, y que podemos vernos afectados por un desequilibrio en cualquier momento.
Las hormonas regulan el crecimiento, el desarrollo, el estado de ánimo, la función sexual, y el metabolismo. Ahora bien, algo que puede afectarnos es por ejemplo un desequilibrio en la tiroides. El hipotiroidismo o el hipertiroidismo son dos enfermedades muy comunes que hay que tener en cuenta.
4- Hechos de nuestro pasado que no hemos gestionado de forma adecuada.
Es posible que tu infancia no fuera especialmente feliz, que tu adolescencia fuera algo complicada. O puede también que no hace mucho, sufrieras un desengaño.
El modo en que afrontamos y gestionamos hechos complicados o traumáticos, nos ayudarán a avanzar con más integridad, con más seguridad y sin miedos.
5- Pensar demasiado.
¿Puede que el hecho de pensar demasiado nos deprima? Sí si esos pensamientos son recurrentes, negativos y obsesivos (seguro que esto me sale mal, seguro que me dice que no, mejor que no lo intente o hará el ridículo…)
No lo hagas, controla tus pensamientos negativos y deja de ser tu propio enemigo.
6- Ser muy crítico contigo mismo.
Es posible que esto te sea conocido: cada vez que emprendes algo, acabas agotándote de lo estricto que eres contigo mismo. Es como si siempre faltara algo, como si te vieras en la obligación de ser el mejor y mostrar la excelencia en cada cosa que emprendes…
Todo ello, nos puede llevar a un estado depresivo si no mantenemos un adecuado equilibrio.
7- Y tú…¿cómo afrontas la soledad?
Te lo señalábamos al inicio, para muchas personas la soledad es poco más que una “muerte en vida”, en cambio otros, se deleitan con ella.
No obstante, ten en cuenta que en ocasiones, incluso estando rodeados de gente o teniendo pareja, podemos sentir el manto de la soledad, de la incomprensión… Y ello, puede ser sin duda muy doloroso para nuestro equilibro, para nuestra autoestima.
8. Cuidado con “tus amigos”.
Hay personas a los que consideramos amigos, pero en realidad, pueden estar haciéndote más daño que otra cosa: te limitan, te censuran, te cortan las alas, te arrastran a sus negatividades, a sus tormentas personales… No lo permitas.
Fuente: Descubre 8 cosas que te están DEPRIMIENDO
No hay comentarios:
Publicar un comentario