viernes, 31 de julio de 2015

CINCO REGALOS IMPRESCINDIBLES EN LA INFANCIA

Cinco regalos imprescindibles en la infancia

Mucho se ha comentado sobre cómo la autoestima de los adultos depende en gran medida de lo que nuestros padres, y otras personas importantes en nuestra vida, nos enseñaron sobre nosotros mismos.
Algunos cargamos por años el peso de una mala imagen que construimos durante la infancia, otros aprendieron a valorarse bajo un conjunto de normas inculcadas en familia que no terminaron de aceptar ni rebatir.
No podemos cambiar el pasado, tenemos que aprender a transformar el conocimiento que adquirimos cuando niños para convertirlo en algo útil en nuestra vida diaria.
Lo que sí podemos hacer es darles a nuestros hijos, o a otros niños sobre los que podamos influir, herramientas básicas para construir una imagen favorable de sí mismos. ¿Qué necesitan de nosotros para lograr esto?

1. Compañía

Tan simple como eso. Lo que hemos oído del tiempo de calidad y cómo se forjan las relaciones sanas con los hijos se puede resumir en una frase: pasar tiempo a solas con ellos. A solas significa sin la presencia de amiguitos, o de otros adultos. Si tienes dos hijos, quiere decir estar con ambos por un rato, sin maestros, sin la pareja. Solo con ellos.
Si tienes más de un hijo, también es muy recomendable organizar periódicamente alguna actividad con cada uno de ellos en forma individual.

2. Amor

El niño requiere sentirse amado por ambos padres, independientemente del estado de la relación entre ellos. Algo que también refuerza su sentido de pertenencia y les ayuda a desarrollar una forma armoniosa de estar en el mundo es vivir en un ambiente donde los adultos se demuestren amor entre ellos, no necesariamente en pareja, sino fraterno, de mentor a pupilo, de amigos. Si los padres aman a más personas, los niños aprenderán a vivir más felices.

3. Conversaciones

Una conversación inteligente y profunda es algo que, como adultos, nos enriquece y nos llena de energía. A los niños les pasa lo mismo y cuando pueden tener una con sus padres, esto los vuelve más seguros. No hay mejor manera de enseñar a los niños a tener una buena interacción social que platicando con ellos y, sobre todo, escuchando lo que tienen que decirnos.

4. Límites

Nuestros hijos pueden necesitar que seamos sus amigos en ocasiones, pero definitivamente necesitan que seamos sus padres siempre. Los límites les ayudan a saber hasta dónde pueden llegar, pero también les hacen sentir que los adultos a cuyo cargo están no dejarán que nadie traspase los límites con respecto a ellos porque, a pesar de todo el amor que les tienen, no dejan que los niños traspasen los suyos.
Cuando los adultos son capaces de mantener -con una autoridad amorosa- el control de las cosas, de establecer y cumplir las normas, los niños crecen con un sentimiento de seguridad y contención.

5. Consistencia

Las mamás de antes solían decir: “Cuando digo no, es no”. Hoy en día, por lo general, existe una comunicación más cercana y amena con los hijos, donde además de decirles que algo no está permitido, también se les explican las razones. Pero, así y todo, para los niños es indispensable que mantengamos nuestras decisiones y honremos las promesas. Así aprenden algunos valores determinantes de su vida como adultos: lealtad, rectitud, honestidad.
Cuando somos capaces de mantener nuestra palabra, aún en un contexto complicado, generaremos en ellos la confianza de que pueden confiar en nosotros y, como reflejo, en ellos mismos.

Imagen cortesía de Edgar Barany
Fuente: http://lamenteesmaravillosa.com

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