Recuperamos a Sony en nuestro especial de tecnologías derrotadas y nos vamos al campo del audio, con el MiniDisc, un formato que aún hoy en día tiene bastantes adeptos, pero que nunca llegó a triunfar de forma masiva.
Como el Digital Compact Cassette, fue un intento de sustituir a las cintas de cassette por un formato digital. Sony lo anunció en 1991 y se puso a la venta a principios de 1992.
El material se calienta mediante un láser de forma que se vuelve modificable mediante un campo magnético, el cual altera la polaridad para grabar los datos. Esto permite discos regrabables hasta un millón de veces. Para la lectura se utiliza solamente el láser.
Este formato de grabación hace que, al contrario que el DCC, el acceso a cualquier parte del disco sea rápido. Además, al principio del disco se guarda una tabla de contenidos que indica donde empieza y acaba cada pista, almacenando información sobre esta, como el título o el artista. Esto permite que las canciones no tengan que grabarse continuas, sino que puedan hacerlo “a trozos”. Por tanto podríamos borrar una pista de 30 segundos y grabar una de 1 minuto, usando los 30 segundos de la borrada y otra parte distinta del disco para los otros 30.
El MiniDisc usa el formato de compresión ATRAC, un formato con pérdidas con una concepción similar a la del MP3 y un sistema anti-saltos, mediante un buffer, obligatorio en todos los reproductores, de 10 segundos, aunque opcionalmente más grande, lo que permite leer gran cantidad de datos y parar el motor, ahorrando batería.
Una de las principales causas de que el MiniDisc no triunfase en el mercado fue la escasa cantidad de discos de música que se lanzaron en este formato, unido al alto coste de los lectores en un primer momento. Hoy en día continúan siendo populares como medio de grabación, sobretodo usado por periodistas.
Más información | MiniDisc.
Fuente: www.xataka.com
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