En general, los modelos abiertos producen un sonido más espacioso y menos coloreado que los cerrados. Sin embargo, los cerrados proporcionan más aislamiento, para evitar que el usuario perciba sonidos externos y que la señal que suena por los auriculares salga al exterior.
Las implicaciones de todo esto en un estudio son que, si vas a utilizar los auriculares como retorno mientras grabas, deberían estar cerrados para que el micro no capte nada de lo que suene por ellos. No tiene mucha importancia si estás grabando señales muy intensas de una batería o un ampli de guitarra. Pero si quieres grabar una voz con auriculares a unos pocos centímetros de distancia de un micro muy sensible, no querrás que éste capte la señal de los cascos porque añadiría sonidos no deseados a la grabación y, en el peor caso, provocaría unos molestos pitidos realimentados en un bucle que va desde los cascos al micro y viceversa.
Si sólo quieres monitorizar con los auriculares, puedes elegir cualquier modelo, pero si los va a utilizar un cantante mientras grabe su voz, deberías optar por unos auriculares de diseño cerrado.
Según nuestra opinión, unos de los mejores auriculares para grabar voces en un estudio son los clásicos Beyerdynamic DT-100 / 400-G (143€), ya que brindan al usuario un alto grado de aislamiento. Para los demás trabajos, prueba los semiabiertos AKG K-240 Studio (85€), que ofrecen un sonido muy detallado. Éstos también resultan muy cómodos, un detalle que nos parece bastante relevante si vas a llevarlos puestos durante prolongados períodos de tiempo.
En el caso de que optes por unos auriculares de diseño cerrado, tienes buenas opciones procedentes de los fabricantes AKG, Audio Technica, Beyer y Sennheiser.
Fuente: www.futuremusic-es.com
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