martes, 23 de febrero de 2016

CASOS REALES DE POSESIONES DEMONÍACAS QUE TE ATEMORIZARÁN


Casos reales de posesiones demoníacas que te atemorizarán

Ocurrió en 1992 cuando agentes de Policía Nacional acudieron al domicilio de Estefanía Gutiérrez Lázaro, en el madrileño barrio de Vallecas. La joven falleció en extrañas circunstancias tras jugar a la güija con sus amigas. Tan extrañas, que aún hoy no se ha encontrado una explicación científica para su fallecimiento y los acontecimientos que sucedieron en casa. Esta semana ha salido a la luz el escalofriante atestado de los agentes que estuvieron allí. Nosotros recordamos ese y otros casos de posesiones diabólicos, teóricamente reales.

La historia de Estefanía ha vuelto del pasado para volver a llamar nuestra atención y, al menos, ponernos nerviosos. Es la historia de un juego inocente con un trasfondo oscuro y un desenlace trágico. El relato de tres jóvenes reunidas en torno a una güija, jugando inconscientes con algo que posiblemente no conocen, entienden, ni controlan: el artilugio que utilizan médiums y chamanes para comunicarse con los muertos. Aquello sucedió hace 23 años en la calle Luis Marín de Madrid y el episodio ha sido estudiado por científicos que nunca encontraron una explicación lógica a la extraña muerte de Estefanía.
La joven de 18 años ya había participado en una güija para invocar a los muertos en el pasado. Entonces decidió organizar otra sesión de espiritismo en su casa con amigas del instituto para comunicarse con el novio de una de ellas, que falleció hacía poco en un accidente de moto. Cuando estaban organizando todo en el centro, una profesora las descubre y destruye el tablero de un golpe contra el suelo. Desde entonces, la joven comenzó a sufrir alucinaciones y comportamientos extraños. Aseguraba escuchar voces y nadie podía hacer nada por ella. En agosto de 1991, ingresa en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid y falleció en extrañas circunstancias. 
Nosotros vamos a repasar aquel extraño suceso que aún hoy nos sigue poniendo los pelos de punta y otros casos espeluznantes que nunca obtuvieron una explicación desde un punto de vista racional o científico:
1.- El caso Estefanía (1991) 
Aquel suceso se investigó desde todo los ángulos posibles. No había un informe de defunción definitivo, claro y lógico. Y la familia, tras la muerte de la muchacha, siguió contando sucesos que les aterrorizaban. Por ello, en la madrugada del 27 de noviembre de 1992 decidieron llamar a la Policía Nacional. Según contaban, los crucifijos de la casa se movían sin control y una enorme figura les vigilaba desde el pasillo. Cuando los agentes se personaron en el número 8 de la calle Luis Marín, el padre de la fallecida esperaba en la calle. Y al domicilio accedieron cuatro agentes. Y lo que se encontraron no ayudo a solucionar nada. Más bien al contrario. 
En su atestado de aquella visita, los policías describieron "una situación de misterio y rareza". Así, por ejemplo, estando sentados junto a la familia, "pudieron oír y observar como una puerta de un armario perfectamente cerrada, cosa que comprobaron después, se abrió de forma súbita y totalmente antinatural". Además, un fuerte ruido se produjo en la terraza y al salir, "allí no había nadie". El miedo se apoderó de todos. "Momentos después pudieron percatarse y observar como en la mesita que sostenía el teléfono y, concretamente, en un mantelito, apareció una mancha de color marrón consistente identificada como babas". No sólo eso. Había más sorpresas en aquella casa. Cuando siguieron con la inspección, que no tuvo nada de rutinaria, observaron un crucifijo en el que el Cristo estaba separado de la cruz, y huellas de un arañazo en el póster y la pared.


2.- Francesca Fabrizzi (1982)
Este caso es muy famoso debido a que es uno de los atribuidos oficialmente al Papa Juan Pablo II.  Ocurrió el 27 de marzo de 1982. Una italiana llamada Francesca Fabrizi, que entonces tenía 22 años, llegó al Papa a través de Ottorino Alberto, obispo de Spoleto, cuyo exorcista no había podido recuperar a Francesca de su estado. La reacción de la mujer ante el Sumo Pontífiece muy inmediata: "Al verlo, comenzó a gritar y rodar por el suelo, sin escuchar que el Papa mandaba enñergicamente al diablo salir de ella", describió Gabriele Amorth, autor del libro 'The Last Exorcista', y principal exorcista de El Vaticano. 
Sin embargo, de repente, y después de largo smomentos de lucha y citas bíblicas, todo cambió cuando Juan Pablo II dijo a Francesca, "Mañana, voy a decir misa para usted". Fue en ese momento cuando la italiana se calmó, según este testigo que calificó lo que vio como espeluznante a pesar de estar acostumbrado a estos episodios fantásticos. 
Un año más tarde, la mujer visitó al Papa. Sus ataques habían cesado. Estaba casada y embarazada. En ese momento, Juan Pablo II dijo al cardenal Jacques-Paul Martin, ex prefecto de la Casa Pontificia, "Nunca he visto una cosa así. Una verdadera escena bíblica".


3.- Posesión en la cárcel de Santa Marta (Colombia)
En este caso, siete mujeres aseguraron estar poseídas tras usar la tabla güija. Ocurrió en el patio 8 de la citada prisión cuando siete reclusas tras experimentar una serie de síntomas similares denunciaron haber sido poseídas por un espíritu con el que se habían comunicado en reiteradas ocasiones a través de dicho instrumento. De acuerdo a testimonios del interior de la cárcel las mujeres se reían con carcajadas estridentes,  experimentaban temblores y pasaban de la alegría estrepitosa a un llanto sostenido sin mediar acto alguno. Además, gritan pidiendo que no se las lleven. pero... ¿Quién o quienes se las llevaban? Según contaban los medios locales, pastores evangélicos y sacerdotes católicos se enfrentaron sin éxito al supuesto caso de posesión.
Sin embargo, algunos expertos en psicología aseguraron que se trataba de eventos de sugestión o de histeria colectiva resultado de un impresionante hacinamiento carcelario.


4.- Caso Sabrina
Es el más famoso exorcismo de Juan Pablo II. Ocurrió el 6 de septiembre de 2000. Sabrina tenía 19 años y se encontraba junto a 10 personas muy cerca de la plataforma preparada ante la basílica de San Pedro y en la que el Papa estaría para celebrar una misa. Apenas vio a Juan Pablo II entrar en el recinto,Sabrina comenzó a gritar obscenidades y retorcerse. Y pese a que la plaza estaba llena, el Santo Padre señaló la presencia de la joven y le pidió a su secretario, monseñor Stanislaw Dziwisz, que llevara a la joven ante él. Tras una oraciones la joven se calmó no sin antes expulsar espumarajos por al boca.
El Papa y Sabrina se reunieron en una habitación privada junto a la Basílica de San Pedro. La mujer, que había sido arrastrado allí por sus padres, estaban en trance. "Sus ojos eran dos zócalos blancos. Babeaba y tenía colgando la cabeza hacia atrás. Al llegar el Santo Padre empezó a gritar y temblar", cuenta Gabriele Amorth. El proceso duró 30 minutos, durante los cuales Juan Pablo II celebró un acto de exorcismo menor, que no implica la lectura de los textos bíblicos. Le dio una bendición, la abrazó y Sabrina se calmó. 
"El diablo se enfureció por el encuentro con el Papa. Y quiso demostrar su fortaleza. El exorcismo no había podido expulsarlo", dijo el sacerdote. Lo que vio lo dejó sin habla a continuación: "Sabrina se levantó de la silla en la que estaba sentado. Ella me habló. Pasó junto a mí sin mirarme. Estaba justo en la pared detrás de mí y comenzó a caminar horizontalmente en la pared hacia el techo como si fuera la cosa más natural del mundo. Luego vino abajo como si nada".


5.- Los dos exorcismos del Papa Benedicto XVI
De nuevo,  según el relato de Gabriele Amorth, el Papa Ratzinger también ayudó a exorcizar a dos hombres. Ocurrió en mayo de 2009. El escenario fue, otra vez, la Plaza de San Pedro, en Roma. Entre la multitud de fieles que saludaba al Sumo Pontífice estaban los dos hombres poseídos. ¿Sus nombres? Giovanni y Marco, que al paso de Benedicto XVI en su 'papamóvil' comenzaron a temblar y a chocar los dientes entre sí de manera violenta hasta perder algunas piezas de la dentadura. Otro de los hombres comenzó a reptar y a golpearse la cabeza contra el suelo. La reacción se intensificó cuando el Papa se acercó.
Cuando Benedicto XVI salió, los dos hombres comenzaron a gritar en el suelo. El Papa miró al grupo y bendijo a los cuatro. La medida provocó la reacción inmediata de los dos hombres. "Cayeron tres metros atrás. Estaban agotados y ya no lloraban, solo jadeaban", según cuenta el sacerdote. 
Sin embargo, de acuerdo con la versión oficial del Vaticano, Benedicto XVI no hizo ningún exorcismo en esta ocasión.

6.- La posesión de 'Julia'
La posesión de Julia representó la primera vez en la historia en que una autoridad médica, el doctor Richard Gallagher decidió, ante la impotencia de la explicación científica, documentar un caso como posesión. Razones sobraban: objetos flotando, presencia de poderes psíquicos en la posesa y levitación de la misma durante 30 minutos o inexplicables juegos de voces saliendo de la boca de Julia. Con todo ese material, Gallagher escribió un extenso artículo que no tiene desperdicio.
El texto fue publicado en marzo del 2008 dentro del New Oxford Review y se titulaba: 'Entre tantas falsificaciones un caso de posesión demoníaca'. La paciente, adulta y con un seudónimo para salvaguardar su identidad participaba en grupos satánicos y comenzó a sentirse "atacada" por lo que pensaba que era Satanás o uno o más demonios. Pidió ayuda al clero local y fue atendida por un sacerdote exorcista. El doctor Gallagher fue requerido para presentar un dictamen médico-psiquiátrico. Él, al encontrarse con un abanico de fenómenos paranormales y patrones poco comunes, vio desde el inicio del caso que el problema de Julia tenía un origen sobrenatural, un origen diabólico.
Según cuenta Gallager, en la mayoría de comentarios que emitía durante sus trances, la chica evidenciaba un gran desprecio por lo religioso y sagrado, y profería abundantes amenazas e insultos, además de frases de corte escatológico: "Déjala en paz, idiota""Ella es nuestra" o "Deja, imbécil sacerdote", entre otras. ¿Cómo era la voz? Sonaba a veces masculina y gutural, o bien podía adoptar un tono bien alto.  Además, Julia mostraba una fuerza inexplicable -necesitaban cinco personas para sujetarla- y levitaba a 25 centímetros del suelo, llegando en la primera sesión a permanecer 30 inauditos minutos sin tocar el piso. ¿Lo más increíble? La capacidad de la paciente para ver en el pasado, para revelar información sobre remotos parientes fallecidos de distintos miembros del equipo. O la capacidad de ver siempre dónde estaba, qué hacía, qué llevaba puesto y cómo estaba con su enfermedad el sacerdote que dirigía el equipo.
El caso requirió la formación de un amplio grupo conformado por varios médicos, psicólogos y psiquiatras, cuatro  sacerdotes católicos, dos monjas-enfermeras, varios voluntarios laicos y un diácono y su esposa.

¿Se puede morir de miedo?

A menudo nos cuentan hsitorias de terror que nos ponen los pelos de punta, entre ellas anécdotas sobre tal o cual persona que literalmente se murió de un susto. Pero, ¿cuánto hay de cierto? ¿Es posible morir de miedo?
Lo cierto es que cuando nos asustamos lo que sucede en nuestro cuerpo es una gran descarga de adrenalina. Esta sustancia hace que nuestro corazón acelere su ritmo cardiaco, a veces hasta cotas insospechadas, lo que lleva la sangre a toda prisa hacia los órganos más grandes e importantes. Por ejemplo, tenemos más oxígeno en los pulmones.
Todas estas reacciones de son esenciales para que nuestro cuerpo esté preparado para huir o, incluso, para luchar si fuera necesario. En situaciones de peligro, por ejemplo, somos capaces de correr como nunca hubiéramos imaginado sin sentir ni una molestia, al menos al principio.
La adrenalina provoca también otras reacciones en neustro cuerpo: el flujo de sangre en los órganos grandes hacen que palidezcamos, nuestras pupilas se dilatan, y empezamos a transpirar, especialmente por las manos.
Pero, ¿se puede llegar a morir? Es muy difícil: nuestro corazón está preparado para enfrentarse a estas situaciones de estrés, de lo contrario nuestra especie, que siempre se ha tenido que enfrentar a terribles depredadores, no hubiera llegado hasta aquí. 
Ahora bien, quienes padezcan problemas de corazón o cualquier afección cardiaca sí pueden tener problemas. La superior exigencia repentina al corazón puede desembocar en un paro cardiaco. Por ello no es extraño encontrar advertencias en espectáculos de miedo para este tipo de personas. 
Por cierto, que este tipo de muerte se conoce como 'efecto Barkerville', en referencia a un personaje de 'El sabueso de los Baskerville' de Arthur Conan Doyle, a quien un estrés psicológico extremo le rompe el corazón. 
En cuanto a las fobias más habituales, que más terror desatan aunque sea de una forma irracional, tienen que ver con nuestro pasado evolutivo: son las fobias a animales como los insectos, arañas o serpientes, o situaciones potencialmente peligrosas como las alturas.


7.- Monjas endemoniadas
De los casos más actuales, vamos a viajar en el tiempo para encontrarnos con algún caso espeluznante. Tradicionalmente, Francia ha sido el país donde se ha producido el mayor número de incidentes relacionados con supuestas presencias diabólicas en edificios de carácter religioso. Uno de los casos documentados más antiguos ocurrió en un convento de Cambrai, al norte del país, en 1491. Jeanne Potière, una de las monjas, comenzó a manifestar un comportamiento extraño. Poco a poco, su conducta anómala se contagió al resto de las hermanas. Las religiosas sufrían convulsiones sin explicación aparente. En los textos conservados se describen los rostros crispados de las monjas y cómo sus cuerpos eran sacudidos por violentos espasmos.
También se hace hincapié en que éstas parecían dotadas de una fuerza sobrehumana, capaz de poner en serias dificultades a hombres fornidos que trataban de sujetarlas. El convento parecía un manicomio. Las monjas corrían despavoridas, emitiendo sonidos guturales y aullando por los campos colindantes como perros asilvestrados. Aunque algunos sacerdotes practicaron exorcismos y de médicos que aplicaron terapias naturales, nada de ello surtió efecto. Finalmente, una de las novicias acusó a Jeanne Potière de ser la culpable de todo lo ocurrido. Tras interrogarla, las autoridades eclesiásticas la condenaron a cadena perpetua por, según éstas, haber cohabitado con el Maligno desde que tenía nueve años y realizar actos monstruosos en el interior del convento.

Fuente: www.que.es

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