Fue un viaje de ida y vuelta. Me dejé llevar por los avances tecnológicos tanto de la última versión de Android como del último modelo de Samsung. Eran ya muchos años con el iPhone y uno sentía cierta sensación de hastío y muchas dudas en la cabeza ¿Por qué Apple no incorporaba la carga rápida? ¿Por qué no un diseño innovador?
Vaya por delante que si estás esperando un artículo que sea fácilmente atribuible a un fanboy, no lo es. Se trata de una experiencia real y en primera persona: probé lo mejor de Android, tanto en hardware como en software, y al final entendí que lo mejor volvía a ser el iPhone.
Para este viaje elegí un buen traje: un Samsung Galaxy S6 recién salido del horno y en su última versión de la plataforma. El primer contacto fue impactante, y es que el terminal impresionaba en lo que toca el diseño. Vaya, por una vez iba a probar algo más allá de las conocidas curvas del equipo de la manzana. Diseño, plataforma... ya se sabe, es como cuando uno entra en un coche nuevo y se deleita disfrutando de todos botones y novedades. En ese momento de mi aventura realmente pensé que la historia podría terminar bien, que más allá de un fugaz romance, mi relación con Android podría ser duradera, y así comencé a caminar animado.
Un tope de gama
Es importante destacar que, por motivos de mi trabajo, paso muchas horas fuera de casa y el móvil es para mí un elemento fundamental en lo que toca al desempeño profesional: hago el 90% de mis funciones en él, y por ello, algunas de las prestaciones que ya daba por sentado en el iPhone, eran críticas en cualquier otro terminal por el que apostara. En este caso, como digo, el flamante Galaxy S6. Pero no tardé mucho en asumir que aquella aventura no iba a durar mucho, y voy a detallar cuáles fueron los elementos clave por los que, tras apenas tres meses, renuncié a Android y volví al fiel iPhone 6 Plus.
- Inconsistencia del sistema: Sí. Inconsistencia. Esta era la palabra que me venía con cada vez más frecuencia a la cabeza a medida que me iba habituando a las peculiaridades de dispositivo y plataforma, y sobre todo, cuando ya superado el halo de la novedad, bajé a la arena a utilizarlo como herramienta de trabajo ¿En qué es inconsistente este entente hardware y software? Bien, comencé a descubrir con inquietud algo: no se pueden dar por sentadas las cosas, es decir, que un usuario de iPhone sabe a ciencia cierta que si ordena una función con el dedo, ésta se va a llevar a cabo, y por desgracia, esto no puede descontarse en el 100% de los casos en Android.
ANDROID SE DEGRADABA CON EL USO, ALGO QUE CON LA VENTAJA DE APPLE EN HARDWARE+SOFTWARE, NUNCA ME OCURRIÓ DE ESTA FORMA
Pronto vi cómo el botón del disparo de la cámara se ralentizaba o cómo los comandos de voz funcionaban aleatoriamente. Me recomendaban reiniciar y cerrar aplicaciones, pero el que haya utilizado el iPhone con cierta frecuencia, comprenderá que este es un problema que prácticamente no se da en equipo y plataforma.
- Efectividad real de trabajo: Esto es, en realidad, consecuencia de lo anterior, pero para mí fue un factor determinante. Al final, el matrimonio hardware-software por el que apostó Apple desde el primer momento cuenta con esta principal ventaja: el sistema hace lo que se le pide siempre (o casi siempre) ¿Por qué resultaba esto importante para mí? Porque trabajando desde cualquier sitio, uno no tiene tiempo para reseteos o aplicaciones que se bloquean. Con iOS todo está a dos o tres toques de distancia siempre y sin sorpresas desagradables. Curiosamente, donde antes veía algo monótono y anodino, ahora valoraba la seguridad y solvencia de esa monotonía.
- Todo gira en torno a iPhone: Estar en algún momento de nuestras vidas a los dos lados de esta afirmación es francamente curioso. Antes del switch a Android no comprendía los iracundos comentarios de los odiadores de Apple ¿Por qué ese rencor? Sin embargo, cuando decidí dar el salto a la plataforma del robot verde y transcurridas unas semanas, comencé a comprender en parte el porqué de esta animadversión. El iPhone es omnipresente. Uno no puede pasar más de cinco o diez minutos delante de la pantalla sin ver alguna mención a iOS o al terminal, y esto sucede por un motivo: su éxito y efecto tractor en el mercado.
Conviene recordar que este móvil fue el que estandarizó elementos tan habituales hoy en día como el teclado virtual o usarlo tanto como reproductor multimedia como plataforma de juegos. Apple sigue marcando tendencia y los medios responden. Y llegados a ese punto, si uno no tiene un iPhone comienza a ver crecer en sí cierta frustración al leer información de nuevos accesorios o desarrollos de un equipo que no tiene. Al final, lo estándar es rey, y el iPhone se acerca al máximo posible de lo que entendemos como un estándar en telefonía.
En definitiva, considero el salto como una aventura muy enriquecedora y que me ha ayudado a valorar la importancia de elementos fundamentales que uno ya da por sentado, pero que a la postre sientan las bases de la satisfacción del usuario ¿Quiere esto decir que Android es una plataforma peor? Ni mucho menos, pero la tan cacareada experiencia de usuario alcanza cotas insospechadas en el combinado iPhone/iOS, y esto es, para muchos, un factor determinante de uso.
"Estoy igual de orgulloso de algunas de las cosas que no hemos hecho, como de las que hemos conseguido. Innovación es decir NO a cientos de cosas."Steve Jobs
He vuelto al iPhone y he perdido en lo que yo creía que era innovación, pero he ganado lo que yo pensaba como anticuado y obsoleto, pero ha resultado ser lo que realmente esperaba de un móvil. Tal vez la moraleja que haya que aprender de esta experiencia es que Apple no sólo sabe fabricar productos de calidad, sino que tiene la cabeza lo suficientemente fría como para frenar por momentos algunos avances tecnológicos para garantizar una óptima experiencia de usuario.
Fuente: www.applesfera.com
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