Y sus conclusiones, van mucho más allá de lo que inicialmente mucha gente puede imaginar.
Rappoport hace referencia a un artículo del New York Times, titulado, “Protección sin vacunas”.
El artículo describe las últimas fronteras de la investigación biomédica. Y estas últimas fronteras son las que hacen referencia al uso de genes sintéticos para “proteger contra la enfermedad”, alterando la composición genética de los seres humanos.
No, no es ciencia ficción, es algo real:
“Mediante la inoculación de genes sintéticos en los músculos de monos, los científicos han conseguido re-diseñar en esencia a los animales para que resistan a la enfermedad”
“‘El cielo es el límite”, afirma Michael Farzan, inmunólogo en Scripps y autor principal del nuevo estudio.
Michael Farzan
“El primer ensayo en humanos sobre la base de esta estrategia, llamada inmunoprofilaxis por transferencia de genes (IGT), está en marcha, y se han previsto otras de nuevas”.
“La IGT es completamente diferente a la vacunación tradicional. Es una forma de terapia génica. Los científicos aislan los genes que producen anticuerpos potentes contra ciertas enfermedades y luego los sintetizan, creando versiones artificiales. Los genes se inoculan en virus y se inyectan en el tejido humano, por lo general en los músculos”
“Entonces los virus invaden las células humanas con sus cargas útiles de ADN, y el gen sintético se incorpora en el ADN original del destinatario. Si todo va bien, los nuevos genes instruyen a las células para que comiencen a fabricar los podersos anticuerpos”.
Como vemos, los científicos no están hablando de inyectar un remedio temporal. Nos dicen, literalmente que “el gen sintético se incorpora en el ADN original del destinatario”. Es decir, cambia sus genes de forma permanente.
El mismo artículo nos ofrece más adelante la opinión del doctor David Baltimore:
“Algunas personas podrían mostrarse recelosas ante una estrategia de vacunación que signifique alterar su propio ADN, aunque ello evite contraer una enfermedad potencialmente mortal”
Pues sí, parece lógico que algunas personas se muestren recelosas de que alguien altere su propio ADN convirtiéndolas en organismos genéticamente modificados a perpetuidad, aunque a algunos científicos pueda parecerles algo increíble ese recelo.
Como vemos, pues, la creciente lucha y polémica sobre la vacunación obligatoria de la población, podría estar ocultando planes mucho más amplios y oscuros de lo que mucha gente podría creer inicialmente.
Y es que bajo el pretexto de la prevención de enfermedades y la salud pública, las vacunas pueden ser las portadoras ideales de todo tipo de genes que se incorporen de forma permanente en la estructura humana.
La enorme cantidad de propaganda sobre las vacunas y las leyes resultantes sobre la vacunación obligatoria, podrían ocultar un poderoso canal para rediseñar al ser humano por completo.
Genes sintéticos inyectados en miles de millones de seres humanos formarían un gran experimento para crear una especie humana alterada.
Este gran experimento podría estar completamente compartimentado.
Por ejemplo, en secreto, los genes 1 a 6 se inyectarían en el Grupo A de población situado en la ubicación I. Mientras que los genes 7 a 12 se inyectarían en el Grupo B en la localización II. Etcétera.
Entonces, los receptores de la vacuna serían sometidos a una vigilancia permanente para medir los resultados. Mediante pretextos diversos, los miembros de estos grupos serían llevados a clínicas y hospitales para someterlos a exámenes y pruebas, para descubrir marcadores que supuestamente revelan las respuestas de sus cuerpos a las alteraciones genéticas.
Así, los investigadores podrían determinar, ¿Son estas personas más fuertes o más débiles? ¿Se presentan signos de enfermedad? ¿Se reportan cambios de comportamiento? A través de la vigilancia y las pruebas, se podría recopilar todo tipo de información.
Todo ello, por supuesto, sin consentimiento informado de la gente sometida al experimento, convertidos en conejillos de indias humanos que no sabrían lo que estarían haciendo con ellos.
¿Y cuáles podrían ser los objetivos de este programa de investigación tan enloquecido?
Bien, de forma simplificada, podría haber dos objetivos diferentes.
Por un lado, crear seres humanos más débiles, más dóciles, más obedientes y más dependientes.
Por otro lado, crear seres humanos más fuertes, más sanos, más inteligentes y más talentosos.
Obviamente, los resultados de los últimos experimentos, esos que buscarían crear “una raza superior”, se aplicarían a unos “pocos elegidos”.
Y como es fácil intuir, algunas de estas investigaciones se realizarán en el interior de las fuerzas armadas, donde los secretos son más fáciles de mantener, y el objetivo de producir “mejores soldados” es un objetivo del Pentágono y de su brazo de investigación, DARPA.
Un experimento mundial de vacunas del tipo que estamos describiendo aquí, tendría otra ventaja para los planificadores: de aquellas personas que enfermaran o murieran, se diría que sufrieron de diversas enfermedades y trastornos que “nada tendrían que ver con las vacunas”.
De hecho, el número de víctimas en este gran experimento, no representaría ninguna preocupación para los instigadores. Está perfectamente documentado, por poner un ejemplo, que el sistema médico estadounidense mata a 2,25 millones de personas por década (una estimación conservadora), como resultado de los medicamentos y los tratamientos aprobados por los organismos reguladores oficiales. Y los medios de comunicación y los líderes políticos, que saben perfectamente que esto está sucediendo, no han hecho nada al respecto.
Para comprender mejor la profundidad de lo que se avecina y de las intenciones que tienen las élites y sus científicos respecto al futuro de la especie humana, solo tenemos que utilizar las citas del biólogo molecular de la Universidad de Princeton, Lee Silver, el autor de “Remaking Eden” (Reconstruyendo el Edén).
Sus palabras y pensamientos, no dejan ninguna duda sobre cuáles son las intenciones de los más importantes expertos en genética. Así es como sueña el futuro de la especie humana:
Lee Silver
“La clase de los GenRich (los ricos genéticos), que representa al diez por ciento de la población norteamericana, dispondrá de un genoma enteramente formado por genes sintéticos. Todos los aspectos de la economía, los medios de comunicación, la industria del entretenimiento, y la industria del conocimiento son controlados por miembros de la clase GenRich…
Los seres Naturales (los humanos sin alteraciones genéticas sintéticas), trabajan como proveedores de servicios de baja remuneración o como trabajadores.
La clase GenRich y la clase natural se convertirán en especies totalmente independientes sin capacidad de cruzarse, y con tanto interés romántico en uno al otro como un ser humano corriente tendría por un chimpancé.
Muchos piensan que es intrínsecamente injusto que algunas personas tengan acceso a las tecnologías que pueden proporcionar ventajas genéticas, mientras que otros, menos pudientes, se ven obligados a depender de la casualidad, pero la sociedad estadounidense se adhiere al principio de que la libertad personal y la fortuna personal son los principios determinantes de lo que a los individuos se les permite hacer y lo que son capaces de hacer.
De hecho, en una sociedad que valora la libertad individual por encima de todo, es difícil encontrar una base legítima para restringir el uso de reprogramación genética.
El uso de las tecnologías de reprogramación genética es inevitable. Nos guste o no, el mercado global reinará por encima de todo”.
Para complementar estos pensamientos, aquí tenemos otra joya, esta de Gregory Stock, ex director del programa de Medicina, Tecnología y Sociedad en la Escuela de Medicina de UCLA:
Gregory Stock
“Incluso si las especies de la mitad del mundo se perdieran durante los experimentos genéticos, aún permanecería una enorme diversidad.
Cuando los que en un futuro lejano miren hacia atrás, hacia este período de la historia, es probable que lo vean, no como una época en que el medio ambiente natural era pobre, sino como la época en que una gran cantidad de nuevas formas de vida, algunas biológicas, algunas tecnológicas, algunos combinación de las dos, entraron en escena.
Nos servimos mejor a nosotros mismos, así como a las futuras generaciones, al centrarnos en las consecuencias a corto plazo de nuestras acciones, en lugar de centrarnos en pensar vagamente a largo plazo, para necesidades de un futuro lejano”.
Estas son las opiniones, los deseos y los proyectos de dos científicos de primer nivel.
Esta es su ética.
Hablan sin tapujos y sin vergüenza de crear una nueva clase dominante de seres superiores por ingeniería genética, con cargos superiores, con privilegios superiores, con fuerza y resistencia superior; probablemente con una esperanza de vida superior.
Y esa clase sobrehumana, dominará a una clase inferior: la clase de los pobres y los esclavos, formada por humanos “normales”, no dotados de las mejoras genéticas y tecnológicas de la clase dominante.
Es el viejo sueño del nazismo hecho realidad.
El sueño de todos los tiranos y criminales , llevado a la práctica, con la intención de dominar el mundo para siempre.
Este es el nivel de la ciencia actual, de esos hombres con batas blancas, tan ampliamente respetados por la mayoría de gente, a pesar de que su ética es tan profundamente inhumana y despreciable.
Los respetan precisamente aquellos que no son más que conejillos de indias para ellos, que deben ser sometidos a experimentos de todo tipo.
Esto es lo que están creando para todos nosotros: la esclavitud a perpetuidad, basándose en la ciencia y la genética.
Y la vacunación obligatoria podría formar parte de estos planes a largo plazo…
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