Hay niños que confunden letras, las invierten, las omiten, las añaden donde no corresponde… éstos son algunos síntomas. Ha comenzado un nuevo ciclo escolar y con él llegan las novedades tan esperadas por todos: la nueva maestra, los nuevos libros, cambios en la escuela, las tareas un poquito más difíciles que antes… en fin, los niños crecen, avanzan y a veces también aparecen dificultades, que pueden manifestarse en la lectura y en la escritura.
Hay niños que no logran leer ni escribir a la edad en la que deberían hacerlo sin que haya causas pedagógicas, ni retraso intelectual, ni enfermedades neurológicas o déficit sensorial que lo justifique. A este tipo de problemas es al que nos referimos cuando hablamos de dislexia. Son niños que confunden letras, las invierten, las omiten, las añaden donde no corresponde… estos son síntomas, pero los niños disléxicos son más que eso, detrás de cada uno se esconden un gran abanico de dificultades emocionales que no hay que perder de vista a la hora de diagnosticar.
Pero ¿qué debemos hacer los padres cuando se presentan estas dificultades a nivel escolar?
- En primer lugar mantener la calma y transmitírsela al niño.
- Consultar con la maestra, que seguramente ya estará al tanto de las dificultades.
- Acudir a centros especializados donde se realice un estudio completo, que tenga en cuenta tanto los síntomas como los aspectos emocionales y familiares del niño.
- Una vez diagnosticado el problema del niño, lo que debemos hacer es seguir las pautas que hayan sido acordadas con los profesionales que lleven a cabo la recuperación de las áreas de aprendizaje que estén afectadas.
En cualquier caso, un buen diagnóstico, que revele las causas de las dificultades, y la elección del tratamiento adecuado, acompañado de un trabajo interdisciplinar terapeuta-maestro-padres, son las claves del éxito.
Fuente: www.matices.org
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