Le pregunta con insistencia a su padre por qué su marido prefiere a otra mujer. Él intenta evadir la respuesta y al final le dice: porque es buena en la cama. Esto nos muestra como a falta de una buena explicación para una ruptura, podemos inventar una que nos protege.
Cada pareja es un mundo distinto y con muchas particularidades. Peculiaridades que por otra parte cambian a lo largo del tiempo, intentando adaptarse a una realidad de por sí cambiante. Una realidad de la que los miembros de la pareja pueden echarse mutuamente sin querer, de manera gradual y sin notar los cambios, de forma que un día se dan cuenta de que la persona con la que duermen cada noche es un extraño.
A veces por miedo a la reacción de nuestra pareja nos escudamos en frases banales como “No eres tu soy yo”, “Ya no estoy enamorado/a” o “Me he enamorado de otra persona”. Pero en el fondo existen motivos que no nos atrevemos a verbalizar. Así, si sigues leyendo, a continuación vamos a ver algunos de esos motivos.
Tanto en relaciones de pareja que acaban de empezar como en relaciones largas, es bastante común que exista un gran miedo a expresar sentimientos. Un miedo que aparece especialmente cuando alguno de los miembros de la pareja empieza a sentir miedo a mostrarse vulnerable. Así, tiene la sensación de que comunicando su dolor o su alegría le da información a su “rival-pareja” para que gane todas las disputas.
Por otra parte, diciendo la verdad tememos dañar y que nos dañen. De esta manera, silenciando lo que nos falta evitamos que empiece la guerra de reproches y el dolor. Así, vamos acumulando y acumulando y acumulando…
Yo diría que más que con el amor, la indiferencia es el ácido más corrosivo que puede existir en cualquier tipo de relación Manda un mensaje claro: no me importas. No me importa lo que pienses, ni lo que sientas, ni lo que hagas.
Además, la indiferencia suele mezclarse con el orgullo. ¿Por qué? Piensa, qué sueles hacer cuando alguien te muestra indiferencia? Lo más normal es que se la devuelvas. Es decir, si tú no me hablas yo tampoco. De manera que la indiferencia no solo es peligrosa en sí, sino que además nos hace muy cabezotas.
Hay que entenderlo en el contexto social. La mayoría de los jóvenes, cada vez más, tienen la sensación de que la vida es muy larga, de que les queda mucho por vivir, por probar, antes de decidirse por la persona con la que compartirán el resto de su vida. Por eso, la falta de compromiso en el siglo XXI va unida al miedo a perderse experiencias, a tener que dar explicaciones demasiado pronto.
En las personas con una edad más avanzada, la situación es más compleja y los miedos suelen ser otros. Muchas de estas personas pueden venir de haber pasado por relaciones anteriores en las que se han sentido traicionados, después de montar todas sus vidas en torno a una relación. Temen el compromiso porque antes alguien ya lo traicionó cuando ellas lo mantuvieron.
Por otro lado, hay otras personas que ya empiezan una nueva relación con hijos más o menos pequeños, por lo que las decisiones que tienen que tomar ya no solo le afecta directamente a ellos, sino que se equivocan también lo van a pagar ellos.
El amor no es necesariamente eterno ni, por lo tanto, fijo. Al igual que todo lo que acontece a nuestro alrededor cambia y nuestros sentimientos también. De hecho, el propio amor cambia. Ya no se trata de querer más o menos, sino con diferentes matices.
Así, muchas parejas se terminan porque quizás tenían que hacerlo, porque han sido agotados. Han sido terriblemente hermosos, sin perder un ápice de verdad por no ser eternos y mueren para dar paso a otros. Entender esto es ponernos una venda para no ver nuestra propia naturaleza y asumirla.
El humor es esencial en cualquier ámbito de nuestra vida, personal, profesional y, por supuesto, en las relaciones de pareja. Una persona que nos hace reír y que tiene sentido del humor nos conquista, nos divierte y nos hace sentirnos plenos y felices.
Aprender a sonreír y a compartir con nuestra pareja nos puede unir mucho y, por el contrario, ser demasiados serios o perder el sentido del humor es posible que afecte de forma negativa a nuestra relación. Una persona que está siempre triste o seria nos transmite negatividad.
Pueden ocurrir muchas cosas en una relación, pero si descubrimos que la otra persona no ha sido honesta o nos ha mentido en algo perderemos la confianza.
Una vez perdida la confianza en nuestra pareja, es muy complicado recuperarla, porque existirá mucho recelo y una gran cantidad de dudas se interpondrán entre los dos miembros de la pareja. Superar esa situación es un obstáculo muy duro.
La falta de intimidad con nuestra pareja es una de las razones por las que suelen terminar las relaciones, ya que el hecho de no querer cuidar los momentos de intimidad con nuestra pareja es una forma de indiferencia y la indiferencia, como hemos dicho antes, gota a gota termina con la relación.
Dentro de la intimidad, en las parejas englobamos a las relaciones sexuales. Al inicio de las relaciones, el deseo sexual suele ser fuerte, pero llega un momento en el que la rutina se instala y este deseo sufre. Sufre por las prisas, por las preocupaciones y por otras ilusiones que compiten con la persona amada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario