jueves, 27 de diciembre de 2018

9 MANERAS DE RESPONDER A LA GROSERÍA SIN DESCENDER AL NIVEL DE UN PATÁN



Siempre puedes encontrar una salida digna en situaciones donde alguien te insulta intencionadamente o te afligen. Como dice la escritora Mariam Petrosyan: “Hay muchas maneras de mandar a una persona al infierno sin recurrir a un lenguaje soez”. Vale la pena conocerlas al objeto de evitar dar la sensación de ser personas maleducadas. 






1. Mantener la calma 

 

El objetivo de los ataques de una persona grosera es conseguir que el otro pierda los papeles y suelte una dosis fuerte de energía negativa. Si lo consigue, has perdido. Así que no les des tantas alegrías a esos vampiros energéticos. Mantente con la mente fría, no caigas en reacciones violentas ni excusas humillantes. Habla tranquilo, relajado y al mismo tiempo, con claridad y firmeza. Esto desanimará a tu interlocutor y lo privará de la oportunidad de jugar con tus emociones. 

Ejemplo: el dependiente no tiene cambio y lo dice enojado y de mal humor. No te rebajes al nivel de emociones del mismo modo que lo hace él. Concéntrate en la esencia del problema. Dile con calma que disponer de monedas sueltas es una tarea cuya responsabilidad recae en la tienda y no debe afectar al cliente, y menos aún con expresiones groseras. En caso de una reacción inadecuada, siempre puedes tramitar una reclamación, contactarte con su superior inmediato o directamente acudir con una queja al gerente de la tienda. 


2. Intentar comprenderlo 



Imagínate a un erizo con púas punzantes: un pequeño animal asustado. Proyecta esta imagen sobre el grosero: así, adoptarás una posición condescendiente, intentando empatizar con la situación. Ahora puedes hacerle preguntas que enfriarán su ardor: presta atención a las causas de su agresividad, a lo que no tiene sentido, al hecho de que no tiene nada que ver con la esencia de lo sucedido. 

Ejemplo: “¿Tuviste un día difícil?”, “¿Quieres ofenderme? ¿Por qué?”, “¿Qué más tienes en mente?”, “¿Por qué estás actuando de esta manera?”, “¿Por qué quieres aparentar ser peor de lo que realmente eres?” Y así sucesivamente. Al pensar en tus preguntas, la persona entenderá lo absurdo de la situación. 


3. Llevar el conflicto hacia un tono constructivo 

Si las palabras del que te ofende son justas, pero las dice revestidas de una agresividad antiestética y desagradable, entonces aférrate al plano racional. Explícale que aprecias su punto de vista sobre este tema: esta reacción mostrará que lo que habla por ti es la mente, mientras que el grosero se guía solo por las emociones. Y mantener un diálogo constructivo es una opción mucho más fuerte y del todo correcta. Tanto que incluso aquellos que no están familiarizados con las nociones de gracia y cortesía, seguramente, reaccionarán a tus palabras con respeto. 

Ejemplo: has aparcado el auto incorrectamente, creando problemas a otro conductor y su reacción a lo sucedido es extremadamente nerviosa. Simplemente discúlpate y dile que en el futuro estarás más atento a la hora de elegir el lugar para estacionarte. 



4. Mostrarle su verdadera cara 

 

A nadie le gusta oír la verdad. Por lo tanto, una buena opción es redirigir el foco de atención de sí mismo hacia la persona que te ha dicho algo desagradable. Es decir, muéstrale al grosero su propio reflejo. La respuesta a esto será también emocional, pero al mismo tiempo, no bajarás al nivel de un patán. Puedes decírselo directamente, o bien de una manera alegórica y metafórica, jugando con la fantasía. 

Ejemplo: “Nadie diría que te han educado bien. No hay nada más que añadir aquí”. “Siempre tienes algo malo que decir, ¿verdad?”, “Es una lástima que las pastillas contra la grosería todavía no se hayan inventado”, “La grosería no te favorece en nada”. Además, estas frases deben decirse con una calma impecable. 


5. Brillar con ingenio 


El humor y el sarcasmo atrapan al grosero, quien es pillado desprevenido y provoca que se sienta incómodo. La opción más sencilla es reírse en respuesta a su grosería. Y una acrobacia compleja sería la siguiente: recurrir a la auto-ironía, dar una respuesta ingeniosa y rápida, e incluso lanzarle un cumplido a tu interlocutor. También se descubrió lo siguiente: intentando decir algo malo, la persona se esfuerza y ​​toma aire, y si en este momento lo haces reír, se relajará y su ola de ira se evaporará como por arte de magia. 

Ejemplo: ¿Te han recordado una historia en la que te sentiste ridículo? ¡Ríete de ello! Solo las personas fuertes son capaces de hacerlo. ¿Alguien te ataca con duras acusaciones? Lleva sus tesis a lo absurdo, reconociendo estas con ironía. Por ejemplo, a un comentario del tipo “¿Dónde crees que vas? ¿No ves nada a tu alrededor?”, contesta: “Sí, ciertamente no veo nada. Es extraño que no te hayas dado cuenta: hoy olvidé mis lentes en casa, precisamente hoy”. O simplemente responde con sarcasmo: “Casi me han molestado tus palabras”. 


6. Mostrar cortesía 


Si te has enfrentado a un grosero empedernido, la cortesía absoluta y una paciencia desmedida pueden ayudarte. Una sonrisa y la comunicación amistosa representa un formato muy inusual para las personas de este perfil, lo que puede confundirlos. Además, al no recibir una supuesta respuesta negativa acorde al guion previsto por el grosero, este perderá interés en la discusión. Al mismo tiempo que tú, tendrás la oportunidad de tomar las riendas de la situación. 

Ejemplo: un dependiente de una tienda de ropa se pone ansioso: “¿Vas a tardar mucho tiempo más? Es hora de decidirse”. Tu respuesta: “Trae, por favor, también aquel modelo”. Si el grosero es un hueso duro de roer, puedes pronunciar las palabras un poco más fuerte de lo habitual. 


7. Conviértete en un pesado 



El método será especialmente útil para aquellas personas que a menudo tienen que tratar en su trabajo con clientes insatisfechos. Los motivos de la insatisfacción no siempre están justificados o se presentan de forma inadecuada. ¿Qué se puede hacer? En respuesta a un trato desagradable, sigue tu línea sin desviarte: repite lo mismo con un lenguaje oficial seco. En la vida real, fuera del trabajo, también funciona. 

Ejemplo: Muy a menudo, este tipo de ataques son los que reciben los administradores de distintos grupos en redes sociales. A lo que responden de manera firme: “Has violado la regla X, como resultado de lo cual, es necesario bloquearte durante un tiempo X. Si insulta al administrador, el bloqueo se extenderá”. 



9. Ignorar 



¿Nada de todo esto te ayuda? ¿O sientes que ya no puedes contenerte más? Corta la desagradable conversación. Así no te rebajarás a su nivel montando un escándalo y, al mismo tiempo, demostrarás que contigo no se debe hablar de forma grosera. Esta es una forma universal de protección psicológica. Adecuada para todo tipo de agresividad. Especialmente, si tratas con una persona mentalmente perturbada o alguien con quien no necesitas mantener ningún tipo de relación. 

Ejemplo: rechazaste dar una limosna a un personaje antisocial en estado de embriaguez. Él te grita y te amenaza. No le prestes la más mínima atención y sigue con tus cosas. Pero ignóralo de la manera correcta. No reveles “emoción” dentro de ti, como si tragaras en silencio la ofensa, sino mantén la imagen de una persona exitosa que no tiene tiempo para prestarle atención a pequeñas molestias. 




Bono: “Te quiero” 

Si la discusión es con un ser querido, probablemente valga la pena abandonar todas las manipulaciones psicológicas y simplemente decirte a ti mismo: “Para, basta”. Y a tu ser querido: “Sí, para mí esta cuestión es importante. Pero, al mismo tiempo, te quiero, por supuesto. Y me gustaría resolver este problema sin estropear nuestra relación”. El bien y el amor en respuesta a algo negativo calmarán la ira y juntos pueden encontrar una salida a la situación que provocó el conflicto.

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