jueves, 12 de diciembre de 2019

APRENDE A SALVARTE A TI PRIMERO


Desde pequeños nos enseñan que son las otras personas las que debes estar en un primer lugar. Mientras, nosotros adoptamos un puesto secundario.



Entendemos, entonces, que solo podemos ser felices si los demás lo son. Para eso tenemos que salvarlos de sus problemas, estar ahí para todo lo que necesiten, decir «sí» cuando queremos decir «no». Esta serie de costumbres se instalan en nosotros como un dogma, pero que nos desgasta y provoca que nos olvidemos de nosotros.

Aprende a salvarte para ser feliz


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Continuando con esta forma de vida, terminamos convirtiéndonos en mártires. Nos tragamos todo lo negativo que nos pasa, restándole importancia, y dándosela solo a los demás.
Sin embargo, con el tiempo nos damos cuenta de que nos volvemos personas tristes. De que, esto de estar siempre preocupados por otros, desmereciendo nuestro valor propio, provoca que nos descuidemos y termina pasándonos factura.
Será tarde cuando nos demos cuenta de que velamos por el bienestar ajeno, pero que nadie vela por el nuestro. En cierto momento no nos quedará otra que abrir los ojos y empezar a pensar que, si nadie nos salva, tendremos que hacerlo nosotros mismos.

Consejos que no aplicas a tu vida


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Aprende a salvarte siendo consciente de que hay consejos que les proporcionas a los demás pero que tú mismo no te aplicas:
  • Por ejemplo, es posible que seas estupendo brindando aliento a todos aquellos que tienen problemas con sus parejas. Cuando los das, te sientes identificado, pero tú mismo eres consciente de que en tu vida haces todo lo contrario.
Saber esto es ya un primer paso; que te des cuenta es muy positivo. Recoge esto y empieza a pensar en cómo estás actuando.
Cuando das indicaciones a los demás para que mejoren tu vida, pero tú haces todo lo contrario, algo extraño está ocurriendo. Es el momento de cambiar y de que, antes de dar un consejo, empieces a aplicártelo tú.

No es egoísta velar por uno mismo


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Si estás empezando a ver por ti mismo, seguro que empiezas a creerte egoísta. Aunque te haga sentir incómodo, esta sensación es natural, pero no debes permitir que perdure.
Pues, en realidad, ese egoísmo no tiene sentido. Lo natural es atender a tu bienestar primero, para después poder hacerlo por los demás.



Te puede ayudar pensar en las veces en las que se habla de que, si no sabemos perdonarnos, no podremos perdonar a los demás. De igual manera, si no nos queremos nosotros mismos, no podremos querer a nadie más.
Puede que no consideres esto cierto. Pero la verdad es que, si tú no aprendes algo, ¿cómo podrás enseñárselo al resto?
  • Imagina que estás en tu época de instituto y alguien te solicita ayuda sobre determinado tema que tú aún no has estudiado. ¿Te encontrarías capacitado para brindar la mejor de tus recomendaciones y explicaciones? Probablemente no. Lo mismo ocurre en la vida.


Vive tu vida, no la de nadie más


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En el momento en que adoptamos como modo de proceder darle más importancia a lo que les ocurre a las demás personas, terminamos no viviendo nuestra propia vida. De repente, tus preocupaciones son las de los que están a tu alrededor, tus problemas los de los demás…
Dejas de saborear el placer de tu existencia. Y con el tiempo, acabas volviéndote impermeable ante sensaciones, emociones y una serie de placeres de los que podrías disfrutar.
Así que es muy importante que seas consciente de que primero está tu vida, que es fantástica y seguro que tienes mucho que hacer y que experimentar. Solo tienes una oportunidad para hacerlo. No pierdas el tiempo.

Desecha esos pensamientos que te gritan «egoísta» y sustitúyelos por «me quiero», «me amo», «me lo merezco». No eres un actor secundario, sino el protagonista de tu vida. Date el puesto que te mereces y disfrútalo. Aprende a salvarte.

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