Ser un gamer ahora es mucho más que jugar a videojuegos. Compartimos en redes sociales, emitimos en streaming, reproducimos música o vídeos e incluso navegamos a través de Internet, todo mientras nuestro ordenador está a tope tratando de sacar el máximo rendimiento en todas las tareas. Está claro que cada vez es más importante tener un buen procesador para poder hacerlo todo a la vez.
¿Cómo es un gamer hoy en día?
El concepto de gamer es muy diferente del de jugador más típico y tradicional. Un gamerjuega, pero también hace mucho más. Ya es habitual estar en redes sociales o en una aplicación como Discord chateando o hablando a través de voz con los colegas o con los seguidores.
¿Seguidores? El mundo de las redes sociales está muy presente, y un gamer graba sus partidas –una tarea que es muy exigente a nivel de procesador– para luego compartirlas con sus contactos o subirlas a su canal. Y en muchas ocasiones no solo graba, también está emitiéndolas en directo al mundo entero a través de servicios como Twitch o YouTube.
Muchas veces en resolución 4K; en ocasiones, con varios monitores, decenas de programas y utilidades o un navegador con multitud de pestañas abiertas. La gráfica es importante para cualquier gamer, pero el microprocesador es fundamental para lograr la experiencia más completa, fluida e inmersiva.
Lo que la tecnología puede aportar al ocio más activo
La tecnología hoy está muy especializada con el objetivo de sacar el máximo rendimiento posible en cada tipo de actividad. Un procesador como el Intel® Core™ i9-9900KS, diseñado para sobresalir en gaming, incluye varios miles de millones de transistores para que todo vaya como la seda en la ejecución de software por muy exigente que este sea. Los transistores nos dan una idea de la tremenda complejidad de los procesadores actuales, pero son solo uno de los engranajes de un mecanismo complejo que está formado por unas cuantas tecnologías clave.
Núcleos e hilos de ejecución son términos ya muy implantados en los microprocesadores modernos, desde hace unos cuantos años, y que tienen que ver con la capacidad de paralelizar tareas y programas. Cuantos más núcleos tengamos, más cosas podremos hacer a la vez, ya que tanto el sistema operativo como los propios programas tienen la capacidad de adaptarse a configuraciones multinúcleo. También la práctica totalidad de los juegos modernos son capaces de aprovechar la presencia de varios núcleos en el microprocesador.
La frecuencia del procesador (los GHz) y tecnologías como Turbo Boost ayudan a la hora de aportar un extra de rendimiento cuando es necesario. Si entras en un nuevo nivel con una carga gráfica más alta de lo habitual, tu CPU dará un poco más de sí para mantener todas las tareas a la misma calidad y con la misma experiencia. Podrás seguir grabando tus partidas y no notarás nada diferente, aunque el micro estará en cada momento adaptándose para ello.
También es importante una función avanzada que sobre todo los más audaces utilizan: el overclocking. Se trata de llevar tu ordenador al extremo extrayendo el máximo partido al microprocesador e incrementando su frecuencia. Todos los procesadores Intel Core ‘K’ pueden «overclockearse» de forma sencilla, siempre teniendo en cuenta los límites físicos de los componentes.
Por último, no podemos olvidar una funcionalidad que ahora es más importante que nunca: la multitarea. Cada vez hacemos más cosas de manera simultánea en nuestro ordenador. Y por ello somos hoy más exigentes que nunca con la potencia de este. El procesador es clave para proporcionarnos una buena multitarea y que todo fluya como es debido. También es imprescindible para los videojuegos, pues de él depende una parte importante del rendimiento y la experiencia que obtendremos.
Los mejores procesadores para jugar en el siglo XXI
Procesadores hay muchos capaces de adaptarse a todo tipo de necesidades y requisitos. Sin embargo, si lo que buscas es el gaming más activo, necesitarás un buen procesador preparado para gestionar cientos de procesos al mismo tiempo: tanto los propios juegos como también software de streaming, navegadores con decenas de pestañas… A continuación, te proponemos las tres mejores CPU para gamers modernos.
Todas estas propuestas hacen uso de las tecnologías más modernas y novedosas del mercado: compatibilidad con memorias DDR4, proceso de fabricación Intel de 14 nanómetros, gráfica integrada Intel UHD Graphics 630 y soporte para memorias Intel® Optane™ con las que mejorar todavía más la respuesta del ordenador.
El primer micro del que hablaremos hoy es el Intel Core i5-9600K, el más sencillo del listado, pero un tremendamente potente y capacitado para proporcionarnos un rendimiento y experiencia excelentes. Se trata de un modelo con 6 núcleos que operan a una frecuencia base de 3,70 GHz y pueden subir hasta los 4,60 GHz gracias a la tecnología Turbo Boost 2.0. Además, al ser ‘K’, viene desbloqueado de fábrica y podremos «overclockearlo» para disfrutar a todo gas. Una grata opción para introducirse en el mundo del gaming con garantías.
El segundo de nuestro listado es el Intel Core i7-9700. Como ya es tradicional en la familia i7, este trae consigo un elevado número de núcleos, un total de 8, que en esta ocasión trabajan a 3 GHz, aunque pueden subir hasta 4,70 por Turbo Boost 2.0. Es, también, una CPU con un consumo muy bajo para la gama, con un TDP de 65 vatios, pero un rendimiento capaz de ejecutar cualquier juego a gran calidad. Además, sus 8 núcleos nos garantizan una potencia muy elevada con la que hacer streaming o intercambiar entre aplicaciones sin que el rendimiento se resienta.
Y para finalizar, el tercer y último procesador en el que nos detenemos es una edición muy especial, que lleva muy poco tiempo en el mercado y que ha llegado para mejorar lo presente. Hablamos del Intel Core i9-9900KS que mencionábamos unas líneas más arriba y cuya elevada potencia sobresale en el mundo gaming y en tareas tan demandantes como la edición de vídeo.
Con 8 núcleos físicos y 16 hilos de ejecución, gracias a la tecnología Hyper-Threading, es capaz de operar a 4 GHz como frecuencia base, pero también de subir hasta unos increíbles 5 GHz a través de Turbo Boost. Es uno de los procesadores con mayor frecuencia del mercado, lo que repercute en un rendimiento increíble capaz de engullir cualquier juego, aplicación o programa que pase frente a él. Los 8 núcleos y 16 hilos nos garantizan la posibilidad de hacer todo tipo de tareas simultáneamente, siendo un procesador sobresaliente para quien quiera abordar el mundo gaming sin complicaciones.
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