La nitidez es un de las mayores obsesiones para los fotógrafos. Todos queremos conseguir los resultados de los grandes fotógrafos de paisaje, desde los clásicos como Ansel Adams hasta los autores más modernos como Frans Lanting. Vamos a ver qué tenemos que hacer (o tener) para lograr una nitidez envidiable.
La nitidez es un concepto básico para conseguir una fotografía de calidad. Depende mucho de la especialidad y del estilo de cada uno. En fotografía de naturaleza y arquitectura, por poner dos ejemplos, es casi una obligación. Pero en fotografía de reportaje no es tan importante o fundamental. Solo hace falta recordar algunas de las imágenes más icónicas de la historia del fotoperiodismo para darse cuenta de esta realidad.
Hay muchas formas de hablar de la nitidez, pero una que me gusta mucho, porque la relaciona con conceptos como la acutancia y resolución, es la que dio José Benito Ruiz en su ya famoso curso Un año de fotografía:
Uno de ellos es la resolución, la definición que es capaz de dar la lente, lo que se interpreta en la imagen resultante como acutancia. La acutancia es la nitidez con la que apreciamos las líneas y los puntos, cómo aparecen los objetos perfilados, fundamental en la sensación de calidad. La resolución de una lente aumenta conforme cerramos el diafragma, ya que entonces la luz pasa por su parte central, la más recta y libre de defectos.
A continuación vamos a ver varios trucos que un servidor trata de aplicar para conseguir esa nitidez soñada:
1. Utilizar un trípode (con cabeza)
Para mi es el mejor truco, consejo, clave que se puede dar para conseguir una fotografía nítida. Sin un trípode los fotógrafos estamos desnudos e incompletos. Pero no basta con tener uno firme y robusto (hay que gastarse dinero para tener el mejor que nos podamos permitir). En Xataka Foto ya hemos contado cómo debe utilizarse, pero nunca viene mal recordar que no tiene sentido colocar la cámara en el trípode y pulsar el disparador.
Así lo único que conseguimos es quitarle todo el sentido a semejante accesorio. Para evitarlo recomiendo dos cosas:
- Utilizar el live view o mejor dicho, la visión directa de la cámara para levantar el espejo de las réflex para evitar que su movimiento provoque la trepidación de la toma. En las cámaras sin espejo esto no tendrá, evidentemente, sentido alguno.
- Hacer el disparo con un disparador de cable o alguna aplicación inalámbrica en caso de que tengamos una máquina con wifi. También podemos servirnos del autodisparador. Si lo hacemos con cuidado bastará con el retardo de dos segundos, pero lo mejor es esperar los diez segundos de rigor. Si estás fotografiando una acción esto último no tiene ningún sentido práctico.
- En algunos casos puede ser necesario aumentar el peso del trípodecolgando la propia bolsa en la parte inferior de la columna central.
2. Cambiar el punto de enfoque de forma manual
No soy amigo de utilizar los distintos puntos de enfoque que puede tener una cámara moderna, pero tengo que reconocer que debería utilizarlo con más frecuencia, sobre todo en los últimos modelos del mercado. Siempre utilizo el punto central y posteriormente reencuadro antes de disparar.
Pero en fotografías con diafragmas muy abiertos puede ser una temeridad seguir con esta costumbre. Por ejemplo en un retrato en el que quieres enfocar solo los ojos. Si el punto central está en la nariz del modelo tengo que colocarlo en los ojos y luego recomponer de nuevo. Ese movimiento hace perder las críticas distancias en las que nos movemos.
Tampoco es bueno tener activos todos los puntos, pues la cámara siempre elegirá activar el que detecte el elemento más cercano al fotógrafo. Y en el ejemplo que he puesto sería de nuevo la nariz, lo que no quedaría muy bien.
Por este motivo seleccionaremos el punto de enfoque que se sitúe justo en los ojos del modelo y dispararemos con la seguridad de tener la nitidez en el punto elegido. Lo que sí es verdad es que en algunas cámaras es sumamente incómodo elegir un punto u otro y que muchas veces lo mejor es quedarse solo con el punto central activo (el más sensible en muchos casos) y listo.
En algunas cámaras no solo se activa el punto elegido, sino todos los que le rodean, por lo que la precisión de enfoque es mucho mayor. Es una de las opciones que tiene la Fujifilm XT-1, por poner un ejemplo.
3. Elegir el modo de enfoque adecuado para cada situación
La mayoría de las cámaras permiten elegir entre varios modos de enfoque. Y nuestra obligación es seleccionar el más adecuado para cada situación para lograr la mayor nitidez. En general tenemos el enfoque sencillo, el enfoque de seguimiento y el combinado de ambos. Según la marca se denominan de una forma u otra. En Canon el enfoque sencillo es One shot y en Nikon AF-S (igual que en Fuji).
El enfoque sencillo bloquea el enfoque cuando apretamos el disparador hasta la mitad. El enfoque continuo empieza a enfocar cuando apretamos el disparador hasta la mitad y en principio sigue enfocando cualquier objeto en movimiento hasta el disparo final. El enfoque combinado decide si el objeto que está enfocando se mueve o no, y activa uno u otro.
Para ser sincero, si no tenemos una cámara de gama alta de última generación el seguimiento de foco solo funciona realmente bien si estamos haciendo fotografías a un objeto que se mueve de forma constante a la misma distancia respecto a la cámara, así que no recomiendo mucho utilizarlo si nuestra prioridad es la mejor nitidez posible.
Y no hemos hablado del modo de enfoque manual. En muchos casos es la mejor opción, como en la fotografía macro. En las cámaras más modernas tenemos una función muy útil que viene muy bien para conseguir nuestro objetivo de conseguir la máxima nitidez. No es otra que el focus peaking.
4. La velocidad mínima de obturación será la inversa de la distancia focal
Esta fórmula parece complicada la primera vez que se escucha, pero os aseguro que es una de las más útiles que podéis aprender. La velocidad de obturación mínima para conseguir una fotografía nítida tiene que ser la inversa de la distancia focal del objetivo que estemos utilizando.
Si estamos disparando con un 50 mm la velocidad mínima será 1/50 (o la obturación más próxima). Tenemos que tener en cuenta el tamaño del sensor para saber si tenemos que disparar a una velocidad mayor. Si nuestro sensor es APS-C tendríamos que multiplicar esos 50 mm por 1,6 para descubrir la velocidad real. En el caso de un 50 mm sería una obturación de 1/80.
Si estamos trabajando con un objetivo zoom todos los cálculos los haremos con la mayor distancia focal del mismo. Y si tenemos la suerte de tener un objetivo o una cámara estabilizados podemos ser más arriesgados a la hora de hacer estos cálculos pero recomendaría ser, al menos al principio, más conservadores.
5. Separar el enfoque de la medición de luz
Es una de las grandes ventajas de las cámaras más avanzadas. La posibilidad de separar el enfoque de la medición de luz. En muchos lugares recomiendan enfocar con el botón AF-on, AF-L o similar y medir la luz con el disparador. Personalmente enfoco con el disparador y mido la luz con el botón trasero AE-L o similar con bloqueo de exposición.
Al separar ambas funciones tenemos la oportunidad de ser más precisos en el enfoque. Los defensores de enfocar con el botón trasero dicen que así es más fácil darle dos funciones al dedo pulgar: enfocar y elegir el punto de enfoque necesario con la cruceta o el joystick... Cuestión de gustos y costumbres heredadas.
6. Calibrar nuestros objetivos
Este punto lo dejo en último lugar, pero si estuviéramos haciendo una lista en orden de importancia desde luego estaría en primer lugar. Si la nitidez es importante para nosotros, deberíamos tener los mejores objetivos que nos pudiéramos permitir. Pero no bastaría con calzarlos a la cámara.
Si tenemos una réflex es obligatorio comprobar, como ya vimos, la calibración de enfoque. Comprobar si padece de backfocus o sufre frontfocus. Es fundamental hacerlo justo después de comprar el objetivo. Solo así sabremos si estamos enfocando donde pensamos para logar esa nitidez que soñamos.
Y luego comprobar cuál es su punto dulce, es decir, cuál es el diafragma con el que consigue ofrecer la máxima nitidez. No es lo mismo disparar con el mas abierto o con el más cerrado. El mejor diafragma suele estar en el punto medio, entre 5,6 y 11. Ya hablaremos en su debido momento de la famosa hiperfocal para conseguir un mayor plano de nitidez...
Espero que estos consejos os ayuden a encontrar esa nitidez que tantas veces no conseguimos por diversos motivos. Como he señalado más arriba, seguro que entre todos podemos dar con todas las claves necesarias para que nuestras fotografías cobren vida.
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