Hacer fotografías de grupo es algo que debemos afrontar tarde o temprano, ya sea en cumpleaños y reuniones familiares, o en fotografía de bodas e imagen corporativa. Y aunque las primeras pueden ser situaciones casuales en las que el resultado no es muy decisivo, en las últimas sí que será necesario afinar mucho porque suelen conllevar bastante responsabilidad.
Por eso, y porque este tipo de tomas van mucho más allá de simplemente pedir a las personas que se junten, asegurarse de que todas entren dentro del encuadre y “rezar” para que ninguna salga con los ojos cerrados, hay que saber afrontarlas con la necesaria solvencia, para lo cual os vamos a ofrecer una serie de consejos y recomendaciones.
Hay muchos factores a considerar en este tipo de fotografías, empezando por el tamaño del grupo. Lógicamente no es lo mismo uno de cuatro o cinco personas (número a partir del cual ya hablamos de foto de grupo) que uno de cuarenta. La dificultad va creciendo a medida que aumenta el número porque es complicado que todo el mundo salga bien a la vez, es más difícil dirigir a un elevado grupo de personas y también hay más complicaciones para conseguir una composición armoniosa.
En cualquier caso, podemos decir que para una buena foto de grupo tenemos que controlar varios aspectos principales: el escenario y la iluminación, la organización/ composición, el enfoque, el equipo y la técnica. Vamos a verlos con detalle para saber un poco más.
Elegir bien el lugar
Los retratos de grupo no dejan de ser eso, retratos, y por tanto la elección del lugar donde llevarlos a cabo no debe ser a la ligera (salvo que se trate de una foto casual como la de abajo) porque es algo que condiciona mucho la foto. Empezando por el fondo de la imagen, que puede tener mucha importancia en un retrato de ese tipo (donde no existe un claro centro de interés) por lo que es importante que sea atractivo y no aparezcan elementos cercenados por los bordes de la imagen.
Si estamos hablando de grupos muy grandes el lugar donde hacer la foto nos puede condicionar mucho porque necesitamos un espacio amplio donde quepan todas las personas sin apreturas y, a ser posible, que todas aparezcan en el mismo plano (o similar) de la imagen. Esto puede llevarnos a elegir sitios como escaleras o similares, que pueden cumplir este cometido pero no tienen porqué ser lo más adecuado, digamos, “estéticamente”.
Por eso, ante la tentación de elegir un lugar como ése (si es que no tiene atractivo) debemos, en la medida de lo posible, intentar localizar algo mejor. La idea es, como en cualquier retrato, que el lugar elegido sea otro elemento de la foto y pueda aportar información o carácter a la imagen. Por eso es interesante elegir un terreno de juego si vamos a retratar a un equipo de fútbol o la puerta del colegio si se trata de un grupo de estudiantes.
Ojo con la iluminación
La elección del sitio tiene mucha incidencia en otro aspecto crucial de cualquier foto y, por supuesto, de estás: la luz. Es un elemento que quizá puede pasar desapercibido pero que puede condicionar mucho el resultado, sobre todo si se trata de grupos grandes. Y es que conseguir que todas las personas que aparecen estén correctamente iluminadas es importante y nada sencillo.
Lo mejor es decantarse por la luz natural, pero (como en todo retrato) debemos evitar la luz solar directa que crea profundas sombras y puede hacer que los retratados aparezcan con los ojos guiñados. Por eso es aconsejable evitar las horas centrales del día en jornadas soleadas y escoger por el contrario momentos diferentes en los que la luz incida aproximadamente a 45º, o bien días nublados o zonas en sombra para conseguir una iluminación más matizada.
También podemos recurrir al uso del flash como apoyo pero normalmente utilizando algún tipo de difusor (no como en la foto de arriba) para que la iluminación sea suave. Del mismo modo, si vamos a emplear luz artificial es conveniente recurrir a difusores, luz continua o flash de rebote. Por último, en fotografías de grupo hay que tener cuidado con la posibilidad de que algunos de los retratados hagan sombra a otros.
Componiendo la foto
Una vez decidido el lugar y controlada la iluminación, llega el momento de componer la toma, uno de los aspectos clave de toda foto de grupo al tener que manejar muchos elementos. Por eso, es crucial colocarlos bien y pensar en el grupo como algo homogéneo y no tanto como un conjunto de elementos (de eso nos ocuparemos después).
Así, es fundamental trabajar bien con los distintos elementos para que sea mucho más que un amontonamiento de personas delante de la cámara. Para ello hay muchas estrategias posibles, empezando por situar en el centro a los posibles protagonistas si los hay (como en el caso de los novios en una boda). Por supuesto no siempre funciona aquello de “los bajitos delante y los altos detrás”, ni tampoco colocar a la gente como en un equipo de fútbol (con una fila delante de rodillas y otra detrás de pie).
Si es posible, ante la tentación de colocar a las personas en varias filas es mejor que estén en una sola (ya decimos, si nos cabe en el encuadre) y es recomendable que los más altos se sitúen en el centro para que la composición tenga una forma similar al triángulo.
Si no queda más remedio que recurrir a las filas, debemos evitar aquello de los altos detrás y situarlos más bien hacia el centro, para seguir manteniendo una estructura lo más cerrada posible. Por supuesto es muy importante asegurarnos de que ninguna persona queda tapada por el de delante, para lo cual podemos ir colocándoles alternados de tal manera que sus cabezas formen triángulos imaginarios y que evitemos una cabeza que sobresale tímidamente por encima de otra.
Para grupos grandes también suele funcionar la técnica de colocar a los sujetos en distintos niveles (como en las escaleras que mencionábamos al principio), o bien que nosotros mismos nos situemos a distinto nivel para que quepa todo el mundo y, de paso, obtener una perspectiva distinta y, seguramente, más original.
Hablando de esto, dependiendo siempre de la mayor o menor formalidad de la toma que estemos realizando, es interesante que los personajes de la foto interactúen entre ellos, sobre todo si son tomas de familia o amigos, para obtener composiciones más atractivas y frescas.
Organizando al personal
Para lograr la composición armoniosa de la que hemos hablado debemos tener ciertas dotes de mando y bastante empatía para organizar a las personas que van a participar en la toma. Aquí, por supuesto, depende mucho de la cantidad de integrantes, incluso de la relación que podamos tener con ellos, pero en todos los casos será necesario que el fotógrafo tome los mandos.
Desde colocar a las personas según la composición ya pensada hasta mantenerlos atentos para que no se distraigan y miren a otro lado. Es interesante crear un clima concreto (normalmente distendido) de tal forma que todos los retratados mantengan un mismo estado de ánimo: que todos sonrían o, por el contrario, todos permanezcan serios.
Se trata de conseguir que la gente permanezca lo más concentrada posible en la foto, para lo cual puedes recurrir a trucos como pedirles que miren a un punto concreto detrás de ti y a avisarles de que vas a hacer una cuenta atrás para hacer la foto y pedirles que no se mueven durante un segundo.
Es interesante hacer varias pruebas, sobre todo en el caso de grandes grupos, y anticiparnos haciendo distintas fotos (y, por qué no, usar el modo ráfaga de la cámara) ya que puede que en el “momento decisivo” alguien parpadee y , sin embargo, no lo haga un instante antes.
La actitud del fotógrafo es crucial para unos buenos resultados. Y es que, ante la situación de que a la gente le cuesta sonreír a cámara, nada más favorecedor que un fotógrafo sonriente y cercano, que gaste bromas y fomente la diversión.
Técnica y equipo
Técnicamente puede parecer que son tomas sencillas, pero si descuidamos una serie de cuestiones podemos tirar por tierra todo lo conseguido en los pasos anteriores. Empezando con el equipo, donde no es necesario nada muy especial pero sí recomendables una serie de cosas.
Respecto a las ópticas a utilizar, este tipo de tomas suelen estar asociadas a los objetivos gran angulares, pero todo depende del plano que queramos captar. No es lo mismo un retrato familiar, que puede llevarse a cabo incluso con un tele corto, que un retrato de muchas personas donde sí será necesario contar con un objetivo con un ángulo de visión muy amplio. También suele utilizarse trípode y disparador, sobre todo cuando se trata de grupos grandes, porque eso facilita que el fotógrafo pueda interactuar con los retratados.
En cuanto a los ajustes, es importante utilizar una velocidad de obturación relativamente alta (sobre 1/125 seg al menos) para congelar a los sujetos que aparecen en la toma. Lógicamente no es lo mejor que haya quien aparezca borroso en una foto de grupo. Del mismo modo, tampoco es de recibo que aparezcan sujetos enfocados y otros desenfocados, por lo que es crucial tener cuidado con la profundidad de campo de la foto.
Ojo con el enfoque
Uno de los principales errores que podemos cometer a la hora de realizar una foto de este tipo es que algunos de los componentes del grupo aparezcan desenfocados por una elección errónea de la profundidad de campo. Ya hemos dicho que hay que pensar en el grupo como un todo, así que tenemos que asegurarnos de que todos los elementos están en foco.
Esto puede ser sencillo en retratos con poca gente, pero puede ser muy complicado con grandes grupos que haya que situar en distintas filas. Para estos casos hay que echar mano de diafragmas cerrados (a partir de ƒ8) que aseguren el enfoque en distintos planos, así como elegir un punto de enfoque adecuado teniendo en cuenta que la profundidad de campo siempre suele extenderse un poco por delante y hacia atrás del plano focal elegido.
Así, teniendo en cuenta que debemos usar diafragmas más o menos cerrados y una velocidad que congele posibles movimientos, es fácil de imaginar que tal vez tengamos que tirar de ISO para hacer la foto, aunque todo dependerá (lógicamente) de la iluminación disponible en el lugar.
Consejos finales
Como habéis visto, lejos de ser sencillas, las fotos de grupo requieren de planificación y una cierta metodología para obtener buenos resultados. Empezando por elegir un sitio adecuado a los propósitos que busquemos, con una iluminación correcta (que podemos complementar) y continuando por organizar la toma y componer de una manera armoniosa para realizar la toma de acuerdo a los parámetros más recomendables.
Pero además también podemos tener en cuenta pequeños consejos, como no escatimar el número de fotos que hagamos, tener mucha paciencia o utilizar accesorios (como una escalera o sillas para “levantar” a personas muy bajitas). Suele funcionar también tratar de ser creativos, por ejemplo pidiendo a los retratados que den un salto para capturarlos en el aire, probar con distintos ángulos o hacer que los retratados posen de distintas formas.
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