Ocurre con mucha más frecuencia de lo que podemos imaginar; barcos abandonados por sus navegantes y pasajeros, quedan a la deriva, vagando sin rumbo en medio del océano. Ya sea por piratería, muertes, errores o por la desaparición repentina de sus tripulantes; lo cierto es que, en el inmenso océano que puebla este planeta, se encuentran decenas y decenas de barcos que, sin importar su edad, navegan por las aguan sin destino, en un viaje perseverante por las extensas longitudes de los 7 mares.
Estas embarcaciones misteriosas, guiadas por corrientes oceánicas y mareas turbulentas, o vaya uno a saber qué, han sido objetos de curiosidad en la historia de la humanidad. Numerosos escritos y testimonios se han divulgado en base a ellos dejándolos, sin enmascaramientos, como uno de los misterios más grandes que la humanidad haya podido conocer.
¿Es realmente probable que un barco pueda navegar solo durante siglos?
He aquí, los casos más famosos:
El Mary Celeste
Cuando se logró entrar al interior de sus instalaciones, se descubrió que la tripulación había desaparecido sin dejar rastro, no había restos, ni pistas, tampoco marcas de que hubieran sido asaltados o atacados. Incluso, el barco estaba lleno de provisiones, e incluso su cargamento de 1.701 barriles de alcohol industrial seguían intactos en la bodega.
El libro de bitácoras marcaba un último mensaje del capitán fechado el 24 de noviembre de 1870. Benjamin Briggs no hablaba de nada anormal. Solo rutina. Pero todas las pistas indicaban que la gente había salido con “mucha prisa”. Las pipas y el tabaco habían sido abandonadas de pronto, no había botes salvavidas que pudieran explicar tampoco una posible huida por mar de la tripulación… simplemente, no había explicación alguna.
El crucero ruso Lyubov Orlova
Este es el caso más reciente. El crucero Luybov Orlava está a punto de llegar a costas británicas. Su presencia está alzando una alarma mundial ante una embarcación gigantesca que lleva años navegando a la deriva, y custodiando en su interior un auténtico ejército de ratas. De ratas que han sobrevivido alimentándose unas de otras. Sencillamente terrible. Se teme que puedan tener peligrosos virus que escampar, si por una de aquellas, alguno de estos animales lograra llegar a tierra firme.
El Lyubov Orlova, fue construido en 1976, y lleva el nombre de una actriz y cantante rusa. Durante más de 30 años ha sido usado como barco de expedición para aguas del Ártico y del Antártico, hasta que en el 2006 quedó varado en la Antártida. A pesar de ser remolcado, en el 2010 fue abandonado por sus propietarios en Terranova.
Más tarde se vendió para el desguace, pero el barco que lo remolcaba, lo acabó perdiendo y nadie se preocupó por recuperarlo, convirtiéndose en una amenaza para otros navíos. Las corrientes marinas del Atlántico lo han llevado desde entonces, de aquí allá a lo largo de los años, hasta que hace unas semanas, se le ha vuelto a ver acercándose ya a las costas de Escocia.
Los satélites y los testigos que han pasado a su lado a bordo de otras embarcaciones, han visto como por sus puentes recorren cientos de ratas nerviosas que, para sobrevivir, han practicado el canibalismo.
El “Octavio”.
En 1762, este barco volvía desde oriente hacia Inglaterra, cuando el capitán decidió “acortar camino” a través del Paso del Noroeste, la cual fue una mala idea, sabiendo nunca nadie logró sobrevivir a este camino. El caso del Octavio no fue una excepción, el barco quedó atrapado en el hielo puro y nunca pudo librarse.
Sin embargo, en 1775, un ballenero llamado Herald, se cruzó con Octavio flotando sin rumbo frente a las costas de Groenlandia. Los tripulantes de este ballenero ingresaron al Octavio, donde encontraron los cuerpos de la tripulación y de los pasajeros congelados por el frío del ártico. La tripulación también encontró al capitán del buque, quien todavía estaba sentado en su escritorio, y a su lado la bitácora cuyo último registro era del año 1762, lo que significa que Octavio había estado flotando durante 13 años.
El Holandés Errante
Este es, quizás, el caso más famoso que se haya podido conocer. En base a la realidad del holandés errante, se elaboraron demasiadas leyendas urbanas (bastante inquietantes), que han quedado en la memoria de la humanidad. Incluso, Wagner le dedicó una ópera, y el cine multitud de versiones que han hecho de ella, un entramado histórico donde es complicado entrever la realidad. Sin embargo, frente a tanta fantasía, existe un realidad que, en algunos puntos, supera ampliamente a la ficción. Lo cierto es que, entre la mentira y la verdad, la leyenda del Holandés Errante, es un completo misterio para el hombre, desde hace ya, 400 años.
“El holandés” era un barco que en 1680 hacía la travesía a las Indias Orientales, y que iba liderado por el capitán Hendrik van der Decken. Todo iba bien mientras navegaban por los mares tropicales, pero al llegar al cabo de Buena Esperanza, un violento temporal destrozó el timón.
Perdieron el control, quedando a la deriva semanas y semanas. La leyenda dice que el capitán, Van der fiecken se enfureció viendo que no podía hacer nada por salvar su barco y su tripulación, así que empezó a lanzar maldiciones. Lleno de rabia, le gritó a la tempestad nocturna las siguientes palabras:
«Desafío al poder de Dios a detener el curso de mi destino y mi resuelta carrera. Ni el mismo diablo despertará mi temor. Aunque tenga que surcar los mares hasta el día del juicio».
Dios no tardó en vengarse, ordenando que Van der Decken y su barco errasen para siempre por los mares “hasta que las trompetas de Dios rasgasen los cielos”.
A lo largo de la historia, incluso hasta hoy, ha corrido el rumor que, si te encuentras con este barco, la suerte está completamente echada y, solo si no eres captado por lo que sea que navegue en él, podrás librarte de una muerte espeluznantemente cruel. Sin embargo, numerosas tripulaciones afirman haber encontrado al Holandés Errante vagando por los mares, percibiendo en él una presencia aterradora. Bautizando así, a esta historia, como el misterio de navegación más grande, jamás contado.
Los expertos dicen que en realidad, son cientos los barcos que navegan sin rumbo y sin capitán alguno en su timón. Quién sabe, tal vez todos ellos hayan tropezado alguna vez con el temible “Holandés Herrante”.
Fuente: Contacto Paranormal: Historias y Leyendas Urbanas
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