Es costumbre pensar que las crisis son algo malo y tenemos que esquivarlas cueste lo que cueste. ¿Es así en realidad? ¿Sabes que todo lo que tratamos de evitar en la vida tarde o temprano nos alcanza?
Este artículo te mostrará qué tipo de preguntas te tienes que hacer para poder entrar a la próxima etapa de tu vida bien preparado.
18 años
Estado:
¿Te imaginas el estado de incomprensión total de un adolescente, del cual están exigiendo respuestas a una de las más importantes preguntas? Pues, tienes que agregarle a esto el apogeo de las emociones y una muy aguda percepción del mundo que caracterizan esta edad.
Algunas familias occidentales tienen buena solución para esto: gap year. O sea, un año entre la graduación de la escuela y el comienzo de estudios en la universidad en que los jóvenes pueden trabajar o viajar para conocerse a ellos mismos. Es difícil responder por completo todas las preguntas en tan solo un año, pero aparentemente, la elección posterior se hace mucho más consciente.
Solución:
Antes que nada, seamos sinceros: es imposible tomar una decisón bien pensada en un estado de estrés por exámenes. Lo único importante en este momento es descubrirte a ti mismo fuera de los reglamentos y planos. Hazte un par de preguntas:
- ¿Si solo pudieras hacer una cosa al día, qué sería?
¿Si no le temieras a nada, qué quisieras hacer?
25–30 años
En su libro “Los años importantes“, Meg Jay describe el estado en la crisis del cuarto de la vida con las palabras de uno de sus pacientes: ”Como si estuviera en un bote en el medio del océano. No veo ni personas, ni gaviotas. Puedo ir en cualquier dirección, pero ¿cómo voy a saber qué dirección debo tomar? A veces la corriente me atrapa y me arrastra a alguna parte desconocida. Por algún tiempo puedo quedarme ahí, pero después me aburro y salgo. Me parece que algún barco grande debe ir por mí y salvarme llevándome al lugar correcto".
Estado:
Ahora ya no se estila pasar toda la vida trabajando en una sola empresa, sino que prevalece la orientación al desarrollo personal. Bueno, también es posible comenzar un poco más tarde con el fortalecimiento de los valores familiares. Sin embargo, la experiencia de nuestros padres muchas veces nos hace sentir culpables por no haber podido realizarnos en todas las esferas, por las expectativas no realizadas, por no ser tan exitosos comparados con nuestros compañeros.
La crisis nos da una oportunidad de bajar hasta el fondo, estudiar las perspectivas y nuestros deseos, después descansar, recobrar fuerzas y coger el impulso necesario para subir y ascender rápidamente.
Solución:
- Para comenzar, deja de compararte con tus compañeros y colegas y, por supuesto, con "los hijos de los amigos de mamá".
- Si sientes que no quieres ir por el camino trazado por alguien más, dilo de frente, para que después nadie se sienta decepcionado.
- ¡Lanza macarrones! En la cocina, para comprobar si la pasta ya está lista una de las formas de hacerlo es lanzar un macarrón a la pared. Si se pega, entoncés ya está listo. Si no, lo devuelves a la olla. Así con cualquier cosa. No tengas miedo de cometer errores. Inténtalo.
Uno es mejor que cero. Haz tus planes y síguelos poco a poco todos los días.
35 años
Estado:
Ahora te parece que toda tu vida anterior fue incorrecta. Demasiadas concesiones, pocos deseos propios, muchos “es necesario“ en vez del casi olvidado ”yo quiero". Los días van pasando, te pones más triste, ya se puede divisar una desesperación y un estancamiento en todas las esferas de tu vida. Parece que va a seguir así y ya es por gusto corregir algo.
Si tú misma no te atreves a cambiar algo en tu vida, habla con un psicólogo o lee algún libro sobre los momentos parecidos de otras personas de tu edad, mira películas inspiradoras.
Solución:
Para que ese estado de ansiedad no dure demasiado, tómate una pausa y dedícate a ti misma. Hazte estas preguntas:
- ¿Si yo tuviera 20 millones de dólares y 10 años de vida, qué haría?
- ¿Qué objetivos tengo en la vida y qué quiero?
¿Qué quiero que les cuenten sobre mí a mis hijos?
45–50 años
Estado:
Tu trabajo ya hace rato que no te satisface, el amor se ha desvanecido, la casa son solo 4 paredes y los hijos están tan envueltos en sus propias vidas que apenas te notan. Te parece que has gastado toda tu vida para algo incorrecto, cometiste un error al inicio y no lo corregiste después, no te desviaste del camino equivocado. El miedo a la muerte no te permite pensar en el futuro y los pensamientos negativos y la impotencia no te dejan evaluar de forma correcta el pasado.
Puede sonar demasiado simple, pero sólo necesitas ponerle fin a esto. Ir sacando de tu cabeza todo lo negativo y comenzar a tener planes. Sí, planes para el futuro.
Solución:
- Si sabes que tu carrera va disminuyendo o tiene fecha de vencimiento, piensa de antemano qué harás de jubilado o en qué otra cosa trabajarás.
- Ten una vida activa. Deportes o actividades físicas moderadas mueven la sangre por el cuerpo y llenan tu cerebro de oxígeno.
Mantén contacto con tus amigos e hijos. Ellos te vinculan con tu juventud y recuerdos positivos. Y los hijos y nietos son una perspectiva clara del futuro
Fuente: 4 Crisis que todos atravesamos sí o sí en la vida
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