El Gobierno y las empresas automovilísticas podrían llegar hoy a un acuerdo para la sustitución de los coches más contaminantes.
«Debemos intentar, en interés de los clientes y también de las empresas automovilísticas, una renovación de la flota». Esta ha sido la aportación de Merkel a las «intensivas conversaciones» que lleva a cabo el Gobierno alemán, tanto entre los ministerios implicados como en contacto con las marcas alemanas del sector. El cambio de coches antiguos diésel por otros más nuevos será el «elemento esencial» de un plan en el que trabaja para evitar que sigan ganado terreno las prohibiciones de circulación a los coches con motor diésel en las ciudades alemanas.
Tras comprobar que la renovación del «hardware» no es técnicamente factible en muchos de los casos, la canciller alemana ha concluido que «el camino más rápido y efectivo es sustituir la vieja flota por una nueva». Posiblemente se abran también opciones de reequipamiento a determinados modelos, la decisión está todavía abierta y se esperan pasos decisivos en la reunión que tendrá lugar hoy en Berlín, peor todo apunta a que el Gobierno alemán se prepara para ofrecer una especie de «plan Renove» en el que, en palabras de Merkel, «no podemos dejar que el propietario del coche sea el único que pague».
Tribunales
Después de varias querellas presentadas ante los tribunales por movimientos ecologistas alemanes y ya con sentencias en firme sobre la mesa, que obligan a las ciudades a restringir el tráfico de motores diésel, la vida de los conductores se complica por momentos. La primera ciudad en aplicar medidas fue Hamburgo, impidiendo la circulación de los turismos diésel Euro 5 y anteriores en un par de avenidas importantes. A partir de febrero hará lo propio Frankfurt, obligada por una sentencia y retirando de la circulación los diésel Euro 4 y los gasolina Euro 1 y Euro 2. A partir de septiembre se ampliará el veto a los diésel Euro 5.
El estado federado al que pertenece Frankfurt, Hesse, apuesta por alternativas menos incómodas para el ciudadano. El presidente de Hesse, Volker Bouffier, ha sugerido el fomento de la movilidad en transporte público, aparcamientos disuasorios y carriles bici, pero difícilmente podrá convencer a los jueces con esos parches. «La discusión fluye y nos estamos acercando a una solución», ha tranquilizado Merkel. «Hay conversaciones con la industria automovilística, en el interior del Gobierno y creo que el 1 de octubre tendremos ya cerrado el concepto».
Cupones
Se espera que los términos concretos de ese concepto sean pactados hoy y hay ya varias propuestas en firme sobre la mesa. El secretario de Estado de Medio Ambiente, el socialdemócrata Florian Pronold, está empeñado en implicar a las empresas en la financiación de la renovación de la flota y ha hablado de unos cupones para el cambio de los viejos y sucios diésel por otros que respondan a la normativa Euro 6 que serían pagados por los fabricantes. «Atractivas primas de cambio y bajos precios de leasing», ha añadido el ministro de Transporte, el socialcristiano Andreas Scheuer, pensando en los tres millones de coches diésel Euro 4 y gran parte de los Euro 5, en los que no es factible el reequipamiento.
El sector alemán, que desde 2015 ha reducido sensiblemente la fabricación de coches con motor diésel, parece avenirse a esta renovación que prolongaría la vida de sus líneas de producción. Las conversaciones han continuado este fin de semana y varias compañías, como Volkswagen, Daimler y BMW, han dado señales de compromiso para participar en la financiación del proyecto. Fuentes cercanas a la negociación han filtrado que se está hablando de una participación del sector del 80% de los costes de renovación de «hardware», una media de 3.000 euros por automóvil, y está por decidir cómo se reparte el restante 20% entre el propietario del coche y el Estado alemán. Las mismas fuentes informan que BMW y Merzedes-Benz han dado señales de compromiso para financiar los cupones de cambio de piezas de las que la garantía no se haga ya cargo.
«Volver a pagar el pato»
«Solamente así frenaremos la devaluación del diésel y ofreceremos una perspectiva de seguridad a los millones de propietarios», ha defendido el ministro Scheuer, «los fabricantes tienen el deber de hacer una buena oferta, con buenas primas de cambio tarifas de arrendamiento bajas, y en ese sentido tenemos ya un paso adelante». El Gobierno confía en poner freno por esta vía al goteo de ciudades que van legislando las prohibiciones de circulación en el centro urbano a los motores diésel para poder cumplir con las normativas de contaminación. Las nueve ciudades con mayor exposición al dióxido de nitrógeno (NO2) son, de acuerdo con la Oficina Federal de Medio Ambiente, Munich, Stuttgart, Colonia, Reutlingen, Düren, Hamburgo, Limburg an der Lahn, Dusseldorf y Kiel. El presidente de la Federación de Ciudades y Municipios, Gerd Landsberg, exige que sean las automovilísticas las que carguen con el mayor peso del proyecto para que «no sean los contribuyentes los que vuelvan a pagar el pato».
Fuente: www.abc.es
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