La privacidad y seguridad online son temas que preocupan cada vez a más personas. Los recientes casos de Cambridge Analytica, la investigación del gobierno estadounidense a YouTube y la acusación de la UE a Google por violar las normas de privacidad hacen que nos planteemos qué es de nuestros datos.
Todos nosotros, al usar internet, vamos dejando un rastro de migas llamado huella digital. Y ni siquiera hace falta abrir el navegador para hacerlo. El GPS, las aplicaciones o el servicio de email son servicios que beben de nuestros datos. Ha llegado el momento de plantearnos la navegación privada 24/7.
Regalamos datos con los que se hace negocio
No es ningún secreto: regalamos nuestros datos, y estos tienen un valor. Cada vez que entramos en una web, esta deja cookies en nuestro ordenador o móvil. Con ellas aprende de nuestros hábitos. Luego esto se usa para enviarnos anuncios personalizados. O spam, según se vea.
Marc Goodman, el especialista en tecnología y crimen, en su best seller ‘Delitos del futuro’ lo resume así: “Ese ruido de succión que escuchas es tu privacidad, tus datos y todos los detalles que componen tu identidad única al ser engullidos por ese gigantesco aspirador que es Internet”.
La dificultad de ser invisibles en internet
Algunos expertos, como Marta Peirano, autora del ‘Pequeño libro rojo del activista en la red’ (2015) y del reciente ‘El enemigo conoce el sistema’ (2019), han publicado ensayos sobre cómo intentar ser invisible en internet. Exige cierta voluntad y práctica, y no siempre es posible.
En otras palabras, es más fácil no tener privacidad que tenerla, y es necesario trabajar en ella. Ponemos el ejemplo de la compra de un Acer Swift 7, un portátil de última generación cuyo punto fuerte son unas especificaciones elevadas en un cuerpo minimalista. Lo iniciamos, y empezamos a navegar.
Si usamos Microsoft Edge, Google Chrome, Opera o la mayoría de navegadores existentes en el mercado, estos plantarán deliciosas cookies en nuestro nuevo PC. Su importancia no radica en el tamaño porque las cookies pesan poco. El problema es que todos los clics sobre el navegador podrían estar siendo medidos con sistemas de recogida de datos como los mapas de calor.
Nos protegemos de 3 formas diferentes
El primer paso para proteger nuestra seguridad en red es instalar un buen antivirus y evitar dar datos personales. Con esto nos estaremos blindando parcialmente, aunque si queremos una buena navegación anónima tendremos que seguir algún paso más.
Navegadores como Firefox o Chrome hacen uso de navegación oculta, aunque esto no significa que seamos invisibles, solo que no se almacenará un historial en nuestro PC o que no se guardarán las claves de acceso. Sin embargo, nuestra IP (dirección de internet) o el MAC (número de identificación del dispositivo) seguirán siendo visibles para la web a la que accedemos. Seremos rastreables.
Uno de los sistemas más seguros es la instalación en el PC de navegadores anonimos como el Navegador TOR. Hace años era complejo, pero ahora su uso es extremadamente sencillo. De hecho basta con instalar y usar, aunque hay tutoriales por si tenemos dudas.
“Si no quieres que algo se sepa, no lo hagas”
Los expertos en ciberdefensa y seguridad aseguran que solo hay dos tipos de usuarios: los que han sido hackeados y los que aún no lo saben. Significa que la seguridad absoluta no existe, pero deja una puerta abierta a la mejora en la detección y buen uso de la tecnología. En internet nuestras acciones dejan rastro, usemos TOR o no. Uno de los mejores consejos en la red es que “si no quieres que algo se sepa, no lo hagas”.
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