miércoles, 4 de septiembre de 2019

NO NOS VOLVEMOS ADICTOS A LAS SUSTANCIAS, SINO A LO QUE NOS PROVOCAN


Creemos que nos volvemos adictos a las sustancias. Pero ¿y si la razón de la dependencia hacia ellas estuviese en lo que nos provocan?
La adicción a las drogas es un problema que, cada vez, afecta a más personas. Sin embargo, la dependencia que se deriva de su consumo quizás no está directamente relacionada con las drogas, sino con otros procesos. Hoy descubriremos que no nos volvemos adictos a las sustancias. Más bien, nos volvemos adictos a lo que nos provocan.

Para arrojar algo de luz ante esta afirmación tan tajante sobre lo que nos vuelve adictos a las sustancias es importante que recuperemos uno de esos experimentos con ratas que se han realizado y que tanta información importante nos brindan. El que expondremos a continuación tuvo lugar en los años 80. Sus resultados fueron bastante reveladores.
Mujer triste por adicción

Heroína, cocaína y ratas

El experimento que se realizó consistía en poner a una rata en una jaula. En esta había dos botellas: una contenía agua y la otra agua con cocaína o heroína diluida. Independientemente de la rata que se utilizase, el resultado era el mismo. Se volvía adicta al agua que contenía la droga y la consumía hasta que moría. Un enganche que vemos en muchas personas adictas.
Sin embargo, hemos pasado algo por alto. La rata está sola en la jaula. ¿Qué ocurriría si tuviese a más ratas a su alrededor? Este fue el siguiente paso de este experimento. Se creó una jaula que contenía un pequeño parque para ratas. En ella había comida, pelotas de colores y todo lo necesario para que pudiesen divertirse. ¿Cuál fue el resultado en este caso? Lo cierto es que fue bastante revelador.
Muchas ratas no bebían del agua que contenía la heroína o la cocaína y las que lo hacían bebían de manera moderada. De esta forma, mientras que en todos los experimentos realizados en los que la rata estaba aislada esta terminaba muriendo debido a la sobredosis, en grupo y en un entorno lleno de diversión esto no sucedía.

El aislamiento y su relación con las drogas

Tras este experimento algo quedó claro. Las ratas que estaban aisladas de otras y que se encontraban en un entorno pobre de estímulos y negativo tendían a la adicción y, como consecuencia, a atentar contra su propia vida al no saber moderar el consumo de las drogas. Lo mismo sucede con las personas. La adicción a las sustancias no tiene que ver con ellas directamente, más bien tiene que ver con lo que les genera.
«La adicción es causada por una sensación de desconexión del adicto. No son las drogas, es su jaula».
-Johann Hari-
Cuando nos aislamos de los demás, ya sea voluntariamente o no, nuestro cerebro empieza a producir una menor cantidad de mielina. Esto provoca cambios en el comportamiento cognitivo y emocional, pudiendo derivar en depresión, ansiedad o miedo. Con esto, nos sentimos mal, además de que como personas necesitamos vincularnos a los demás. Somos seres muy sociales.
En el momento en el que esto no sucede y nos encontramos aislados por diferentes motivos, podemos convertirnos en adictos a las sustancias de una manera muy fácil. La razón está en que las drogas aumentan la secreción de dopamina, sustancia que nos genera bienestar.
Además, los efectos que tienen las drogas nos adormecen el cerebro, evitando pensar, desinhibiéndonos y permitiéndonos, por un momento, alejarnos de todo aquello que nos duele o afecta. Funcionan como una forma de evasión.

La historia familiar y el consumo de drogas

A pesar de todo lo que hemos explicado sobre por qué no nos volvemos adictos a las sustancias sino a lo que nos provocan, tenemos que mencionar un aspecto importante dentro de las adicciones como es la historia familiar.
Si nuestros padres son adictos a las sustancias o si mantienen una relación dañina en la que siempre están a punto de divorciarse, es posible que, como hijos, nos sintamos fuera de lugar, ignorados y aislados.
Como bien sabemos ahora, este es un caldo de cultivo excepcional para buscar refugio en las drogas, ya que nuestro entorno no es esa jaula divertida y llena de amigos como había en el experimento. Se parece, más bien, a la de la rata que estaba sola.
Muchas personas, tras consumir cocaína, heroína o cualquier otra sustancia se sienten culpables tras haberse prometido no volver a caer en ello. Lo que no saben es que no son adictos a las sustancias. Están enganchados a lo que les genera. La pregunta es: ¿por qué buscan sentirse así?
Todo aquello que nos pueda afectar a nivel emocional puede provocar que busquemos en las drogas una forma diferente de sentir. Si, además, nos rodeamos de personas que también las consumen debido a problemas y situaciones difíciles que han provocado que se sientan aislados e infelices, al final todo se convierte en un círculo del que será muy complicado salir.

Mujer triste mirando el móvil representando a los adictos a las sustancias

Si la culpa de las adicciones estuviese en las sustancias entonces… ¿por qué hay adictos al móvil o a los videojuegos? La razón de nuestra dependencia no está en esa sustancia, sino en lo que nos hace sentir y que nos permite alejarnos por un momento de todo lo que tenemos que resolver.
Al final, aquello de lo que nos volvemos adictos no es más que una válvula de escape, pero el problema continuará estando ahí esperando a que hagamos algo diferente para enfrentarlo.

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