Desde el advenimiento de la tecnología digital los fotógrafos hemos ganado en muchas cosas (inmediatez, coste por copia, posibilidades de control…) pero también perdido otras. Ahora, las fotos se amontonan en nuestros discos duros y raramente las tenemos en un soporte físico, porque sólo imprimimos una pequeñísima parte de las que hacemos. Claro que imprimir nuestras fotos sigue siendo una buena idea por las razones que os vamos a contar.
La copia en papel ya no es el medio de referencia para ver fotos, y aunque las modernas pantallas de ultra alta definición tienen un aspecto increíble, la impresión física sigue siendo una manera de disfrutarlas que poco o nada tiene que ver con su observación en pantallas de ordenador, tablet, móviles, etc.
Imprimir es algo satisfactorio
Sí, es cierto que suena a algo un poco hueco pero no se nos ocurre otra forma de decirlo. La naturaleza tangible de una foto impresa (el tacto del papel, el acto de colocar la foto en un marco y colgarlo en una pared o de crear un álbum de fotos…) nos proporciona un placer agradable a nuestros sentidos que nos permite escapar, aunque sea por un momento, del universo basado en píxeles en el que pasamos la mayor parte del tiempo.
Compartir fotos en las redes sociales o enviarlas por correo electrónico a tu familia y amigos está bien, pero es mucho más gratificante imprimir una de tus fotos para que algún conocido decore con ella la pared de su salón o revisar aquellas viejas fotos del pasado...
Las fotos no se pierden
¿Quién no ha perdido alguna vez una imagen o una colección de ellas por culpa de un error borrando archivos o de un disco duro estropeado? Son cosas que pasan y que afectan especialmente a los fotógrafos (que por ello debemos tener cuidado de hacer backup de nuestras fotos). Pero ¿quién tira las copias de papel sin darse cuenta? Sin duda, si tenemos nuestras fotos impresas es más difícil perderlas.
Por otro lado, viendo lo que evoluciona la tecnología, ¿quién nos dice que dentro de 20 años podemos seguir abriendo las miles de fotos que tenemos en RAW y JPEG? Es un caso extremo, ciertamente, pero es algo que podría pasar y significaría que todas nuestras tomas almacenadas en el ordenador se han perdido.
Mayor grado de detalle
No nos referimos necesariamente a la nitidez convencional, ya que vía software se puede aumentar la nitidez de una imagen y, por otro lado, hay pantallas, como las de los smartphone, con una nitidez difícilmente igualable. Sin embargo, imprimir una foto nos permite una mirada más profunda a sus detalles, y apreciar mejor elementos como el contraste, las tonalidades o las texturas.
Incluso, dependiendo del medio que elijamos para sacar la foto (papel, lienzo, metal, acrílico, etc.) podemos aportar a dar a la foto un aspecto particular que no tiene equivalente en el medio digital.
Mayor vinculación con las fotos
Reconozcámoslo, si miramos una foto impresa es casi seguro que pasemos más tiempo con ella que si la estuviésemos viendo en una pantalla. Es una experiencia distinta que nos transmite mucho más, invita a reflexionar sobre el contenido y matices de la foto y, por qué no, sobre cómo fue realizada (tanto si la hicimos nosotros —e intentamos recordarlo— como si la ha hecho otra persona).
Evidentemente, una buena foto lo será independientemente del formato, pero los dispositivos móviles y las redes sociales están asociados a períodos cortos de atención y esto también se aplica a la visualización de fotografías (por muy buenas que sean). Sin embargo, la foto impresa es diferente y se asocia a una visualización más pausada.
El control creativo definitivo
Todos sabemos que una foto digital puede llegar a verse de forma muy distinta dependiendo del medio. Incluso aunque tengamos experiencia con la calibración de nuestro monitor y hayamos logrado que represente los colores de la forma más real, eso no significa que todos los demás lo estén.
Las pantallas en las que se podrían ver nuestras imágenes tienen cada una su propia configuración lo que hará que el aspecto de nuestra foto variará de una a otra. Sin embargo, esto no ocurrirá si mostramos nuestras fotos en papel, ya que al imprimir eliminamos todas esas variables y obtenemos una imagen final única y (teóricamente) perfecta que todos verán de la misma manera.
¿Necesitas más razones para imprimir tus fotos? Pues considera que las copias ya no son tan caras como antes, que las impresoras domésticas han mejorado mucho (y bajado de precio) y, finalmente, que plantearte tener copias en papel de tus mejores tomas puede ser una buena excusa para ponerte a editarlas ¿No te parece?
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