Hacerle una foto a alguien y conseguir un buen retrato son dos cosas bastante diferentes. Y muchas veces lo son porque incurrimos en errores relativamente fáciles de evitar si somos conscientes de ello. Por eso, hemos elaborado esta pequeña guía de las equivocaciones más comunes que cometemos al abordar un retrato fotográfico.
Dirigido fundamentalmente a quien comience en esta disciplina, entre los siguientes consejos no vamos a incluir nada sobre cómo configurar la cámara para conseguir buenos retratos, pues eso ya lo tratamos hace poco, pero sí de muchas otras cosas que pueden influir en que el resultado de nuestras tomas no sea el esperado (y que pueden complementar a estas otras que os ofrecimos hace tiempo).
Y es que, para hacer buenos retratos, hay que concentrarse en algo más que la configuración de su cámara y fijarse en muchas otras cuestiones que vamos a tratar de abordar, empezando por lo más básico y acabando con algo más avanzado.
Elegir una mala composición
Casi lo peor que puedes hacer al realizar un retrato es no cuidar la composición de tu imagen. Algo muy básico pero que resulta determinante si no se hace bien. Porque, qué duda cabe, que un retrato con demasiado espacio por encima de la cabeza (o a los lados) es la manera más sencilla y rápida de estropearlo.
Así, que por norma general, debemos evitar zonas con vacíos excesivos en los retratos. Sólo si estas zonas contienen alguna información significativa sobre una persona los respetaremos; Pero si no, hay que tender a suprimirlo. Por esta misma razón, el formato más adecuado para los retratos es el vertical.
No tener cuidado con el fondo
En muchas ocasiones hemos hablado de la importancia de cuidar los fondos para obtener buenos resultados, pero es algo en lo que hay que incidir por su especial importancia en los retratos.
Como norma principal podemos decir que sobre todo hay que huir de situaciones en las que haya demasiados elementos detrás del sujeto, ya que fácilmente pueden desviar la atención de lo crucial. Se puede recurrir al desenfoque pero, aún así, es mejor tener mucho cuidado con el lugar dónde coloquemos al modelo, buscando fondos que no distraigan o, por el contrario, que puedan aportar valor al retrato.
No acertar con el enfoque
Si un fondo puede distraer de lo fundamental, qué decir de un retrato desenfocado o que no tenga el foco en el lugar adecuado. Sin duda el tema del enfoque también es crucial por lo cual hay que saber, aunque seguramente ya lo habrás oído decir, que el punto clave en un retrato son los ojos, y por tanto el lugar donde se debe enfocar.
Por cierto que para conseguir un enfoque correcto es recomendable hacerlo en modo manual (los AF pueden ser engañados con cierta facilidad) y tener cuidado con la profundidad de campo. La tentación de conseguir una foto con el fondo totalmente desenfocado puede ser grande, pero hay que tener mucho ojo con que el desenfoque no afecte a la parte más importante de la imagen.
Disparar a una velocidad incorrecta
Es un hecho que la gente se mueve, y aunque puede parecer una obviedad es algo a tener muy en cuenta cuando estamos haciendo una foto a una persona. Así, es importante elegir una velocidad de obturación lo suficientemente rápida como para congelar un posible movimiento del sujeto.
Y es que incluso un ligero movimiento de cabeza puede resultar en una foto borrosa si estamos usando una velocidad de obturación demasiado lenta. Así, lo recomendable es emplear una velocidad de al menos 1 /125 seg, aunque siempre dependerá de las condiciones en las que estemos haciendo la foto y las posibles fuentes de iluminación que dispongamos.
No fijarse en la luz
Al hilo de lo anterior, no podemos olvidarnos de la importancia que cobra la iluminación en cualquier fotografía, pero de manera muy especial en los retratos. Y no ya por obtener una fotografía correctamente expuesta o, como decíamos antes, que no resulte trepidada por una baja velocidad, sino con fines creativos.
Porque una iluminación suave y de bajo contraste puede ser el mejor aliado para realizar un retrato dulce y romántico, mientras que una fuerte y de alto contraste aportará unos rasgos de caracterización muy especiales para la imagen resultante. Así, antes de ponerse a disparar uno alegremente hay que fijarse en la luz disponible y/o modificarla.
Elegir un mal momento
Conseguir capturar la expresión adecuada de un sujeto es algo que sin duda tu modelo agradecerá (o te reprobará si ocurre lo contrario). Por eso, es importante ser cuidadosos a la hora de hacer la foto y elegir el momento adecuado para disparar.
Es crucial dedicar el tiempo suficiente a observar el rostro de la persona en cuestión para tratar de adivinar cuál es el momento adecuado para presionar el botón del obturador. Por ejemplo, si estás fotografiando a alguien que parpadea mucho, necesitas intentar “sincronizarte” con sus parpadeos; O si hay mucho aire en el lugar, hay que evitar que el pelo tape el rostro del fotografiado.
Hacer pocas fotos... o demasiadas
Cuando uno es principiante puede tender a pensar que hay que hacer muchas fotos para luego tener donde elegir pero lo cierto es que esto puede ser tan malo como no hacer suficientes fotos. Si te quedas corto no tendrás muchas opciones para elegir en el posterior cribado de instantáneas; si te pasas es posible que te vuelvas loco viendo imágenes y no sepas con cuál quedarte.
Lo mejor es intentar encontrar un equilibrio entre una cosa y otra, teniendo en cuenta además la paciencia del retratado (está claro que no es lo mismo un bebé que un adulto). Lo fundamental es intentar capturar un amplio rango de expresiones distintas, por lo cual más que abusar del modo ráfaga, con el que obtendremos un montón de fotos casi idénticas, lo mejor es hacer bastantes tomas pero buscando una cierta variedad en sus gestos.
No ser capaz de conectar
Quizá para conseguir un buen retrato la clave más importante está en ser capaz de “conectar” con la persona fotografiada. Es decir, conseguir que se sienta cómoda (lo que no suele ser fácil ante una cámara) y confiada y que se relaje lo suficiente como para que sus expresiones resulten naturales.
Por eso, hay que crear un buen ambiente y establecer una relación positiva con el sujeto, incluso aunque sólo tengamos unos minutos. Para ello, lo mejor es iniciar una conversación relajada con la que conseguir que el sujeto no esté tenso delante de la cámara y muestre su mejor cara. Por cierto, cuidado con preocuparse demasiado por la cámara o el equipo en general y dedicar poco tiempo al retratado (y también ojo con no ser capaz de dar las directrices adecuadas al modelo en cuestión).
Tener prisa
Ya lo hemos adelantado pero conviene recalcarlo porque es algo muy importante. Las prisas no son buenas consejeras para casi nada y este caso no es la excepción. Hacer las fotos de una manera calmada y segura mejorará tanto los resultados como la experiencia de ambas parte involucradas en la toma.
Por eso, y siempre que sea posible, es importante concentrarse bien en lo que hagamos, asegurarnos de que estamos obteniendo lo que esperábamos y que estamos satisfechos con las imágenes. No se trata de una carrera así que mejor hacer las cosas despacio para que salgan bien.
En resumen, lograr un buen retrato requiere de conocimientos y práctica, combinación que debería hacernos ser capaces de evitar estos errores que hemos comentado. ¿Qué os han parecido? Como siempre, agradecemos vuestra aportación a través de los comentarios.
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