¿Pueden cambiar las malas personas? Quizás esta sea la pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez.Tal vez hayamos conocido a personas que repiten patrones de conducta cargados de negatividad hacia los demás, que los convierten en sus víctimas. Esas personas son incapaces de razonar.
Son individuos que están convencidos de que siempre tienen la razón y seguras de que siempre existe un culpable responsable de sus faltas o errores. Personas que te rodean consecutivamente con su sarcasmo e insolencia, o te dejan atónito con sus groserías pero no admiten ni una broma.
¿Pueden cambiar las malas personas o siempre permanecen así?
Pero, ¿pueden cambiar las malas personas? Personas que actúan con malicia y mezquindad mientras envidian sin disimulo los éxitos ajenos. Amargados que buscan entrar con su hostilidad en nuestras vidas, para confirmar su visión negativa y pesimista del mundo? Su negatividad y sus modos son responsables de sus respuestas emocionales. Por lo tanto, es un circuito que se retroalimenta.
De esta manera, se comportan muy mal con los demás y el rechazo u hostilidad que generan en los demás es utilizado por estas personas como un hecho confirmatorio de que todos le rechazan y son, a su vez, despreciables. Por desgracia, parece que señalar desde fuera este hecho, así como el comportamiento negativo de estas personas, no parece surtir mucho efecto. Así pues, más bien parece que son ellos los que tienen que darse cuenta de que cosechan lo que siembran. Este proceso puede tardar desde años hasta toda una vida.
Ahora sí, ¿pueden cambiar las malas personas o siempre permanecen así? Pues depende del caso, del momento y del lugar. Sabiendo que son renuentes al cambio y que no aceptarán que otros se lo hagan ver desde fuera. Sabiendo que operan bajo distorsiones cognitivas y sesgos confirmatorios, el cambio es posible, pero no probable. No probable, al menos, a corto y medio plazo.
“El mal es vulgar y siempre humano, y duerme en nuestra cama y come en nuestra mesa”
-W. H. Auden-
Identificar a las malas personas
Todos en alguna ocasión incurrimos en una grosería ocasional
Pero lo cierto es que algunas acciones cotidianas nos pueden ayudar a identificar a estas personas tan desagradables. Son personas que realizan actos y tienen actitudes como insultos, contacto físico no solicitado, amenazas, intimidación verbal o no.
“El mundo no está amenazado por las malas personas, sino por aquellos que permiten la maldad”
-Albert Einstein-
Son personas que suelen avergonzar públicamente, anular a las personas como si fueran invisibles. Personas que hacen interrupciones groseras, que utilizan el sarcasmo para herir y que buscan humillar a sus víctimas mediante todos los medios posibles, redes sociales incluidas.
Cómo actuar ante las malas personas
Las malas personas no son capaces de razonar porque la rabia, la ira, y sus modales son conceptos con los que interpretan el privilegio de vivir. Ante ellos, la única solución es evitarlos y mantener la calma. En caso de no poder llevar a cabo la difícil tarea de conservar la paciencia, lo mejor es alejarse de ellos, dejando la distancia más efectiva posible.
“Al hombre perverso se le conoce en un sólo día; para conocer al hombre justo hace falta más tiempo”
-Sófocles-
Si no podemos alejarnos, la duda es si deberíamos ser amables con esos personajes no tan infrecuentes en nuestro día a día. Los científicos dicen que cuando desarrollamos modales de cortesía y urbanidad, las personas que intercambian dichos modales terminan beneficiándose mutuamente.
Es un efecto conocido como “éxtasis de la persona que ayuda”, en el que aplicando nuestras de educación, se activan un gran número de hormonas y neurotransmisores beneficiosos para nuestra salud. Muchos estudios confirman que personas amables y compasivas tienen una vida más saludable y prolongada y exitosa que las malas personas.
Practicar la indiferencia contra la maldad
Convertirse en víctimas de las malas personas puede generar altas dosis de estrés
“Nadie sabe lo que hace mientras actúa correctamente, pero de lo que está mal uno siempre es consciente”
-Goethe-
Para no ser una víctima, desarrollemos el arte de la indiferencia, limitemos el tiempo de exposición al contacto con ellos y, si la seguridad de nuestra mente nos parece frágil, alejémonos definitivamente. En estos casos, de nada sirve tampoco intentar actuar contra ellos, vengarse de alguna manera. Son personas resentidas, negativas que ya tienen su castigo: vivir con ellas mismas.
En conclusión, ante la pregunta: “¿pueden cambiar las malas personas?“, hemos visto que es complejo. Además, no debemos abusar de la idea de que el cambio se les puede imponer desde afuera. (Vera, J. M., 2011) Por lo tanto, es importante que no nos dejemos que las malas personas nos afecten. También, que aprendamos a convivir con ellas sin vernos amenazados por su negatividad. En ocasiones es difícil y la única solución es alejarnos de ellas. Pero, si esta posibilidad no existe, la indiferencia puede ser uno de nuestros grandes aliados.
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