Vivimos en una sociedad muy exigente en la que la búsqueda por los resultados se convierte en una obsesión frecuente al sentir que la presión externa por el éxito social puede pesar de forma notable a nivel interno. Obsesionarnos con el éxito solo conduce a no disfrutar de las metas alcanzadas y a dramatizar los fracasos. Ya que el fracaso es inevitable y forma parte de la vida. Cada vez que tomamos una decisión, incluso en las decisiones más superficiales, asumimos ciertos riesgos puesto que el factor de lo imprevisible forma parte de la existencia.
Nos sentimos incómodos con el fracaso cuando en realidad, lo que realmente resulta una forma de derrota es no intentar muchos sueños por vivir pegado a certezas absolutas que no existen.
Vamos analizar algunos motivos utiles que nos van a ayudar a sacarle lo positivo al fracaso y utilizarlo a nuestro favor.
Las experiencias difíciles también ayudan a fortalecer la empatía a través de la que una persona se pone en el lugar del otro. A través de experiencias personales que hemos vivido y que han supuesto algún tipo de dificultad para nosotros podemos comprender mejor las situaciones de dolor del otro. Los fracasos nos enseñan que existen situaciones de la vida que duelen en la práctica y que deseos y realidad no siempre se dan la mano como en un espejo. Sin embargo, para ser felices siempre tenemos que abrir los ojos para vivir en el marco de la realidad.
" El fracaso inspira a los ganadores y derrota a los perdedores,a los ganadores las perdidas los alientan a los perdedores las perdidas los derrotan"
Fuente: 6 claves para superar un fracaso
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